13 de Mayo de 2013 - Política
La Rioja-Jugadas de fondo
La batalla política y electoral se comenzó a disputar en todos los terrenos, y quedó evidenciado con los últimos acontecimientos que denotan precisos movimientos, tendientes a asediar y desgastar fuerzas, para capitalizar esos errores y así poder traccionar votos, tanto en agosto como en octubre.
El oficialismo aparece en escena, dispuesto a aprovechar cualquier resquicio que dejen sus eventuales adversarios, así como también, desde la oposición se utilizan todos los argumentos para dejar mal parada la gestión de Gobierno. Queda para el análisis si este toma y daca, es de interés para la ciudadanía o si reditúa dividendos en materia electoral.
Luego de protagonizar encumbradas reuniones de análisis general y particular, los intendentes de los 16 departamentos que responden al bederismo, se encargaron de ratificar públicamente su alineamiento con el Gobernador y la calma aparente volvió a reinar, a la espera de un guiño político hacia alguno de ellos para integrar la lista de diputaciones nacionales.
Si bien hay quienes ya expresaron su intención de postularse, todas las fichas están puestas en el viejo caudillo chileciteño, Lázaro Fonzalida, que por ahora deshoja la margarita. La cercanía con Beder y su poder de convencimiento estaría cerca de dar su fruto para que el “Nene” dé el sí…
Mientras todo parece encarrillarse en el interior, en Capital las aguas bajan turbias y cada día Ricardo Quintela siente la llegada del ocaso, por los constantes desplantes y desaciertos que minan de a poco su alicaída gestión de gobierno, con el concerniente pase de facturas político, que lo lleva a cometer errores antes impensados.
El exitismo evidenciado por el municipio capitalino tras un pedido de la Corte Suprema, para que el Tribunal Superior de Justicia riojano envíe los antecedentes de la presentación que reclama por una ley de coparticipación municipal, se vio inmediatamente opacado por dos acontecimientos que hicieron mella en las bases quintelistas.
Uno de ellos fue el anuncio del Gobierno provincial de aumentar los haberes de los cuestionados PIL municipales (a expensas de un ex aliado Q) y el otro, fue el fallido intento por sesionar en el Concejo Deliberante capitalino, tras más de dos meses de inactividad.
La sorpresiva decisión de Beder Herrera de hacerse cargo de un aumento destinado a casi dos mil beneficiarios de un programa municipal, movió el tablero comunal que no tuvo reacción, más que admitir que era “una buena noticia” anticipada por EL INDEPENDIENTE. Vale decir que el pago de estos programas y el consiguiente aumento en los haberes es obligación del Ejecutivo municipal, que firmó convenio particular con el Ministerio de Trabajo de la Nación.
Son los mismos planes que durante meses no recibieron los aportes correspondientes, a pesar que se les practicaban los descuentos. Es decir que vienen siendo víctimas del maltrato municipal desde hace tiempo, sumado a que no son considerados para los aumentos y termina siendo el Estado provincial quien debe acudir.
El logro para los PIL tuvo como intermediario al secretario general del SOEM, Carlos del Giorno, que a su vez es concejal por el sector quintelista y que durante mucho tiempo fue funcional a los intereses del intendente desde ese bastión gremial. Sin embargo, los últimos tiempos lo encontraron distanciado del Palacio Ramírez de Velazco por la falta de respaldo a las últimas protestas organizadas por el sindicato.
Del Giorno fue criticado por ese grado de connivencia que existía con Quintela que le impidió durante mucho tiempo conseguir réditos para sus representados. Esto habría sido determinante a la hora de buscar un acercamiento dialoguista con el Gobierno provincial, que ya comenzó a dar frutos, pues el aumento de 200 pesos a los PIL fue el primer gesto. El claro mensaje fue que con presiones muy poco se logrará y por el contrario, a través de la concertación se avanzará. La reunión de la conducción del SOEM con el ministro de Hacienda, Ricardo Guerra, abrió las puertas a futuras negociaciones que puedan mejorar la situación de los municipales, en la medida de las posibilidades de la provincia, algo que Del Giorno parece haber entendido y desde ese lugar se desenvolverá. La furia Q contra el gremialista no tendría techo.
Capítulo aparte para el Concejo Deliberante capitalino, que fue escenario del primer fracaso por falta de quórum en la era quintelista. El viceintendente Armando Molina es quien no puede conseguir que se reactive la labor en el recinto, producto de una doble maniobra que intentó generar el caos con un reclamo de empleados deliberativos, con escaso sustento.
A nadie escapa que esa quincena de empleados, que provocaron molestos cortes de calles céntricas, estaban motorizados desde el propio municipio. Molina avalaba públicamente un reclamo salarial orientado a la provincia, cuando los manifestantes dependen de la comuna. Para dar muestras de su manejo a piacere, el viceintendente convocó a una sesión donde se tratarían varios temas sobre tablas. Se sospechaba que en el medio se intentaría dictar una resolución avalando el planteo de los trabajadores.
La estrategia se desmoronó cuando sólo consiguió sentar a cuatro concejales propios y un radical cercano al sector. La falta de quórum obligó al levantamiento de la sesión y de allí surgieron las especulaciones sobre la ausencia del resto. La conformación de un bloque bederista de cuatro ediles, más un aliado como Enrique “Picana” Rodríguez y otros que no comulgan con el quintelismo, fue clave para dejar en off side a Molina y Cía.
Lo grave de todo esto, es que la comunidad sigue teniendo un órgano inactivo, que no trata las cuestiones trascendentales para la vida de los capitalinos y sólo legisla lo que se pide desde el Ejecutivo. Ojalá estas circunstancias sirvan para motivar a debates más fructíferos en una ciudad que no necesita de estas maniobras, sino del trabajo que redunde en beneficios para los habitantes.
Estos errores de gente muy cercana al intendente, incrementa el mal humor en sus filas, que ya no escatiman caer en la diatriba permanente y la falta de criterio, tanto en opiniones como vinculaciones. Si Ricardo Quintela todavía mantiene aspiraciones de candidatearse para alguno de los escaños provinciales o municipales, deberá definir una línea conductora a seguir.
Hoy por hoy critica el modelo nacional y pretende ayuda de la Nación, donde el único que lo atendía, Florencio Randazzo, ya no puede hacer demasiado, tras escuchar las declaraciones en TN, que fueron grabadas y pasadas en varios despachos de la Rosada. Sus coqueteos políticos no cesan y se muestra con Jorge Yoma, se reúne en secreto con Julio Martínez, pero recibe el aval de la ultrakirchnerista Teresita Luna.
Justamente, la senadora es quien esta semana trató de instalarse políticamente al poner de relevancia el perfil de Quintela, pero a su vez, criticando la pertenencia de Teresita Madera, la ministra mimada del bederismo. Los devaneos de estos sectores dan la clara pauta que desconocen cómo diagramar el armado electoral y tratan de sacar ventaja en el corto plazo, pero no trabajan por el futuro y mucho menos son consecuentes con su pasado.
OTRA VEZ LA VIOLENCIA
El departamento Famatina fue nuevamente ayer el epicentro para que la violencia gane las calles, por la intolerancia de grupos antimineros y políticos comandados por el intendente Ismael Bordagaray.
Una posible visita del Gobernador despertó la ira de estos sectores, que se arrogan el derecho de permitir el acceso de tal o cual persona al pueblo, dependiendo si coincide o no con sus ideas antimineras. El mandatario tenía previsto poner en funciones a las autoridades partidarias surgidas del consenso, pero las acciones desarrolladas por los activistas lo impidieron.
Bloqueos de caminos, atentados a vehículos y amenazas, culminaron ayer con un enfrentamiento con los asistentes al acto partidario, donde ninguna autoridad provincial pudo asistir, para evitar lo que los antimineros caratulan como “provocación”. El saldo de cinco detenidos fue el corolario de una nueva jornada para el olvido.
El grado de intolerancia es alarmante, mucho más si es avalado por la autoridad municipal y eclesiástica del departamento. Como muestra de ello, se conoció el contenido de una carta enviada por un docente al jefe de la comisaría de Famatina, donde se advertía que “podía correr sangre” si el Gobernador intentaba llegar.
Para la reflexión cabe preguntarse hasta dónde llegarán estos modos de actuar, donde no existen garantías de circular, de opinar y mucho menos de disentir.
Fuente: El Independiente