Es el único proyecto ambiental municipal del país que recibirá bonos de carbono, que certifica el Banco Mundial. Consiste, en esta etapa, en quemar el gas. A futuro se prevé generar electricidad y reducir los lixiviados.
Parece un sistema de venas y arterias, pero en color negro. Los caños se hunden en el suelo en sus extremos y del otro lado se unen a uno troncal, más ancho, que se dirige a un lugar donde la obra no está terminada. Es la red para recolectar el gas metano que se genera en las trincheras del vertedero San Javier II. El final del circuito será una antorcha donde se quemará el combustible y con ello se reducirán las emisiones contaminantes (el metano es uno de los seis gases de efecto invernadero).
Si todo sale como está planificado, el 20 de diciembre (un día antes o uno después) debería arrancar la planta, pero como algún detalle puede retrasarse, en la Municipalidad hablan de “antes de que finalice diciembre va a ser encendida y comenzará la quema”, dijo el secretario de Medio Ambiente, Darío Madile.
En camino
Hoy, el funcionario estará en Buenos Aires ya que llega el avión con la antorcha de la planta de biogás, que fue construida en Gainsville, Georgia (Estados Unidos), y que tiene certificación del Banco Mundial.
Este equipo incluye un sistema de monitoreo computarizado que mide la cantidad de metano quemado y el nivel de destrucción de las partículas de este gas, entre otros aspectos. La antorcha debió ser importada de EEUU ya que esta tecnología, en la Argentina, no fue desarrollada por el Invap ni por el Instituto Balseiro.
En etapas
La quema del gas metano es la primera etapa de la planta de biogás, explicó Madile. A partir de su puesta en funcionamiento, es posible -y está previsto- incorporarle una pequeña usina generadora de electricidad que se podrá utilizar para proyectos dentro del vertedero. Más adelante, también es posible incorporar un sistema para reducir los líquidos lixiviados. Pero todo esto aún está en carpeta.
La planta de biogás es un proyecto ambiental que la Municipalidad presentó en 2006 al Banco Mundial para recibir financiamiento a través de los bonos de carbono. Hubo varios retrasos hasta que se construyó la red de tuberías y la antorcha. Una vez que empiece la quema del metano y sea certificada por el Banco Mundial, la planta de biogás ingresará al circuito financiero mundial de los bonos verdes. Los inversionistas ya están y son alemanes. El dinero deberá utilizarse en proyectos sociales.
Fuente: El Tribuno
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