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16 de Abril de 2013 - Arquitectura

Córdoba-Los pesares cotidianos de vivir en el Centro

Vecinos del área central piden intervención al municipio. Tránsito caótico, basura tirada, inseguridad y veredas rotas, entre otros. Video.

Vivir en el Centro de la ciudad de Córdoba tiene sus ventajas, pero también implica un sinnúmero de tormentos. Como espacio donde confluyen miles de personas que trabajan, estudian o pasean, es lógico que se produzcan problemas de distinta índole. Y sus consecuencias directas son padecidas, sobre todo, por quienes eligen la zona como lugar de residencia fija.
Miembros de la Asociación Civil de Vecinos, Usuarios y Consumidores del Centro, al igual que particulares, están preocupados por los inconvenientes habituales que sufren y por situaciones excepcionales que atentan contra la sana convivencia social.
Entre los dilemas “serios” resalta el del tránsito. Casi todas las calles están desbordadas de vehículos y las demoras son eternas. Hay que armarse de paciencia para circular por Alvear-Ituzaingó, Buenos Aires-Rivadavia, Corrientes-Duarte Quirós, Entre Ríos, Obispo Salguero, Paraná, Lima-Santa Rosa, San Jerónimo-27 de Abril, Rosario de Santa Fe y La Rioja, entre otras de trocha angosta.
La misma avenida Humberto Primero colapsa los días de semana. Ni hablar del caos que se produce en inmediaciones de los mercados Norte y Sud.
A la elevada cantidad de vehículos se suma el problema del estacionamiento de autos y motos en lugares prohibidos, incluso a la izquierda de la calzada o sobre sendas peatonales, que restan espacio para la circulación. Hay momentos del día en que es preferible ir a pie.
Un ejemplo es la cuadra de Duarte Quirós que se extiende desde Trejo hasta Vélez Sársfield. Allí se producen terribles embotellamientos. Los fines de semana es peor: todos estacionan alrededor del Monserrat.
Las faltas por mal estacionamiento se cuentan a montones. “Hasta policías del Cuerpo de Vigilancia Especial estacionan sobre mano izquierda en calle Independencia al 200, en infracción”, cuestionan los vecinos.
“La alta congestión vehicular produce estrés al conducir”, recalcan. Por eso, piden al municipio que desaliente el ingreso de autos, ordene la actividad de carga y descarga, y aliente más actividad de los inspectores.
Alta suciedad. Otra contrariedad planteada por los vecinos es la basura. Hay sectores demasiado sucios, siendo que el Centro es vidriera para el turismo.
Es normal encontrar bolsas, cartones y desperdicios acumulados. Los contenedores suelen estar repletos de residuos por abuso de comerciantes y vecinos. Encima, quienes hurgan en esos contenedores suelen desparramar residuos, que quedan horas o días tirados. Como muchos son alimentos en descomposición, horribles olores tornan irrespirable el aire.
Los vecinos solicitan a Cotreco que no descuide la higiene, en especial en el sector colindante a la Manzana Jesuítica. “Debería recoger la basura más seguido, hay muchos locales gastronómicos y hoteles que generan bastante”, expresaron.
Hay muchas veredas rotas ?y obstáculos en la vía pública: huecos, objetos punzantes, trozos de mampostería sueltos y baldosas flojas.
De noche, otro mundo. El incesante gentío que caracteriza a las calles aledañas al Mercado Norte durante el día se transforma en desolación durante la madrugada. Los vecinos están preocupados por “la droga que corre en la zona roja, la prostitución callejera y la inseguridad” que impera a la salida de los bailes.
Aseguran que crecieron los asaltos en las calles; el van­dalismo contra el mobiliario urbano, domicilios particulares y monumentos públicos; la violencia (agresiones a peatones, peleas entre barras); y la circula­ción de personas alcoholi­zadas o drogadas. “La Policía prácticamente no actúa o hace muy poco para frenar esta es­ca­lada de la inseguridad”, fustigan.
Comentan que hay problemas “de viernes a domingos, entre las 5 y las 7”, que atribuyen a la circulación de jóvenes “que salen de los boliches del ex-Abasto y bajan en malón a pie hacia el Centro”. En este ­crítico horario “se producen robos a la gente que se dirige a su trabajo a primera hora de la mañana y a la que espera el colectivo”. Afirman que tienen conductas sociales incivilizadas, como orinar o defecar en casas, comercios, galerías y accesos a edificios.
También se quejan de la plaga de palomas que afecta al casco chico, los grafitis que afean paredes y monumentos, los de­sa­gües pluviales de domicilios conectados a la red cloacal, los semáforos fuera de servicio, la actividad de carreros con sus caballos y los indigentes que duermen a la intemperie.
 
Dicen los vecinos
Carlos Muzzio. “Sufrimos una invasión de vehículos que no respetan las normas; queremos que se desaliente el ingreso de autos. Que haya limpieza, orden y mayor control”.
Alicia Sauthier. “Corren aguas servidas en muchas calles cercanas al Mercado Norte; por el declive que tienen, es normal ver líquidos cloacales en la Rincón y en la 12 de Octubre”.
Hugo Montechiari. “El sector de la Manzana Jesuítica es un desorden total, pese a ser turístico. Hay basura desparramada y vehículos estacionados en ambos lados”.

Fuente: La Voz del Interior

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