29 de Abril de 2013 - Pobreza
La Rioja-"En La Rioja no hay indigencia"
Por Raúl Galván
Causa indignación la reciente afirmación del Gobierno nacional, a través del INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos), de que "En La Rioja no hay indigencia". El país, de esa forma, ha sido notificado a través de una profusa propaganda de que los riojanos vivimos, al menos, en el primer mundo: un mundo ideal, moderno, de altas clases sociales, donde la pobreza es una categoría inexistente, de una sobrada moral pública, republicano, donde los gobernantes exhiben tranquilamente sus patrimonios, en fin, algo así como una Suiza nativa.
Ocultar la verdad es delito; ocultar parte de ella, la que impele y anima, es delito; ocultar lo que conviene a un gobierno y decir lo que no conviene, es delito.
Nuestra realidad social ha pasado a ser un mero detalle de estadística. ¡Hay que ser desvergonzado para sostener y publicar semejante desvarío! No ha de temerse la sinceridad; sólo es tremendo lo oculto. Esta es mi convicción, que como ciudadano tengo el deber de decir.
El aparato propagandístico del Gobierno a través de herramientas que sólo las usan los totalitarismos, quiere hacer creer al pueblo argentino que la indigencia, la falta de recursos, la pobreza, en La Rioja no existe. Como tampoco existe la inflación. Su ceguera quiere que sea la ceguera del pueblo argentino. La visión y la sensibilidad social del grupo gobernante es igual, o peor, que las que tienen las frías computadoras que vomitan cifras escalofriantes. Miden la pobreza con el parámetro de la riqueza de la Presidente y su corte de adulones. Cómo se toma el "trabajo" de hacer una teleconferencia con el Gobernador cree que conoce La Rioja y todos son ricos como ella. La tomaría del brazo y la haría recorrer cualquier barrio de nuestra ciudad. Que vea a nuestros niños.
Niños pobres: interminable caravana pequeña y pálida; caritas donde la vida ha labrado livideces prematuras; almas que se están forjando en el dolor; cuerpos débiles que tiritan bajo la injuria del harapo; pequeños pies descalzos, grandes ojos húmedos, futuros hombres y mujeres sin porvenir.
Cuando la prensa nacional le pregunta al intendente Ricardo Quintela qué opina sobre el informe del INDEC, responde: "es un pequeño error estadístico". ¡Qué descaradurez! Si es así, si no tiene indigentes, ¿por qué tantos miles de planes sociales, como los PIL, los PROCALA, que se han sido creados para mitigar la pobreza? ¿O es que se está malversando además de la verdad, los dineros públicos?.
Según la versión oficial en Argentina y en La Rioja, al no haber pobres todos somos ricos. Somos ricos como la Presidente, el Gobernador, el intendente y sus secuaces. Todos somos Báez. Todos somos López. Todos somos Kirchner. Tendría la honradez de rectificarme si me probaran alguno de ellos que han trabajado honradamente diez días en sus exitosas y fastuosas vidas.
Lo que ha dicho el INDEC es un agravio a nuestro pueblo. Porque oculta una verdad lacerante, la de la pobreza. Pobreza que es fruto de la responsabilidad histórica de la clase dirigente. Esto también hay que decirlo. Pero una cosa es ser pobre y otra decir que en el pueblo no hay indigencia para lucimiento propagandístico de un gobierno que se dice "revolucionario". Eso lo hacen los Castro en Cuba y los chavistas en Venezuela.
Señora Presidenta: permítame informarle que en mi Provincia hay indigencia, que la pobreza se va a incrementar por la desaparición del Parque Industrial; porque la inflación no se aguanta más; que los planes sociales se los utiliza para el clientelismo del partido de gobierno, y porque la corrupción está horadando los cimientos de la convivencia ciudadana y de una democracia que a algunos nos ha costado reconquistarla mucho más que a otros... y a "otras".
La independencia de los pueblos, finalmente, y su buen gobierno vienen sólo cuando sus habitantes deben su subsistencia a un trabajo que no está a merced de un regalador de puestos públicos, que se los quita como se los da, y que tiene siempre en susto, cuando no contra él armados en guerra, a los que viven de él. Esa gente es libre en el nombre; pero en lo interior, ya antes de morir está enteramente muerta. Y debieran los ricos, como los caballos de raza, tener donde todo el mundo pudiera verlo, el abolengo de su fortuna.
Fuente: El Independiente