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1 de Febrero de 2016 - Cultura
La Rioja-Pujllay, pintoresco personaje que acompaña la tradición de la chaya
Acompaña las celebraciones en las que los riojanos cantan y bailan arrojándose agua, harina y albahaca, en pleno febrero. En esos días de algarabía, el pujllay se convierte en el personaje principal y los profesores de los talleres de Libre Expresión Artística, son los responsables de encarnarlo en un muñeco andrajoso de aspecto humano que cada año revive durante el carnaval.
“Andrajoso y mal vestido, en febrero, el pujllay nos alegra con su simpatía y aspecto”, expresó la licenciada en Folclore y directora de los talleres de Libre Expresión Artística, Nicolasa “Pelusa” Díaz.
EL INDEPENDIENTE arribó días atrás a “La Choza”, como le llama Pelusa cariñosamente, un antiguo edificio situado en el barrio Hospital, donde todos los años los profesores de las distintas disciplinas artísticas se reúnen para confeccionar los muñecos pujllay, que acompañarán el desarrollo de las actividades del “Febrero Chayero”.
Según comentó la directora, “la confección de los pujllay viene desde hace 13 años, yo, como defensora de la cultura popular, decidí sumar a los eventos la figura principal del muñeco que nos representaría como riojanos y se encontraría desde el primero de febrero en cada punto de la Capital”.
“El objetivo principal era rescatar nuestras tradiciones y que se mantenga vigente la Chaya, esa fiesta pagana que nos reúne con los seres queridos, que tal vez hace mucho tiempo no vemos, para festejar en familia y con harina y albahaca tapar las penas”, dijo.
Pelusa recordó que en los primeros años se elaboraban pocos muñecos que estaban presentes en los diferentes eventos que se realizaban, como chayas y topamientos, que marcaban el inicio del “Febrero Chayero”.
“Actualmente los muñecos se colocan en hoteles, plazas, comercios e instituciones, en algunos sitios tienen una colección de pujllay de cada año, la gente también nos lo piden para llevarlo a otras ciudades o países, por ejemplo una señora de México se llevó uno y me envió una foto donde se lo ve sentado en el sillón del living de su casa y esa es la idea, difundir nuestras tradiciones”, agregó la profesora.
De elementos reciclados
De acuerdo a lo narrado por Pelusa, con el paso de los años la confección de los pujllay fue perfeccionándose.
“Los primeros muñecos eran muy andrajosos y llevaban poco relleno, con medias, sombreros y zapatillas viejas y las caras no se parecían al rostro humano; en cambio, los actuales poseen muchos detalles faciales, yo, incluso, les digo a los chicos que los elaboran, que cada uno de los rostros de los pujllay, representan el estado de ánimo que tienen mientras están trabajando”, explicó.
La característica principal de estos personajes es que están realizados de elementos reciclados como cartón, botellas de plástico, palos de escoba y ropa en desuso.
“Nuestro shopping es el basurero, ahí recolectamos los diferentes elementos para las manualidades, este año debimos realizar un poco más de cien muñecos, cuando en ediciones anteriores confeccionamos alrededor de 400, porque la semana pasada el municipio nos entregó los hilos, las pinturas y las pistolitas para pegar, de ahí el resto del material es donado por la gente y a cambio les otorgamos un pujllay gratis”, detalló la directora.
Pelusa, además, enfatizó en el hecho de que todos los elementos utilizados están pensados para que el agua corra y el muñeco pueda durar más tiempo a la intemperie.
“La tarea inicia con la separación de botellas y cartones, también hacemos bolitas de hojas de revista y diarios para el relleno del cuerpo, luego inflamos globos y con engrudo les pegamos tres capas de papel de diario y les moldeamos las pestañas, los ojos, la nariz y la boca, una vez seco, se lo pinta y coloca un palo de escoba y una botella con alambre y cinta para que la cabeza quede firme”, comentó.
Por su parte, las manos son guantes de látex pintados y rellenados con diarios, goma espuma o algodón; el torso y las piernas también tienen papel; las medias son de trapos viejos y a las alpargatas las confeccionan con cartón y friselina que además se emplea para el cabello.
“El pujllay lleva como accesorios un sombrero, una caja chayera de cartapesta pintada y un pañuelo de friselina; no sólo representamos a hombres, sino también a mujeres con polleras y cabellos de lana trenzados”, especificó la directora de los talleres.
Engalanando la ciudad
Para finalizar, Pelusa destacó que “estamos hace dos semanas trabajando de lunes a lunes, tenemos grupos en diferentes horarios que están formados por los profesores de los talleres Libres; además, cada año se van incorporando nuevas personas que realizan la tarea que más les gusta y en la que se sienten cómodos”.
“Por día se realizan 13 muñecos que se reparten la noche del 31 de enero, para que en la mañana siguiente la gente se alegre y deleite con estos pintorescos personajes”, concluyó.
Fuente: El Independiente
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