25 de Agosto de 2014 - Julian Dominguez
JDP-Candidatos, las dos caras de la gestión
Ser parte de un gobierno no sólo otorga poder a sus protagonistas… También suele darles ventajas electorales cuando la gestión transita por buenos niveles de aceptación popular. Sin embargo, cada problema que aparece también constituye, directa o indirectamente, algún tipo de desgaste o afectación de la imagen. Por eso, la misma gestión que permite muchas veces ser catapultado a la popularidad, también les coloca una espada de Damocles
Acaso el mejor ejemplo de esa ambigüedad sea Axel Kiciloff, quien entusiasma a los cristinistas como una referencia electoral tras el final del actual mandato. La épica batalla del gobierno contra los fondos buitres, representada en buena medida por Kiciloff, ponen al ministro de Economía en un sitial de alto conocimiento y una aceptable valoración social. A su vez, el mismo Kiciloff padece como nadie los problemas inocultables de la Argentina actual.
Otros, hasta aquí muy astutos, se las han ingeniado para capitalizar los efectos positivos y no ser alcanzados, de lleno, por las realidades más adversas, tales los casos de Daniel Scioli y Florencio Randazzo. Por eso ambos temen un agravamiento del actual situación económica y social. El gobernador ha conseguido gambetear los conflictos sindicales o de inseguridad en su distrito bajo la sutil idea de que en realidad se trata problemas nacionales. El ministro, por su lado, se ha parado sobre el histórico déficit de transporte en la Argentina para sacar pecho, con poco, de un esquema que aún sigue con enormes dificultades. Y eso le reditúa.
Todos bajo el inmenso paraguas del kirchnerismo, este fin de semana y con indiferencia de La Cámpora, salieron a mostrar aspiración presidencial Jorge Taiana y Agustín Rossi, dos referentes que buscan ponerse en la vidriera para luego recalar en postulaciones menores. Algo similar sucede con Julián Domínguez, un hombre que cuenta con simpatía de la Casa Rosada aunque mucho deberá trabajar en su conocimiento público. Todos, en menor o mayor medida, han gozado de las mieles y los cachetazos del poder.
De los aspirantes a otros cargos, Diego Bossio, Fernando Espinoza, Sergio Berni y hasta el propio Martin Insaurralde, también celebran o padecen en su visión electoralista las dos caras de la gestión. Tal vez el ex intendente de Lomas de Zamora cuente hoy con alguna ventaja, producto de la expectativa que produce su coqueteo con Sergio Massa. Pero cuando se decida empezará el verdadero juego con Darío Giustozzi o Felipe Solá, por un lado, o con Espinoza, Bossio y otros, por el otro.
En todos los casos la gestión conlleva, en términos electorales, ventajas y desventajas. De cada uno de ellos depende su supervivencia política y su continuidad en el poder.
Fuente: Diario Bae (Caba)