Para evitar un abierto choque de posiciones, la reunión del consejo partidario evitó tratar el proyecto del kirchnerismo que condiciona la candidatura de Scioli. Tampoco se habló de la iniciativa de reforma electoral que impulsa el gobernador.
En medio de los disparos que cruzan el firmamento peronista desde hace semanas, los consejeros del PJ bonaerense escenificaron ayer un encuentro partidario en el que se hicieron los distraídos y dedicaron una hora a despachar cuestiones burocráticas.
Paradójico o peronismo puro: la hora que duró el encuentro en el camping de camioneros debe haber sido la única de las últimas semanas en la que los peronistas bonaerenses no mencionaron la palabra “colectoras”.
“Hay una tregua por 60 días”, le dijo a Clarín uno de los consejeros más pesados, apenas terminó la reunión. “Pero está claro que ni Daniel ni los intendentes se van a bancar esta decisión y cada uno va quedar liberado para intentar zafar a su manera”.
La decisión que irrita tanto es la de Cristina Kirchner de promover la candidatura a gobernador de Martín Sabbatella como una segunda opción en la provincia para los que quieran votar por su reelección. La estrategia, no sólo irrita a Daniel Scioli sino a la mayoría de los intendentes de la Provincia .
“Hace cuatro meses sospechábamos que nos querían cagar, ahora tenemos la certeza”, resumió ante este diario uno de los principales voceros del malestar que cunde en la Provincia.
Con el debate ya instalado en público y las posiciones claras desde la semana pasada, Scioli dedicó los últimos días a bajarle los decibeles a la disputa. Lo hizo en reuniones con sus ministros, y estos bajaron las directivas hasta en la platea misma del Estadio Unico de La Plata, en la fiesta de reinauguración del jueves.
Baldomero Alvarez garantizó en un asado posterior, que organizó en su casa, el silencio de los intendentes más enojados, como Luis Acuña (Hurlingham), y Alberto Descalzo (Ituzaingó). Y la tregua se terminó de afianzar en el avión que trajo a Scioli, Florencio Randazzo, José Pampuro, y los intendentes Hugo Curto, Fernando Espinoza (La Matanza), Raúl Othacehé (Merlo), Acuña y Descalzo, después del acto que compartieron en Merlo con la Presidenta.
En las alturas, Randazzo expuso algunos de los argumentos con que la Casa Rosada intenta convencer: que la de Sabbatella no se trata de las viejas “colectoras” de distintas fracciones de PJ sino de una “adhesión” extrapartidaria , como las que siempre existieron de fuerzas provinciales que apoyan una candidatura nacional. Y que los colores y fotos distintivos que llevará cada lista a partir de estos comicios minimizará la posibilidad de confusión entre la sábana (azul) del Frente para la Victoria y la de otro partido.
Los intendentes no quedaron muy conformes, pero ya estaban de acuerdo en no tensar más la cuerda por ahora .
“Llegamos al punto en que ya comenzamos a agrandar a Sabbatella, que no mide más de cinco puntos. No tenía sentido tirarnos a matar ahora. Falta mucho tiempo hasta el 15 de junio, que cierran las listas”, explicó una fuente del gobierno provincial que insistió en que la posibilidad de desdoblar la elección a gobernador de la nacional es una de las últimas cartas que Scioli guarda bajo la manga.
Cuando se sentaron los 48 consejeros partidarios y algunas decenas más de invitados especiales bajo el quincho de Hugo Moyano, todos cumplieron con el pacto de caballeros y las “colectoras” ni se mencionaron.
Tampoco se abordó el proyecto para reformar la ley electoral que Scioli había acordado esta semana con los intendentes para garantizarles mayor autonomía en el armado de las listas en su distrito. En ese caso, los que trinan son las minorías ultra K de muchos municipios, a los que se les dificultará sembrar con sus militantes las boletas de los barones del conurbano.
“Por primera vez, llegamos a una elección sin los dedos de Kirchner ni de (Alberto) Balestrini para el armado. Por eso, esta dispersión y este escenario abierto”, reflexionaba un conocedor del paño. La guerra fría continúa y el final está abierto
Moyano se dio el gusto y le mostró una de sus joyas al PJ
La expresión, mezcla de fastidio y resignación, se repetía en los consejero del PJ que iban llegando ayer hasta el complejo “15 de noviembre” del Sindicato de Choferes de Camiones en Sierra de los Padres, un predio tapizado de un césped perfecto, tres piscinas, decks de madera y un enorme quincho con paredes de piedra Mar del Plata. Un paisaje más acorde al imaginario de un exclusivo complejo hotelero que al de un camping sindical.
Desde momento en que asumió la presidencia del peronismo bonaerense en remplazo del convaleciente Alberto Balestrini, Hugo Moyano quiso exhibir esta joyita ante el resto del Consejo. Pero la amenaza de los muchos que allí resisten su liderazgo obligó a varias postergaciones.
Hasta ayer, cuando el camionero pudo finalmente jugar de local.
Los metros finales de la ruta 226, recibían al visitante con decenas de carteles de “Hugo Moyano Conducción” y “Daniel Scioli gobernador 2011”. Muchos menos de “Fuerza Cristina”.
Moyano manejó los ingresos. Por el portón más cercano al quincho, sólo pudieron acceder el líder de la CGT y sus más cercanos, ministros nacionales como Florencio Randazzo y Julián Domínguez, provinciales como Alberto Pérez y Cristina Alvarez Rodríguez y la combi que trajo desde el Aeropuerto a Daniel Scioli y a un grupo de intendentes.
Más de un consejero fue rebotado en esa puerta , debió dejar su vehículo en un acceso más lejano y caminar más de cien metros bajo la lluvia.
La espera por la llegada de Scioli, Randazzo y los intendentes que participaron de un acto con la Presidenta en Merlo se hizo larga. Moyano la amenizó con un tentempié en una enorme carpa blanca que había montado en el césped.
Ya estaba claro que de las colectoras nadie hablaría.
Eran casi las 14 cuando llegó la combi de Scioli y pudieron comenzar a servirse las tiras de asado en el quincho.
Después se pasó un video homenaje a Balestrini, con antiguas imágenes del vicegobernador elogiando al líder de la CGT. Los cánticos de Facundo Moyano junto a una treintena de muchachos de la Juventud Sindical pusieron el marco para la apertura de la reunión formal del Consejo en la que la campaña de afiliación masiva, el repaso del estado de cuentas y del cronograma electoral se liquidaron en menos de una hora.
Hubo tiempo para un par de cruces picantes. Como cuando José Ottavis (líder de la JP bonaerense) ensalzó el rol de los jóvenes y Luis Acuña lo cruzó pidiéndole “aprender de los mayores” . O cuando Moyano mencionó sus planes para reconvertir la antigua casa de Juan Domingo Perón de la calle Gaspar Campos.
El blooper final lo protagonizó Mario Ishii. Ya se habían marchado casi todos, cuando el intendente de José C. Paz hizo su ingreso con su poncho rojo al hombro. “Vine despacito por la ruta. ¿No comenzaba a las cuatro esto?, preguntó”.
El faltazo al Estadio Unico
El dinero y La Plata pueden ser sinónimos, pero en el caso de Hugo Moyano son caminos divergentes.
La Plata le es extraña al líder de la CGT. El jueves, el titular de la UOCRA local, “Pata” Medina, volvió a publicar una solicitada amenazante en su contra y el camionero prefirió pegar el faltazo a la fiesta de reinauguración del Estadio Unico.
Fuente: Clarin
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