11 de Marzo de 2013 - Seguridad Vial

Bs. As.-Radares y fotomultas, para la inseguridad en el tránsito

La inminente instalación en La Plata de radares de velocidad y fotomultas en las avenidas de acceso y otras calles principales con el objeto anunciado de labrar y aplicar multas -muy onerosas, por cierto- a quienes transgredan los límites permitidos, origina desde luego expectativas, aunque desde ya correspondería advertir que la inseguridad vial no se combate exclusivamente con ese método y que son muchas otras las acciones -especialmente de naturaleza educativa- que debieran instrumentarse.

La Plata.- Como se sabe, desde la Comuna se aludió a un nuevo esquema de controles de velocidad mediante radar en avenidas y accesos al casco céntrico de la Ciudad, que la Municipalidad puso en marcha esta semana con una prueba piloto que se realizó en un tramo de diagonal 80.
Según se informó, los operativos -que se realizan junto a la Agencia Nacional de Seguridad Vial- comenzaron a desarrollarse el jueves pasado en diagonal 80, entre 1 y 120, una vía de tránsito vehicular desde y hacia la autopista La Plata-Buenos Aires.
Durante la semana próxima, según detallaron, se trabajará de lunes a jueves en otras avenidas de la Ciudad. La programación incluye en primera instancia el sector de diagonal 74 entre Parque Castelli y la avenida de circunvalación, se precisó desde la Comuna.
Hace dos años se aludió en esta columna a un pedido de informes presentado en esa época en el Senado provincial, donde se mencionaba el hecho de que se está incumpliendo con el mantenimiento de rutas y caminos, mientras que, justamente, en muchos de los tramos viales que se encuentran en mal estado, se han colocado radares. Estas y otras circunstancias permitirían deducir que el sistema de fotomultas se ha montado con una finalidad predominantemente recaudatoria.
También podría mencionarse el hecho de que muchas calles y caminos del distrito platense -para muestra, la diagonal 74- muestran la capa asfáltica rota o en pésimo estado, que menudean los lomos de burro sembrados al azar y con distintos grados de elevación, que existen cunetas profundas y peligrosas como, también, banquinas cubiertas por pastizales y falta total de alumbrado, por sólo mencionar algunas de las deficiencias más comunes.
Es en ese contexto, entonces, y en el determinado por la más porfiada indisciplina y falta de educación vial de los conductores -en situaciones en que la infracción se convierte en un mal aceptado y casi endémico, como podría ser el caso de los vidrios polarizados en más de la mitad de los vehículos, a pesar de la prohibición legal existente- que las autoridades debieran mensurar el funcionamiento de un sistema de fotomultas.
Es verdad que la presencia de radares y de cámaras no sólo facilita y amplía la posibilidad de identificar a los transgresores, sino que también resulta disuasiva y sirve para que la mayoría de los automovilistas reduzca la velocidad de sus vehículos o atine a cumplir con lo que ordenan los semáforos. Pero sería deseable, como se ha dicho, que el poder sancionatorio del Estado se vea puntualmente acompañado por todas las acciones que puedan y deban tomarse, para que las rutas y calles dejen de ser escenarios inseguros y muchas veces trágicos.

Fuente: El Día