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2 de Julio de 2013 - Accesibilidad

Tucumán-El premio más grande fue ver sonreír a sus compañeros discapacit

Un grupo de alumnos secundarios ganó un concurso social con el proyecto "Plaza de todos y para todos". Integración y vandalismo.

Y de repente llegó alguien a proponerles que pararan la pelota por un rato y que se sentaran a soñar con un proyecto social. A ellos la idea de hacer una plaza integradora les cayó sola, con total naturalidad. Su obra estaría destinada a hacerles la vida un poquito más feliz a chicos con discapacidades, algo que, en definitiva, hicieron durante sus cinco años en el secundario. 
Estos alumnos del colegio Nueva América conviven con compañeros con diferentes dificultades motrices o mentales. Mientras desarrollaban su proyecto, se llevaron algunas sorpresas: al recabar datos para armar su "Plaza de todos y para todos", comprobaron que en nuestra ciudad hay sólo dos plazas con juegos adaptados para chicos discapacitados y sólo una en Yerba Buena. También se asombraron al ver que, de los 10 grupos de alumnos que competían con proyectos sociales en el concurso "Colegios que sueñan", ellos eran los únicos que habían pensado en los discapacitados. Entonces se convencieron aún más de su idea, la llevaron a cabo, y ganaron el primer premio. 
"Llegaron unos chicos del grupo Juventud que se Mueve, perteneciente al movimiento Schoenstatt, a proponernos concursar. Aceptamos en el acto y la idea surgió muy rápido. Al lado de nuestro colegio tenemos una plaza en la que estamos todo el tiempo, pero vimos que algunos compañeros discapacitados no podían disfrutarla. Entonces nos pusimos a investigar cómo adaptar los juegos para que puedan subir con una silla de ruedas; los diseñamos, convocamos a un herrero y juntamos plata para comprar los materiales", cuenta Agustín Rizo, uno de los cinco protagonistas de este sueño que empieza a tomar forma. 
Lo primero que instalaron fue una hamaca con rampa y sistema de seguridad para que puedan jugar chicos en sillas de ruedas. Lo hicieron el año pasado, cuando todavía cursaban el último año sus compañeros Ramiro Monasterio y Miguel Burgos. "Nos agradecían mucho, estaban contentos de poder disfrutar la plaza con nosotros", recuerda Agustín. 
Con la hamaca ganaron el concurso, pero fueron por más. En la misma plaza, perteneciente al barrio Las Américas y vecina de su colegio, sumaron dos sube y baja especiales y quieren que el proyecto se extienda a otros paseos de la ciudad. "Nos sorprendió que sean tan pocas las plazas integradoras: la Urquiza, la Belgrano y Las Rosas, de Yerba Buena. Y ahora la nuestra", enumera Facundo Veneziano. 
 
Lección de impotencia 
Con "Plaza de todos y para todos", los chicos del colegio Nueva América aprendieron a confeccionar un proyecto, a exprimir al máximo los recursos siempre escasos, y a salir a "vender" su idea para conseguir sponsors. Pero también aprendieron algunas cosas de nuestra sociedad y sintieron, quizás por primera vez en sus vidas, la impotencia. 
A los dos meses de haber instalado la primera hamaca adaptada, ya se había convertido en una colección de hierros inútiles. La habían roto los propios vecinos del barrio. "Todos los días teníamos que discutir con alguien porque se subían varios a la hamaca y la terminaron rompiendo. Cuando le explicábamos a la gente que era para chicos discapacitados, nos respondían cosas como '¿dónde ves un discapacitado aquí?'. Por supuesto que había gente que comprendía y dejaba de hacerlo, igualmente la hamaca duró poco lo mismo", lamenta Julián Toranzo. 
Pero la adversidad no los hizo recular en su proyecto y el viernes se pusieron manos a la obra para recuperar el juego dañado. El concurso ya está ganado, pero lo que los chicos más aprecian es la lección de convivencia que adquirieron con esta aventura, de la que sacaron reflexiones como la de Agustín: "porque, al final, nadie es diferente. O todos somos diferentes, no sé..."
 
Fuente: La Gaceta de Tucumán

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