Considero que los usuarios del transporte, somos los más indicados para hablar, opinar y sugerir sobre las decisiones y el comportamiento, que ambos vienen teniendo desde hace años, desde su lugar de trabajo. 

Hace un tiempo importante, en el diario ‘EL INDEPENDIENTE’ observé una foto de concejales respetables, sentados en una de estas unidades y, comentaron al periodista, que andaban haciendo un recorrido en las líneas, para verificar la situación que presentaban los coches, como también la continuidad horaria de su servicio, en el extenso recorrido que estas cubren. 

 

¿CUÁL FUE EL RESULTADO?  

Nunca se supo. Quizás fue engañarnos, hacernos creer que se preocupaban por nosotros, ante las continuas quejas sobre el servicio. Ese paseo, sin duda, quedó plasmado en aquella foto y reportaje, como una buena intención, que no tuvo trascendencia en los hechos. 

La empresa, conocedora de la importancia que tiene para los habitantes, se manejó durante estos años de manera autoritaria. Eligió los lugares por donde hacer los recorridos y caminarlos de acuerdo a su conveniencia, sin interesarle la necesidad, “de lo más preciado”, que le permitía su permanencia y crecimiento que somos los ‘usuarios’, jugó con nuestro tiempo, paciencia y dinero, como en este último tiempo, que el boleto costaba pesos 2.90 nos cobraron pesos 3, sin sonrojarse. 

Nunca se preocuparon por darnos el vuelto, nosotros teníamos la obligación de llevarles las monedas, cuando no hay ni en los bancos. 

 

Y ¿LOS INSPECTORES?  

Estos si que merecen unos cuantos capítulos aparte. Me limitaré, en esta oportunidad, a comentar uno de sus tantos descorteses comportamientos. Cuando los empleados municipales reclamaban sus salarios y acamparon en frente de la Residencia de Gobernadores de nuestro departamento, la empresa se solidarizó, apostó allí colectivos varios y, por línea de recorrido, tenían una o dos unidades. Imaginarán el abarrotamiento de gente dentro de la misma y los choferes al mejor estilo Antonio Gasalla, gritaban… atrás, atrás, atrás y, se escuchaban respuestas de distintos coloridos a su absurda solicitud. 

Yo estaba parada frente a la puerta del colectivo, entre el inspector que estaba controlando y dando instrucciones (por mi estatura física, sin duda, me confundió con un niño) y el chofer, que me conocía, abría los ojos tan grandes, pues se daba cuenta que escuchaba las instrucciones que recibía: le dijo: “hacé como fulano, dá una buena frenada y los verás amontonarse ¡ja ja ja! Ahí intervine, dirigiéndome al chofer “no se te ocurra hacerle caso a éste, porque de la paliza… que te daremos los pasajeros, no creo tengas tiempo para llegar a salvarte”. Miré al cretino del inspector, el cual desapareció como rata. Y las peripecias que sufren discapacitados, ancianos y niños, hablaré después. 

 

Y ¿LOS CHOFERES?  

Un 90%, por su paciencia, por su oído, y en el afán de cuidar su fuente de trabajo, son dignos de respeto y reconocimiento, pues gracias a ellos, la empresa permanece en pie. 

Espero, se dignen hacer mea culpa y tengan seriedad en la resolución a tomar sobre el aumento del boleto. Recuerden la paupérrima situación de los coches, circuitos de recorrido y respeto por los horarios”. 

Garro, Ignacia Felicidad - DNI: 11.611.642  

 

Fuente: El Independiente