Terminó el Mundial. Al igual que el resto de los 40 millones de argentinos, los presidenciables del universo K comenzaron a sacudirse la modorra. De a poco, pero a paso firme, los autopostulantes retoman las recorridas y visitas suspendidas por la euforia futbolística. La campaña (informal, no la legal que llegará recién en 2015) inició su segunda fase. Tras la instalación de las candidaturas, llega el momento de afinar la construcción política para sostenerlas. Difícil tarea la búsqueda de futuras lealtades en un siempre volátil peronismo, pero más faltando 13 meses para las primarias. 

El premio mayor es la imprescindible, desde el punto de vista electoral, provincia de Buenos Aires. Quiso la casualidad que en apenas 24 horas fueran agendadas dos fotos políticas, cada una con un presidenciable y un verosímil posible acompañante provincial: el gobernador Daniel Scioli con el diputado Martín Insaurralde y el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, con Diego Bossio, titular de la Anses.

Como cada vez que resuena la amenaza de su eventual salto en garrocha al massismo, Scioli volvió a abrir la tranquera naranja para meter al corral a Insaurralde. En La Plata, ambos reeditaron ayer la simbiosis que lograron por mutua necesidad en la campaña legislativa, esta vez para destruir armamento incautado por la policía. El intendente de Lomas de Zamora (de licencia) promueve en el Congreso una Ley de Armas Cero, lo que ya le valió el mote de ?el único legislador sciolista? en la Cámara baja nacional. 

En la Casa Rosada lo tienen claro. ?En el mejor de los casos, Martín es el candidato de Scioli?, ya se resignan en un ministerio que apuesta por otro precandidato presidencial. 

Sólo fue la instantánea. Un gesto. Como maestro y alumno, Insaurralde aprendió del mejor, cómo enviar mensajes cifrados en bits. Ahora si se cumple la pre-anunciada conversión renovadora del ex contrincante de Sergio Massa, a Scioli le terminarán haciendo la gran Scioli. 

Por eso el ex motonauta, sin heredero, escatima su bendición. Repite la fórmula: alaba a un aspirante y poco después se muestra con otro. No hay excepción: el viernes recibe en su despacho porteño del Banco Provincia a Los Oktubres, el grupo de intendentes K que juran responder a Cristina Kirchner también en 2015. Asistirá, entre ellos, a otro autolanzado candidato a gobernador: el jefe comunal de Berazategui, Patricio Mussi.

De recorrida por el país, tardía ya que arriba a pagos ya visitados por Scioli, Randazzo pasó ayer por Mendoza. Y hoy compartirá acto con Bossio. También la excusa institucional (un operativo conjunto de documentación y de atención móvil de ANSES), justificará la pretendida foto política en San Martín.

Con agenda electoral en stand by por la crecida del Río Paraná, el entrerriano Sergio Urribarri todavía no fijó fecha para otra incursión bonaerense de la mano de Los Oktubres.

Otro que retomó la gestión para sus desembarcos de campaña es el ministro de Defensa, Agustín Rossi. ?Voy a ser un presidente con claras metas de inclusión y empleo?, prometió ayer en Bahía Blanca. 

Más ambiguo resulta el trajín electoral de Julián Domínguez, que se resiste a lanzar su candidatura y prefiere hablar primero de propuestas. Como la de ayer, en su paso por Corrientes: ?La Argentina del futuro debe pensar en la fundación de 100 nuevas ciudades en el Norte?. 

Estrategias distintas para un mismo objetivo: las PASO K. 

 

Fuente: El Cronista (Caba)