Lejos de pasar a la historia, los certificados precarios de ocupación son considerados una herramienta válida para facilitar el acceso a los servicios básicos a las familias asentadas en determinadas tomas de la ciudad y favorecer su la regularización.

El presidente del Instituto de Tierra y Vivienda, Jorge Paolinelli, reconoció a "DeBariloche" que "los certificados de ocupación son una estupidez que nos hacen hacer las empresas de servicio que le niegan la conexión a las personas asentadas en tierras ocupadas, violando tratados internacionales y obligaciones humanitarias".

El funcionario y abogado aclaró que "jamás alentamos los asentamientos pero no abandonamos a las personas" y que en su nuevo nuevo rol al frente del área de Tierra y Vivienda no descarta la extensión de los polémicos certificados como una herramienta para resolver situaciones acuciantes.

Durante el fin de semana algunos ocupantes de tierras en la intersección de ruta 40 Sur y Crucero General Belgrano -que impulsan su constitución como barrio- se quejaron porque que la CEB les reclama esos certificados para autorizar su conexión a la red eléctrica y el Instituto se los niega.

El reparto no sería indiscriminado como ocurrió en 2008 cuando la Dirección municipal de Tierra, conducida también por Paolinelli, otorgó más 600 certificados de ocupación, en su mayoría a personas y familias asentadas en lo que entonces era la toma Nahuel Hue, hoy convertida en barrio, para que pudieran consolidar su situación.

El funcionario defendió la creación de ese instrumento para asistir desde el Estado a los ocupantes cuya necesidad de vivienda los empuja a vivir bajo condiciones "infrahumanas" en tomas donde no pueden acceder a los servicios por la intransigencia de las prestadoras.

"La empresas quieren los certificados de ocupación para lavarse las manos y el municipio tiene que salir a dar la cara, tenemos que seguir haciéndolos porque siguen jorobando" sostuvo.

No obstante enfatizó que nunca apoyó la ocupación como metodología y que "todo asentamiento es un retroceso en el desarrollo de políticas de tierra, es un retroceso enorme porque las personas viven en condiciones infrahumanas".

 

Fuente: Diario Río Negro