La ministra del Superior Tribunal de Justicia, Lilia Novillo, dijo que la norma es un gran paso, pero la Policía "tendrá que poner toda su estructura para hacerla cumplir".
"Reaccionamos ante situaciones límites y si bien fue una respuesta rápida porque era una reacción lógica a lo que nos estaba pasando, me parece fantástico”, dijo Lilia Novillo, ministra del Superior Tribunal de Justicia sobre el decreto de necesidad y urgencia que firmó el Gobernador para prohibir los prostíbulos, que en menos de una semana logró convertirse en ley. El Diario dialogó con la funcionaria sobre la implementación de la norma, los posibles obstáculos a la hora de cumplirla y, a partir del cierre de los locales, cómo funcionará la prostitución en San Luis.
—¿Qué opinión tiene sobre la ley que prohíbe los prostíbulos?
—Estoy totalmente de acuerdo con el espíritu de la norma porque siempre se dice que la prostitución es vieja como los hombres, a lo mejor fue así en alguna época, pero hoy ya sabemos perfectamente que la prostitución es un negocio en el que las mujeres no eligen esa forma de vivir. La que cayó en eso, si es que no la secuestraron, ni siquiera la dejan movilizarse, son verdaderas esclavas. Además, la prohibición de la prostitución como negocio figura en una ley argentina del año 1936, que era la famosa ley de profilaxis y justamente lo que planteaba era no tomar la actividad como comercio, que ni siquiera es un negocio para las mujeres que se prostituyen.
—¿Qué pasará en San Luis con esta nueva ley?
—Es una ley con la que nadie va a estar en desacuerdo, pero va a ser de difícil implementación.
—¿Por qué?
—Porque la decisión política ya está, así lo estableció el Poder Ejecutivo y lo ratificó el Legislativo. Pero ¿cuál es el brazo ejecutor de esto? La Policía de la Provincia que tendrá que poner toda su estructura para cumplirlo. No hay que olvidarse que no la Policía, pero sí muchos agentes están acusados de ser socios de estos delitos. Yo confío plenamente porque creo que el jefe de la Policía es una persona muy honrada y cabal, pero va a tener que luchar aún dentro de su propia institución. Vamos a afectar muchos intereses y cuando eso pasa, siempre ponen peros y está la máquina de impedir para que no triunfe una política de esta naturaleza. Va a costar, pero hay que hacerlo y la Justicia tiene que estar atenta para que si alguien denuncia que hay uno abierto, actuar en el acto para clausurarlo.
—¿Cuál será el rol de la Justicia?
— Esperemos que haga lo que corresponde. Yo voy a poner todo el esfuerzo y estoy segura que el resto de los ministros del Superior Tribunal van a estar completamente de acuerdo conmigo. Tenemos que ser custodios del cumplimiento de la norma.
—¿El cierre de los prostíbulos no va a favorecer la prostitución en las calles?
—La prostitución en las calles ya la ejercen. Lo ves si pasás por la avenida Lafinur o la España. Eso sí que no lo vamos a erradicar nunca. No creo que se trasladen, sino ya lo hubieran hecho, como ya hay otras personas.
—¿Al cerrar las whiskerías, el negocio no se trasladará a departamentos privados?
—Las acciones privadas de los hombres están exentas de la autoridad de los magistrados. Pero hay que ver cómo avanzan porque si es así también hay que atacar. La ley no dice que se le llama prostíbulo a los que están sobre la ruta o en un determinado espacio sino donde se hace el negocio. Sea en un departamento privado, frente a la plaza o donde sea.
–¿La Justicia conocía el funcionamiento de estos negocios en San Luis?
—Tenemos conocimiento, por eso digo que no va a ser fácil. Pero no es un conocimiento exacto y cabal porque sino hubiera tenido el deber de denunciarlo. Se habilitaban como whiskerías, donde hay chicas como coperas, pero eso es mentira porque de ahí pasaban para adentro. Por eso, a pesar de la ley del año ’36 que dice que no pueden existir esos lugares, los disfrazaban.
—¿Y creé que con esta ley ya no van a enmascarar el negocio de la prostitución?
—Es un paso importante. A mí me gustaría saber cómo funciona en Córdoba, donde la ley tiene seis o diez meses porque siempre hay que mirar al que lo hizo antes para evitar los errores que tuvieron ellos. Pero tengo mucha confianza.
—¿La trata de personas es un delito de competencia federal o provincial?
—El delito de trata es de orden federal y para que se configure debe probarse el negocio y la esclavitud de la mujer. Pero con la ley ya es una cuestión provincial y no importa si es trata de personas o no. A nivel nacional, hicieron una reforma hace poco, en la que participó la señora Trimarco. La legislación ya estaba, pero la anterior establecía que si la mujer había consensuado el sexo que vendía no era trata. Y cómo podemos saber si lo aceptó si ni siquiera conocemos cómo llegó ahí. Ahora se modificó porque es delito, haya o no consenso.
—¿Recibieron alguna vez una denuncia por un caso puntual de trata de personas?
—Yo no, pero si sucedió debería haber ingresado por un juzgado de instrucción. No lo sé. Sí me impactó lo que dijo Débora (Di Falco) de lo que le pasaba que estaba en la casa de prostitución y no podía ver a su hija porque no la dejaban salir. Y ella no ganaba lo que había trabajado, sino que los dueños le pagaban un sueldo como si realmente fuera una mujer de su propiedad.
—¿Y otros casos de prostitución que hayan terminado en situaciones de violencia o crímenes?
—Sí, porque por empezar el ambiente es sórdido. Hubo peleas entre gente alcoholizada, muertes, de todo porque es un espacio donde salen a relucir las bajas pasiones y los aspectos negativos del ser humano.
— Como mujer ¿qué mirada tiene sobre el problema?
—Yo tengo una mirada que fue variando con los años porque, como decía mi abuela, cuando se acorta la mirada recién se comienza a ver. Cuando era joven yo pensaba que si querían prostituirse, lo hicieran, como que les echaba la culpa y que lo hacían porque querían. Después con el tiempo y con las cosas que fui aprendiendo de la vida, me di cuenta que no es tan así y hay mujeres que no tuvieron posibilidades y no tenemos que juzgarlas sino tratar de ayudarlas.
Fuente: La República
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