31 de Marzo de 2013 - Religión
Neuquén-Intendente camina a Chimpay para agradecerle a Ceferino
Andrés Peressini, de Plottier, prometió hacerlo si ganaba las elecciones. Recorrerá 200 kilómetros.
Viernes Santo, cuatro de la tarde. El vacío de noticias apremia. Casi una decena de llamadas infructuosas: nadie responde en un fin de semana largo. Hasta que la voz del intendente de Plottier, Andrés Peressini, aparece lejana al otro lado del teléfono, perdida entre los sonidos del viento, los motores y los bocinazos.
-Estoy llegando a Allen- dice.
-No lo quiero interrumpir, lo dejo manejar tranquilo-, responde el periodista.
-No voy en auto, voy caminando-, explica el jefe comunal.
-¿Caminando?-, pregunta con tono de incredulidad el cronista.
-Sí, voy a Chimpay a cumplir una promesa.
Peressini caminará en cuatro días los 200 kilómetros que separan su localidad de la cuna de Ceferino Namuncurá. Es que, comenta, le debe un favor al beato: “Tengo una estatua en el patio de mi casa y la noche anterior a las elecciones de 2011 le prometí que si ganaba iba a ir a verlo a pie”.
Tras la crisis
No pudo hacerlo durante el año pasado, apremiado por la crisis: el rojo financiero de la comuna imposibilitó el pago en término de salarios y los gremios impulsaron duras medidas de fuerza que paralizaron a la localidad. Un año más tarde, la ayuda provincial y la mejor recaudación permitieron acomodar los números y Semana Santa prestó el marco ideal para que Peressini pudiera cumplir la promesa de llegar a la cuna de Ceferino.
Vestido con ropa deportiva y con una pequeña mochila como único equipaje, el intendente salió de su casa ayer a las 9.30. Al cierre de esta edición se aprestaba a llegar a Roca para pasar la noche. Lo propio hará en Villa Regina y Chelforó hasta llegar a la cuna del beato.
“Esto es algo muy personal. Me permite afianzarme mentalmente, aferrarme a Dios y a Ceferino”, dice durante un pequeño recreo en la estación de servicio de Allen, adonde La Mañana lo fue a buscar para conversar con él.
Allí carga dos botellas de agua, se toma un analgésico y parte de nuevo, a la vera de la Ruta 22, al encuentro con Ceferino.
Pero el poder también es tirano: el miércoles, cuando arranquen los motores luego del 'veranito' de Semana Santa, deberá enfrentarse de nuevo a la realidad de la gestión. El primero de los desafíos será el reclamo de aumento salarial de los municipales, que esperan una respuesta del jefe comunal. Y no será el beato mapuche el encargado de afinar el lápiz.
Fuente: La Mañana de Neuquén