El conjunto de las finanzas provinciales se están deteriorando. Uno de los motivos centrales es la caída en los giros por coparticipación y transferencias, que dependen de la recaudación nacional.
Hoy ya nadie cuestiona que no solo la provincia de Buenos de Aires sino el conjunto de las finanzas provinciales se deterioran. Lo que no se admite tan abiertamente es que, en parte, el acentuado desequilibrio de las provincias se debe a la fuerte desaceleración de las transferencias de la Nación por la coparticipación de impuestos y leyes especiales. Y que eso se debe a la propia desaceleración de la actividad económica nacional.
Por eso, no mejor están las finanzas nacionales: la recaudación sigue creciendo menos que la inflación, el déficit sigue aumentando –este año podría superar los $50.000 millones— aunque está “disimulado” porque se financia con fondos del Banco Central, la ANSeS y el Banco Nación.
“Comparando la recaudación de las provincias con los ingresos tributarios nacionales, se aprecia que en todas las jurisdicciones para las que se dispone de datos, los ingresos tributarios crecieron a un mayor ritmo que a nivel nacional. La recaudación total nacional a mayo mostró un crecimiento del 20,5%, 12 puntos menos que el promedio provincial”, dice el IARAF (Instituto Argentino de Análisis Fiscal).
A junio, por la coparticipación y Leyes Especiales, las provincias recibieron $79.285 millones, un 23,5% más que en primer semestre de 2011. Los envíos del Fondo Federal Solidario (FFS), vinculado a los ingresos de la soja, sumaron $4.152 millones, apenas un 14,7% más. Un año atrás, esos envíos crecían más del 30%.
En los presupuestos provinciales, las transferencias automáticas pueden alcanzar más del 90% de los ingresos totales, como en Formosa o La Rioja. En el caso de la provincia de Buenos Aires, en 2011, representaron el 43% de los fondos tributarios corrientes. En tanto, “la suma de fondos automáticos por todo concepto en el primer semestre del año alcanzó los $16.473 millones, una variación interanual del 22,1%”, precisa el IARAF.
Así las cosas, en la principal provincia, los ingresos totales (recaudación propia, más coparticipación más FFS) crecieron en la primera mitad de este año al 26%. En consecuencia, “para mantener el déficit en términos del gasto constante en los niveles de 2011, seria necesario que el gasto público bonaerense creciera a igual ritmo que los ingresos. Esto implicaría una desaceleración de las erogaciones de 10 puntos porcentuales respecto al año pasado”, concluye el IARAF. Los ajustes que dispuso el gobernador Daniel Scioli van en esa dirección, pero con el riesgo de afectar más el nivel de actividad.
A su vez, la consultora Economía & Regiones estima que con los aumentos impositivos, este año la recaudación propia de Buenos Aires crecería algo así como 32%, mientras que las transferencias automáticas por coparticipación crecerían un 24% y los aportes del FFS serían aún menores. En las restantes jurisdicciones, el panorama no sería muy diferente.
El problema se agrava por las dificultades de la Nación para repetir este año las transferencias no automáticas, o discrecionales. En 2011, la provincia de Buenos Aires recibió $7.264 millones tanto para gastos corrientes como de capital. Todavía no se sabe si los $1.000 millones ya enviados, más los que puedan ser transferidos más adelante, “terminarán por configurar al final del año un incremento de esta partida”. De lo contrario, si por las dificultades de las finanzas nacionales las transferencias discrecionales no crecen, aumentarían los déficits provinciales previstos.
Lo que preocupa es la dinámica de la recaudación, porque se estima que en esta segunda mitad del año los ingresos nacionales podrían desacelerarse aún más por la contracción de la industria, la construcción y el comercio exterior. Con el incremento de la presión impositiva en la mayoría de las provincias (revalúos y mayores alícuotas en Ingresos Brutos, mediante), los ingresos propios provinciales podrían desacelerarse menos que los nacionales, pero las que en mayor proporción dependen de la coparticipación federal sentirán las consecuencias.
Fuente: Clarín
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