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16 de Julio de 2014 - Julian Dominguez

Corrientes-Desde Itatí, la Iglesia católica pide compromiso contra la violencia social

Cientos de miles de fieles de todo el país y países vecinos participan de las celebraciones por el 144° aniversario de la Coronación Pontificia de la Virgen de Itatí, en la que reinó el pedido de paz social y fin del foco de conductas de violencia que se impone en distintos ámbito de vida de los argentinos. "Todos somos responsables que la violencia social y familiar no se agrave" dijo el arzobispo de Corrientes

Las celebraciones centrales de la Virgen de Itatí se desarrollan con la presencia de más de 200 mil personas, convocatoria acompañada por una jornada climática muy buena.
En horas tempranas, se concretó el encuentro náutico en medios de las aguas del río Paraná entre la Virgen de Itatí y la de Caá Cupé, como símbolo de unión de los pueblos.
Una multitud acompañó esta histórica escena, con gran cantidad de embarcaciones que en caravana acompañan el encuentro, y luego, una vez en tierra, en peregrinación parten hacia el templo.
Como ocurre todos los años, la Misa Central reúne al cuadro político provincial y nacional. En los 144| aniversario estuvieron presentes el gobernador de Corrientes, Ricardo Colombi, el intendente de Capital, Fabián Ríos, ministros provinciales, intendentes de numerosas comunas, legisladores provinciales, legisladores nacionales, el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Julián Domínguez, y el gobernador de Córdoba, José Manuel De la Sota, entre otros.
"El año que viene se celebra 400 años del pueblo de Itatí, y la virgen de Itatí desde antes lo bendice" recordó monseñor Andrés Stanovnik, arzobispo de Corrientes que presidió los actos centrales.
El prelado se mostró nuevamente sorprendido por la masiva convocatoria, que se estima en más de 200 mil personas. "Hemos venido de lugares más diversos, de muy lejos y muy cerca, tantos hicieron kilómetros a pie, a caballo, en vehículo y en embarcaciones" graficó y dijo que la virgen sigue enamorando al peregrino y al creyente.
Durante la homilía hizo especial mención a las personas afectadas por la inundaciones del río Paraná, pero agradeció la solidaridad de instituciones, gobiernos y otras asociaciones y personas que ayudaron a solucionar ese problema de un río Paraná que bendice y otras veces no tanto.
En referencia a las lecturas proclamadas, Stanovnik llamó a buscar una vida buena. "El tiempo transcurre igual para el niño y anciano, para el creyente y no creyente, pero el que creyente tiene un ventaja enorme, pues sabe de dónde viene, hacia donde va y sabe qué debe hacer en el camino".
Como lo pide la virgen, proclamó la necesidad de sentirse hijos y hermanos, como sociedad, hijos de Dios pero hermanos con las demás personas.
Al respecto, aludió a la violencia social reinante como uno de los males a enfrentar, violencia que afecta en distintos ámbitos de vida; familiar, en el trabajo, en la calle.
"La droga y la violencia son síntomas que deterioran la vida social" repudió, y dijo que se irán agravando si como sociedad no se las enfrenta.
"Todos tenemos responsabilidad y estamos implicados" y agregó que estamos comprometidos a desactivar conductas de violencia, en la familia, la escuela, la calle, en el trabajo, en la función pública, en la iglesia, en todos los niveles de la vida.
Pero aclaró que "no todos tenemos la misma responsabilidad ni las mismas posibilidades de actuación". La dirigencia, tanto política como religiosa, en primer lugar tiene la tarea de educar para la amistad social, el diálogo amistoso, el apego a la ley.
"La dirigencia tiene una función principal, de lo contrario que se puede esperar de la gente cuando ve que su dirigente da mal ejemplos".
"Los peores males brotan del propio corazón humano" dijo, y llamó a fortalecer el vínculo con Dios "que cura nuestra violencia profunda" a fin de avanzar en la cultura del encuentro.
 
Fuente: Momarandu (Corrientes)

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