El divertimiento del Mundial. Las complicaciones judiciales de Amado Boudou. El bloqueo de la mayoría kirchnerista a las iniciativas opositoras. Las oportunas misiones al exterior. Los motivos para la larga siesta que duerme el Congreso son variados. Pero lo cierto es que ninguna de las cámaras sesiona desde mayo y se encaminan a completar uno de los primeros semestres de menor producción legislativa desde que la reforma constitucional de 1994 adelantó dos meses la apertura de sesiones, fijándola para el 1ª de marzo. El Senado tuvo siete debates y los diputados apenas tres.

En la Cámara Alta, el kirchnerismo montó un operativo para preservar a Boudou de la embestida opositora ante el avance del caso Ciccone, que lo convirtió en el primer vicepresidente en ejercicio en ser citado a indagatoria por la Justicia. Postergó una semana la sesión prevista para el pasado miércoles, para que coincida con un viaje del vice a Centroamérica, por lo que el que pondrá la cara para recibir las protestas de la oposición será el presidente provisional, Gerardo Zamora, un radical K.

En tanto, Julián Domínguez se mueve más como un embajador sin cartera que como el presidente de la Cámara Baja. Intercala sus viajes al interior para instalarse en la lista de presidenciables del oficialismo con incursiones al exterior, al frente de generosas comitivas: armó la misión a Washington contra los “fondos buitre” y acaba de partir con otra delegación a Moscú a visitar el Parlamento ruso.

Las perspectivas para el resto del año no son mejores. En ambas cámaras prometen volver a sesionar la semana próxima, con el único objetivo de tratar proyectos que le interesan al Poder Ejecutivo. Y de inmediato retomarán la siesta hasta agosto, con la excusa de las vacaciones de invierno, que en el Parlamento suelen ser bastante más extensas de las que preve el calendario escolar.

El Senado no sesiona desde el 28 de mayo. Sin Boudou, recibirá el 2 de julio un nuevo informe de gestión del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. Y al día siguiente intentará aprobar una de las leyes más polémicas de este período: la limitación de de la responsabilidad civil del Estado. Es un proyecto de Cristina para dar protección especial a los funcionarios ante los daños que puedan generar por negligencia o falta de controles, como el caso de la tragedia ferroviaria de Once.

La Cámara Alta también tratará las sanciones a policías que protesten y la nueva moratoria provisionales, que mañana tendría dictamen de comisión. En Diputados, la agenda probable para el 3 de julio es más modesta: votarían la rebaja del IVA a los diarios y la aceptación del ingreso de Bolivia al MERCOSUR.

 

Fuente: Clarín (Caba)