Es, en un giro casi caprichoso, una decisión totalmente opuesta al esquema que imperó en los últimos tres meses cuando el oficialismo selló recintos para impedir batallas con la oposición, aunque en ninguno de esos casos hubiera votación alguna en peligro. El Gobierno troca así en buenos augurios y batallas de epopeya lo que para cualquier país serían noticias desgraciadas. Todo para llegar a diciembre.

La diferencia en los tiempos la marcan tres hechos que el kirchnerismo festeja por el aire que cree le dan en medio de un mar de malas noticias en lo económico que la realidad le tiene preparado para el segundo semestre: la pelea en tono épico con los fondos buitre en Nueva York, la decisión de hacer bajar a Amado Boudou a presidir el Senado tras meses de jugar a las escondidas con la oposición y el renacer de las banderas en materia de derechos humanos que le dio al Gobierno la aparición del nieto de Estela de Carlotto.

Es con ese combustible, inclusive trocando la mala noticia de un default en bandera de batalla, que se alimentó la nueva estrategia kirchnerista de salir adelante y mostrar actividad. Sólo restó que un par de encuestadores le acercaran buenos números a la Casa Rosada. 

En lo que respecta al Congreso, saldrá a escena en Diputados, entonces, el proyecto para lanzar la nueva moratoria previsional que ya votó el Senado y en esa cámara arrancará el debate por las tres leyes que modifican el régimen y creen el fuero de defensa del consumidor.

Del resto el kirchnerismo prefiere no hablar y en algunos puntos la oposición con sus errores de estrategia parece ayudarlo.

En materia de la deuda y el futuro del default y la pelea con los fondos buitre en el juzgado de Thomas Griesa, la política parece tener poco y nada que decir. Básicamente porque más allá de los fuegos artificiales del declaracionismo de cada bando, poco sabe diputados, senadores, muchos ministros y funcionarios, sobre lo que realmente está pasando en Nueva York con la marcha o no de las negociaciones entre privados y buitres.

La consigna para el kirchnerismo por ahora es ganar aire hasta diciembre, cuando el manual dice que cae la cláusula RUFO y la Argentina puede pagar la sentencia de Griesa a favor de los holdouts sin el fantasma de un juicio de los bonistas reestructurados.

Pocos en el kirchnerismo pueden afirmar tener idea de si a partir del 31 de diciembre esa realidad cambiará. Son muchos los convencidos en que el Gobierno, si no se cierra antes alguna negociación de buitres con privados para transferir los derechos de cobro de la mano de Paul Singer a la de banqueros más amigables y luego a algún empresario local, seguirá ofreciendo a los buitres el canje, tal como lo viene repitiendo Axel Kicillof .

Por eso la instrucción al Congreso es seguir adelante sin mostrar debilidad. Así, vuelve a la vida el proyecto que establece una nueva moratoria previsional. Se debatirá, primero, en un plenario de comisiones en Diputados al que Julián Domínguez y Juliana Di Tullio invitaron al titular de la ANSES, Diego Bossio. Y luego habrá un pedido de sesión especial para tratarlo en el recinto este mismo miércoles, sin trabas de la oposición que puedan complicar la aprobación.

Es la segunda etapa del "Plan de Inclusión Previsional" que ideó el Gobierno y que no se detiene en minucias como cuestiones de gasto público.

Así ingresarán al proceso de universalización del sistema previsional otros 473.814 nuevos jubilados que hasta ahora no podían hacerlo por el alto costo de poner al día sus aportes o directamente porque no los tenían. En medio de las malas noticias que aporta el crecimiento del gasto público la ley trae en su espalda un costo de $ 12.000 millones al año para financiar la moratoria.

El plenario de las comisiones de Previsión Social, a cargo de Juan Carlos Díaz Roig, y de Presupuesto y Hacienda que controla Roberto Feletti, arrancará mañana a las 16.

Una vez emitido el dictamen, habrá un clásico pedido para que en sesión especial se convierta en ley esta semana.

 

Fuente: Ambito Financiero (Caba)