Bajo Grande, Villa Boedo e Inaudi tienen problemas serios de contaminación. Así lo determinó un estudio del Cequimap, de Ciencias Químicas de la UNC, encargado por el bloque de Riutort.
Un estudio del Centro de Química Aplicada (Cequimap), de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), reveló que las tres plantas depuradoras de líquidos cloacales que tiene esta ciudad muestran elevados indicadores de contaminación, con presencia de materia orgánica y fecal en aguas del Suquía, que superan los registros permitidos. Ello pone en serio riesgo la fauna de la zona y potencia los problemas de salud de los vecinos de la ciudad.
El muestreo fue tomado en las plantas de Bajo Grande, Villa Boedo e Inaudi con recipientes esterilizados que fueron, luego, refrigerados y trasladados a laboratorio. Los estudios fueron contratados por el bloque Eva Duarte, de la concejala Olga Riutort, a Cequimap, tras los insistentes pedidos de informes que esa bancada de la oposición realizó al municipio. Muchos de esos planteos fueron contestados, aunque los técnicos del olguismo insistieron en tomar sus propias muestras porque las respuestas oficiales –dijeron– “no eran completas”. Dos peritajes anteriores de la UNC también habían determinado que la planta de Bajo Grande tiene “altos índices de contaminación”.
Contaminación I. En estos nuevos estudios, más abarcativos al considerar las tres plantas, se evidenció un exceso en la cantidad de materia orgánica presente en el agua que sale de estos pozos de tratamiento. El indicador de la Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO), que es el parámetro que mide la cantidad de materia orgánica en los líquidos, dio resultados negativos. Lo permitido por las normas ambientales es de hasta 200 mg/l, pero en Bajo Grande llega a los 450; en Villa Boedo, a 380; y en Inaudi a, 280.
Joaquín Navarro, docente de la cátedra Problemática Ambiental de la UNC, explicó que a más contaminación con materia presente, menos oxígeno, lo que plantea un problema serio para los seres vivos. Principalmente, para la fauna porque “hay peces que no resisten esta contaminación”.
El estudio del Cequimap lleva la firma de la bioquímica Analía Llinares, coordinadora del área Agua. Se puntualiza que existe contaminación y que es necesario avanzar hacia “una mayor eficacia en el tratamiento” de las plantas.
Contaminación II. El otro indicador alarmante resultó de las muestras de coliformes fecales y totales. Lo permitido (en los fecales) son 1.000 nmp/100ml y en Bajo Grande llegan a 2.000.000; en Boedo, a 3.900.000. y en Inaudi, a 4.300.000. De allí se desprende el peligro al que está expuesta la población que entra en contacto con estos líquidos, que pueden generar en las personas diarreas, problemas gástricos severos y hasta la muerte por la alta presencia de bacterias.
Los más afectados pueden ser aquellos que viven aguas abajo de las plantas. “Hay problema de falta de tratamiento de aguas negras. El peor tipo (de contaminación) es la escherichia coli. Causa diarrea hemorrágica y puede provocar insuficiencia renal y hasta la muerte”, detalla el estudio del Cequimap.
Bajo Grande. En la estación depuradora de líquidos cloacales Bajo Grande se recibe el mayor caudal. Debe tener un límite en la Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO) de 200 mg/l y llegó –en los estudios contratados por el bloque de Olga Riutort en octubre–, a 450. Ello implica el doble de materia en el agua saliente, lo que afecta en forma directa la cantidad de oxígeno, por ejemplo, para la vida de la fauna. Los coliformes fecales en los líquidos son alarmantes porque mientras más contaminación hay, más posibilidades de diarreas existen. El límite permitido es de 1.000 y se encontraron 2.000.000.
Villa Boedo. Es una de las plantas de Córdoba. El estudio del Cequimap indica que es alta la cantidad de materia orgánica que tiene el agua al salir (debería contar con 200 DBO y llega a 380). Peores fueron los resultados de coliformes fecales: 3.900.000 NMP (cuando lo permitido es 1.000).
Inaudi. Esta planta envía los líquidos a La Cañada y de allí al río Suquía. Los estudios mostraron que el agua vertida tiene más materia que la debida (280 DBO, cuando lo permitido es 200). Los coliformes fecales en líquido no deben superar los 1.000 NMP/100ml, y llegan a 4.300.000.
Se invertirán $ 15 millones
El primer revés lo aplicó hace días un peritaje de la UNC dispuesto por la Justicia que evidenció que la planta de Bajo Grande es un foco de contaminación para las aguas del río Suquía. Ahora, este segundo estudio de la misma casa de altos estudios, en este caso del Centro de Química Aplicada, que fue contratado por la concejala Olga Riutort, puso también al descubierto que, además de ese pozo de tratamiento, Villa Boedo e Inaudi tienen altísimos indicadores negativos.
Como respuesta, el secretario de Desarrollo Urbano de la Municipalidad, Mariano de Juan, anticipó a este medio que se trabaja en una “inversión de 15 millones de pesos” para los próximos ocho meses para recuperar en Bajo Grande los digestores, percoladores y canales. El funcionario reconoció que los valores que conoce son los que difundió hace semanas la UNC, que dan cuenta de la contaminación. Y que para frenar esta situación “se subió el clorado al agua”.
De Juan anticipó, además, la salida de servicio de Villa Boedo, con una obra para enviar esos líquidos en forma directa a Bajo Grande. “Es una obra de 6 millones de pesos y estamos en un 80 por ciento de ejecución”, dijo. Respecto de Inaudi, indicó que está recargada “por barrios que sumó (Daniel) Giacomino”. “Si la Provincia no cumple con la obra, la mudaremos a Bajo Grande”, precisó.
Planteos de la oposición. Riutort puntualizó en un trabajo de investigación de sus técnicos que: “La planta de Inaudi tira a La Cañada líquidos mal tratados; Villa Boedo tira los líquidos mal tratados al canal medio de la avenida de Circunvalación. Y Bajo Grande es inadmisible porque es grave el nivel de contaminación del Suquía”.
Aguas abajo, el peligro es muy alto
Por si solos, los números que arrojaron las muestras de líquidos de las tres plantas de cloacas de Córdoba no nos dicen demasiado sino se evalúan las consecuencias que pueden generar. Para eso, Joaquín Navarro, docente en la UNC en la cátedra Problemática Ambiental, puso en claro algunos conceptos para que los vecinos –que viven próximos a las zonas de bajada al río Suquía– tengan en cuenta.
Por ejemplo, los altos valores en el indicador DBO (Demanda Bioquímica de Oxígeno) reflejan la cantidad de materia orgánica que trasportan los líquidos tratados, lo que puede terminar con la fauna más sensible. Aquellos seres vivos que necesitan más oxígeno son los más afectados. “Los más perjudicados son los peces, pero también todo el sistema biológico del río por la presencia de materia orgánica”, explicó.
El otro indicador es la presencia de coliformes que –altos en los registros– pueden traer problemas a la salud de las personas. “Estas bacterias pueden generar problemas severos, hasta la muerte. Por eso, no hay que bañarse en esas aguas del río”, dijo.
Fuente: Día a Día
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