Los políticos locales no quisieron internas abiertas y simultáneas. El resultado es un confuso calendario electoral y menos herramientas para que la gente decida con mayor libertad.
Suena paradójico pero no lo es: una ley electoral, que fija las reglas de juego para todos los partidos y en todo el país o en toda una provincia, no debería estar sujeta a especulaciones electorales. Por el contrario, debería estar al servicio de dar a la ciudadanía mayores libertades y herramientas a la vez de otorgar, a todo el proceso de selección de candidatos y de gobernantes, la mayor de las transparencias.
Pero los argentinos y, especialmente los mendocinos, nos encaminamos a transitar un año plagado de elecciones que tendrán diversos caracteres: pre-internas (como la que tendrán Ricardo Alfonsín y Ernesto Sanz el 30 de abril), internas lisas y llanas (como la que los radicales mendocinos tienen previstas para el 8 de mayo para elegir candidato a gobernador o los justicialistas prevén para junio), primarias (las que la ley nacional fijó para el 14 de agosto y por la que deberá pasar todo el que quiera ser candidato presidencial, cualquiera sea su partido) y, por último las elecciones generales (que se realizarán el 23 de octubre para elegir todos los cargos nacionales y provinciales). Se sabe, a mayor confusión, peores decisiones se toman y esto pareciera ser lo que va a terminar sucediendo.
Es difícil saber quién tiene la culpa, si el Gobierno o la oposición. Pero mientras los cargos nacionales -presidente, diputados- se elegirán con el mecanismo de las internas abiertas, simultáneas y obligatorias, en Mendoza se seleccionarán los candidatos con métodos viejos y de eficacia dudosa.
Veamos: los justicialistas tienen un plan A y un plan B.
El primero es arreglar todo en una mesa chica, en la que el gobernador Celso Jaque y el operador presidencial Juan Carlos “Chueco” Mazzón -el líder del poderoso sector Azul- definirán el nombre del candidato a suceder al malargüino.
El plan B supone el fracaso del consenso entre ambos popes y llevar adelante una interna partidaria abierta a los independientes, pero en junio y despegada de las internas que realicen los otros partidos.
Lo que se evita con esta opción es la simultaneidad, el principal valor que tienen las primarias nacionales (todos los partidos eligen sus postulantes el mismo día y los ciudadanos pueden participar de cualquiera de estas internas).
Así, los peronistas locales creen evitar la confrontación con otras fuerzas opositoras (que podría transformarse en una sentencia de muerte para el Gobierno si son muchos más los ciudadanos que se interesan por votar en la primaria radical que en la peronista, por ejemplo).
Los radicales navegan en el más absoluto desconcierto. Hasta ahora, deben ir a las urnas el 30 de abril para definirse por Alfonsín o por el comprovinciano Sanz. Y una semana después, el 8 de mayo, dos sectores -hasta ahora- definirán la candidatura a gobernador.
Uno de ellos está integrado por Alfredo Cornejo, los intendentes de la zona Este y Sanz. El otro está conformado por la alianza de Roberto Iglesias, Juan Carlos Jaliff y Eduardo Giner. Se especula que Cornejo se batirá a duelo con Iglesias y se espera saber qué hará el cada vez más aislado Víctor Fayad.
Pero en la práctica es poco probable que la UCR provincial vaya a dos elecciones en 8 días. La semana que viene la cúpula radical se reunirá para saber qué hacer. El cobismo puro -Jaliff- que no tiene compromisos con Sanz -como Cornejo- quiere que entre ambas elecciones medien muchas semanas, para que el vicepresidente Julio Cobos no pierda aún más soldados a manos de Sanz o Alfonsín, sus rivales el 14 de agosto en las primarias obligatorias.
En cambio los que apoyan a Ricardo Alfonsín o a Ernesto Sanz sin medias tintas son de la idea de fusionar todo el 30 de abril de manera de salir fortalecidos con la puja nacional. Esto favorecería a Iglesias, por ejemplo, quien podría ganar votos -frente a Cornejo- por el efecto arrastre de cualquiera de los postulantes de la pre-interna nacional.
Los demócratas son los más apegados a las viejas tradiciones. Irán a una interna cerrada, en la que sólo los afiliados definirán quién será el candidato a gobernador (cargo que por ahora nadie reclama para sí con mucho énfasis).
Los tres grandes partidos son los artífices de todo este zafarrancho. Confundidos por sus propios procesos internos y especulando cuál escenario les conviene más, no llegaron a un acuerdo durante todo 2010 en la Legislatura. La conclusión es que en Mendoza no habrá un proceso que estimule -obligue- la mayor participación ciudadana en la selección de candidatos.
El justicialismo gobernante no propició esto -pese a que sus legisladores nacionales apoyaron la Reforma Política que impulsó el kirchnerismo en el Congreso- porque temió atar su suerte a Néstor Kirchner quien al momento de fallecer imprevistamente el 27 de octubre era el candidato “del modelo” y medía muy mal en las encuestas.
Jaque, Mazzón y los intendentes peronistas querían desdoblar y además evitar las internas simultáneas de manera de arreglar todo entre pocos. Claro, ahora la presidenta Cristina Fernández va primera en las encuestas y todo cambió, pero no hay posibilidad de acordar en un año electoral las leyes electorales. Los hombres más K del Gobierno provincial se ufanan ahora de haber tenido razón.
Los radicales predicaron en soledad la necesidad de una ley provincial similar a la nacional, con internas obligatorias y simultáneas. Pero ni ellos mismos, con tantos matices entre cobistas puros (o “monógamos” como dice ser Jaliff), cobistas “bígamos” (como Jaliff dice que es Cornejo por su alianza con Sanz) y anti-cobistas (como siempre lo fue Iglesias) hizo que esta petición de simultaneidad cayera en saco roto.
Es que algunos anti-Cleto temían, cuando el Vicepresidente estaba arriba de las encuestas, que éste pusiera el candidato a gobernador triunfador. Otra vez imperó el egoísmo y la especulación más pequeña.
El consenso político en Mendoza es casi milagroso, por no decir impracticable. En los últimos tres años, son pocas las leyes "marco" aprobadas. En vez de diseñar el futuro, los políticos locales prefieren pelear por retener el pasado.
Fuente: Los Andes
La Rioja Municipal - La Rioja - Argentina