6 de Marzo de 2014 - Julián Dominguez
JDP-Tres claves de la crisis comunicacional K
Por Fernando G. Rodeles, Consultor en Comunicación estratégica política y corporativa
La derrota en las elecciones primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) marcó el inicio de la crisis en el kirchnerismo. A días de conocerse el resultado en Buenos Aires, se observaron al menos tres rasgos de crisis que aún continúan.
El primer signo fue la aparición de nuevos y viejos conflictos. Luego de la segunda derrota del kirchnerismo en territorio bonaerense (después de la caída de Néstor Kirchner ante de Narváez en 2009) se generaron disputas entre los referentes del espacio. A días de la derrota, el senador Aníbal Fernández y los diputados Carlos Kunkel y Juliana Di Tullio desautorizaron al primer candidato a diputado nacional, Martín Insaurralde, por su propuesta para bajar la imputabilidad a los 14 años. En un escenario de derrota exponer contradicciones entre integrantes del partido y la misma lista electoral, generó incertidumbre.
La segunda señal fue el surgimiento de enfrentamientos por la sucesión presidencial y las consecuentes tomas de posición por los candidatos. El senador Aníbal Fernández, los gobernadores de Entre Ríos, Sergio Urribarri; de Salta, Juan Urtubey, y el de Buenos Aires, Daniel Scioli; el ministro de Transporte, Florencio Randazzo, y el cuestionado jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, son algunos de los postulantes.
Con las diferentes tomas de posición, el Gobierno consolidó las divisiones y la falta de cohesión aumentando la imagen de debilitamiento. El ejemplo más claro tuvo como objetivo marcarle la cancha a Scioli. Los diputados Carlos Kunkel, Edgardo De Petri, Juliana Di Tullio y Julián Domínguez, el senador provincial Mario Ishi y el periodista Horacio Verbitsky, todos jugadores del kirchnerismo de paladar negro, señalaron que el ex Vicepresidente ?no los representa?. Sin embargo, Scioli contrarrestó con el respaldo del gobernador de San Juan, José Luis Gioja, la diputada Diana Conti, el ex embajador Jorge Yoma y varios intendentes.
El tercero ?y el más grave? fue la sensación de pérdida de liderazgo y poder. Los cambios de ministros y secretarios fueron el dato preponderante; sin embargo, el clima empeoró cuando trasladaron la comunicación del Gobierno al jefe de Gabinete. Aunque se intentó consolidar como único vocero a Capitanich, las contradicciones permanentes y los cruces entre funcionarios desgastaron su imagen sin poder consolidar un liderazgo. La máxima demostración fue la desautorización del Ministro de Economía, Axel Kicillof, al chaqueño y al titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos, Ricardo Echegaray, sobre una posible modificación en Bienes Personales.
El Gobierno podría haber evitado las contradicciones instaurando reuniones de Gabinete que le permitirían al Ejecutivo definir las líneas discursivas, los voceros y finalizar con los espacios de retaceos de información que acusó Capitanich hace un tiempo. Y, sobre todo, unificar la comunicación de Gobierno con las de los ministerios y referentes del espacio político.
Fuente: El Cronista