7 de Marzo de 2014 - Julián Dominguez
JDP-#Hashtag: Argentino como el dulce de leche
Como el dulce de leche, Lionel Messi, Diego Armando Maradona o el Che Guevara, el papa Francisco se convirtió en una marca argentina alrededor del planeta.
Sus modos directos, porteños, tangueros, y su calidez calaron en quienes lo escucharon primero, y luego llamaron la atención de los líderes internacionales, no católicos, como el estadounidense Barack Obama de inmediato. A partir de allí, y de ser tapa de las revistas más prestigiosas del mundo, se desató el fenómeno Francisco.
En Buenos Aires, la primera en darse cuenta de la dimensión de tener un Papa argentino fue la Presidente Cristina Kirchner, quien pasó de la apatía total con el cardenal Jorge Bergoglio a la veneración del Santo Padre, encarnado por la misma persona.
En cuestión de horas, dejó fuera de juego la crítica inicial de los ultrakirchneristas. Basta recordar que la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, había dicho sobre su designación que "Bergoglio representa a la Iglesia que oscureció la historia del país". O la actitud del legislador Juan Cabandié, quien ordenó el retiro de su banca de la Legislatura porteña cuando el macrismo propuso celebrar el nombramiento del Sumo Pontífice. Un mes más tarde, Carlotto y Cabandié viajaron al Vaticano.
Con inteligencia política, el kirchnerismo decidió sacar provecho de tener un Papa argentino y con historia en la militancia peronista.
En plena campaña electoral, Cristina llevó a su entonces candidato a diputado, Martín Insaurralde, para sacarse una foto que se convirtió en afiche callejero más tarde. Y, en las banderas de las marchas oficialistas, ahora siempre hay una que retrata a la Presidente con el Sumo Pontífice. Ya es parte del folclore del PJ.
El fenómeno Francisco, que no ocurre desde la popularidad que supo ganarse en su momento Juan Pablo II, consolidó, en el Santo Padre, un rol de consejero y mediador velado en la dirigencia peronista nacional.
El Papa es, hoy, el Perón al que todos quieren ir a ver al Vaticano, en una suerte de Puerta de Hierro de estos tiempos.
Además de Cristina, por el Vaticano pasaron Daniel Scioli, Eduardo Duhalde, Antonio Caló, intendentes del conurbano como Alberto Descalzo, el ahora massista Darío Giustozzi, el vicegobernador Gabriel Mariotto, el también devenido en jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el titular de la Uocra, Gerardo Martínez.
La lista continuará, porque el Papa argentino está más cerca de Buenos Aires de lo que se cree. La semana próxima recibirá al vicepresidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, en representación de la Organización Internacional del Trabajo.
Todos los viajeros regresan a Buenos Aires con algún mensaje o visión de la Argentina del Santo Padre.
"Sigmund Freud decía, si no me equivoco, que en toda idealización hay una agresión. Pintar al Papa como si fuese una especie de Superman, una especie de estrella, me resulta ofensivo. El Papa es un hombre que ríe, llora, duerme tranquilo y tiene amigos como todos. Es una persona normal", aseguró Francisco esta semana en un reportaje con el diario italiano Corriere della Sera.
La dirigencia política ha encontrado, sin embargo, en el Papa, una voz a la que escuchar y respetar. "Un Papa argentino es de esos regalos que Dios nos hace pocas veces", dijo el titular de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, uno de los preferidos de Bergoglio desde que lo conoció hace décadas en los grupos juveniles católicos. El miércoles, el otro protegido de Francisco, el gobernador Daniel Scioli, lo mencionó como cierre de su discurso de apertura legislativa en la provincia: "Como dice nuestro Papa, el verdadero poder es el servicio".
El Papa argentino y peronista es protagonista activo de la política nacional, pero también conquistó en apenas un año a la opinión pública internacional, tanto como para ser uno de los candidatos al Premio Nobel de la Paz.
Como Messi o Maradona, Francisco ya hizo historia.Y es sinónimo de la Argentina en el mundo. Un Papa, marca nacional.
Marca nacional
* Con Francisco, el Gobierno cambió su postura frente a la Iglesia.
* La relación con CFK no es cálida, pero sí respetuosa.
* El Papa, argentino y peronista, protagoniza la política nacional.
* El Vaticano se convirtió hoy en una suerte de Puerta de Hierro.
Fuente: El Cronista