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30 de Agosto de 2012 - España

España-La acción social en Hetaira. Comisión Antisida de Bizkaia

Los planteamientos teóricos y la acción social de Hetaira desde sus comienzos han partido de la experiencia directa con el mundo de la prostitución, de la voz y las necesidades de las trabajadoras del sexo. El trabajo que desarrollamos es diverso y está dirigido tanto a las prostitutas como al conjunto de la sociedad.

La intervención con las mujeres tiene como objetivos:
■Reforzar la autonomía y potenciar la autoestima.
■Promover ideas sobre sus derechos, como personas y como trabajadoras sexuales.
■Fomentar su autoorganización a través de lazos de solidaridad.
■Formar líderes que promuevan la conciencia colectiva, de manera que sean ellas mismas las protagonistas de sus propios cambios.
■Mediar en los conflictos, tanto los que surgen entre ellas como con diferentes agentes sociales, asociaciones de vecinos, comerciantes, etc.
■Apoyar a las mujeres en sus problemas cotidianos.
 
Los objetivos se llevan a cabo a través de:
■Atención en el local: asesorías social, psicológica, jurídica y de salud. Talleres de nuevas tecnologías, de capacitación laboral y profesionalización.
■Trabajo de calle: nos desplazamos a los lugares dónde se ejerce el trabajo sexual (barrios, grandes parques, polígonos industriales, clubes de carretera, club de ciudad, pisos), lo que nos permite -además de un contacto constante con la realidad de la prostitución- realizar atención directa a quienes nos lo soliciten. Este trabajo se lleva a cabo a pie en la zona centro de Madrid y con la Unidad Móvil en las zonas más alejadas (polígonos industriales, Casa de Campo de Madrid…).
■Movilización y acciones reivindicativas: reuniones y asambleas para debatir sobre su situación, concentraciones y manifestaciones.
 
La sensibilización se lleva a cabo con instituciones, grupos sociales y políticos y la sociedad en general. Para ello acudimos a charlas,  debates, reuniones, etc, con el fin de dar a conocer la realidad de la prostitución desde el punto de vista de las protagonistas, exigiendo la defensa de sus intereses y  que se tenga en cuenta su voz en las iniciativas políticas y legislativas que les afecten.
La población que hemos atendido en el año 2011 es de 1.247 personas, (1.057 mujeres, 179 mujeres transexuales, 11 hombres). La mayoría son fundamentalmente inmigrantes, (Latinoamericanas 617; Europa del Este 351; Españolas 147, África Subsahariana 66; El Magreb 44; Europa  Occidental 22).
Se trata de una población mayoritariamente joven con diferentes niveles culturales y de arraigo. Son mujeres que en muchos casos han llevado a cabo solas un proceso migratorio complejo, arriesgando mucho para llegar hasta aquí. El ejercicio de la prostitución forma parte de una estrategia para mejorar sus vidas y la de sus familias en sus países de origen, de esta manera ellas deciden dedicarse al trabajo sexual.
Esta decisión, como todo en la vida, está condicionada por las circunstancias personales y sociales, pero esto no las desposee ni mucho menos de su capacidad para decidir autónomamente sobre sus vidas.
Las que captan su clientela en la calle son las más vulnerables, ya que suelen trabajar en condiciones precarias y en lugares aislados e inseguros. El peso del estigma es mayor para estas mujeres, tienen problemas con vecinos y comerciantes y están más expuestas al acoso policial.
Para las que trabajan en clubes y pisos, carecer de derechos laborales que regulen su actividad supone que sea el empresario el que impone sus reglas, (quedándose con un 50% del servicio, turnos y horarios abusivos, etc). De esta manera las mujeres están desprotegidas laboralmente, ya que no disponen de instrumentos legales para enfrentarse a este tipo de abusos.
Según nos cuentan, lo que más les preocupa y lo que genera sus frustraciones no es el hecho de intercambiar servicios sexuales por dinero, sino la visión negativa que la sociedad tiene sobre ellas por realizar esta actividad, es decir, el estigma social. Estamos convencidas de que si el ejercicio de la prostitución se considerarse “un trabajo”, se reconocería implícitamente a las prostitutas como ciudadanas, paso imprescindible para vencer el estigma, la discriminación y mejorar sus condiciones de vida.
Elisa Arenas es Trabajadora Social y forma parte de Hetaira.

Fuente: Vida Solidaria

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