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16 de Julio de 2014 - Julian Dominguez

Salta-¿Habrá ahora por fin una nueva Capital Federal?

"Buenos Aires es una ciudad egocéntrica que parece vivir solo para sí misma". (Ezequiel Martínez Estrada, en "La cabeza de Goliat")

La idea de trasladar la Capital Federal surgió hace unas pocas semanas de parte de Julián Domínguez, presidente de la Cámara de Diputados de la Nación. El propósito, enunciado por él mismo, no es nuevo ni mucho menos.
Muchas veces, desde hace un siglo y medio esta finalidad surgió, generalmente, de parte de hombres de provincia. El presidente Sarmiento, propuso una que se llamaría Argirópolis, que se ubicaría en la isla Martín García, en la confluencia de los ríos Paraná y Uruguay. 
Es que los provincianos, y no los del interior como se los denomina despectivamente, estuvieron y están cansados de tanta macrocefalia. Sarmiento se decía provinciano en Buenos Aires y porteño en las provincias. Arturo Frondizi, nuestro gran estadista, había nacido en Paso de los Libres, Corrientes, pero muy pocas veces hacía alusión a su tierra natal. Quizá ninguno como Menem y Kirchner aludieron muchas veces a su provincianía.
Como se recordará, Alfonsín instaló en la sociedad un dicho repetido hasta hoy: "Hacia el sur, el mar y el frío". Pero la expresión, si bien efectista, no cuajó en los principales dirigentes del país. Hasta Félix Luna, correligionario del hombre de Chascomús, aseguró que el mandatario hizo su propuesta demasiado rápido y nunca residió aunque sea provisoriamente en Viedma.
La idea de Domínguez, como era de esperar, ya encontró pocos apoyos y muchos detractores. La legisladora por Santa Cruz, Silvina Larraburu, dio su apoyo, pero Pino Solanas la rebatió con el conocido argumento de que el país tiene otras prioridades.
Martínez Estrada, nacido en San José de la Esquina, Santa Fe, concretó un monumental libro "Radiografía de la Pampa", donde sostuvo, en 1940, "la ciudad de Buenos Aires se nutre de parásitos, le han hecho mucho mal al país. ¿acaso no tenemos derecho a preguntarle: Caín, qué has hecho de tu hermano? Pero Caín solo podía vivir para su hermano.
El expresidente radical tenía por supuesto buenas intenciones al querer trasladar la Capital Federal. Pero no solo se apresuró, sino que presentó un presupuesto faraónico, que sus enemigos y la prensa de Buenos Aires tomaron como argumentos importantísimos. El proyecto se llamó Patagonia y Capital, se aprobó en 1987 y hasta hoy nunca se derogó.
Contemplaba la construcción de 6 millones de viviendas y 400 mil edificios públicos, junto con el traslado de 23.000 empleados nacionales, con una inversión de 3.000 millones de dólares, en momentos en que la República se encontraba escasa en reservas.
El ejemplo de la cercana Brasilia, obra del genial arquitecto Oscar Niemeyer, única obra del siglo XX considerada por la Unesco como patrimonio cultural de la humanidad, lo acicateó.
 
El colmo de la macrocefalia
Nuestro país, que tiene hoy 41 millones de habitantes, tiene una concentración en torno al puerto de Buenos Aires, apenas comparable con el diminuto Uruguay.
En el Gran Buenos Aires, que solo tiene 1% de la superficie del país, vive el 34% de la población y se produce el 40% del producto bruto interno. Es más, aquí están el 80% de los depósitos bancarios de la Nación.
Entre otros apoyos que recibió Alfonsín no puede dejar de mencionarse el de Adolfo Rodríguez Saá y del difunto Néstor Kirchner, por entonces intendente de Río Gallegos.
La República Oriental del Uruguay es, tal vez, el país del mundo de mayor macrocefalia. Tiene 3.300.000 residentes, pero según el diario La República de la capital uruguaya el 59% vive en Montevideo y su región metropolitana.
Si bien la construcción de Brasilia, es por lejos, la más bonita y la más poblada con dos millones de habitantes, hay otros casos de traslados realizados durante el siglo pasado. Por ejemplo en Australia, un país de gran superficie y pocos habitantes, Sydney y Melbourne no se ponían de acuerdo sobre cuál debía ser la sede del ejecutivo. 
El acuerdo llegó en 1913, cuando eligieron un lugar equidistante entre las dos metrópolis, para que se construyera Canberra.
Estuve allí dos veces, se la considera, quizá exageradamente, "como la ciudad más aburrida del mundo".
Para su construcción hubo un concurso internacional de arquitectos, que ganaron Griffin y Marvión, oriundos de Chicago. 
El proyecto ganador fue atrevido, de formas geométricas, con círculos, triángulos y hexágonos que viven en siete distritos cada uno con su propio centro comercial.
 
Más traslados
Myammar, la antigua Birmania, creó Naypidaw. El gigantesco Pakistán construyó Islamabad, a 320 km de la otrora capital Rangoon.
Otro caso notable es la construcción de Abuja, nueva capital de Nigeria, inspirada en Brasilia, que reemplazó a Lagos en 1991.
En América Central tenemos otro ejemplo: Belmopán, que se construyó a 82 km del mar ya que su antigua sede, Belice, era azotada permanentemente por huracanes de 300 km por hora.
Un último ejemplo es el de Palau o Palaos, en la Micronesia. Su excapital se llamaba Koror y ahora es Ngerrulmud, Esta ciudad tiene apenas 20.000 habitantes y forma parte de un archipiélago de islas de origen coralino en el Mar de Filipinas.
Como se advierte, países pobres y ricos, de todos los continentes han logrado el traslado de sus capitales. 
Es de esperar que la descalificación y la confrontación no surja una vez más entre nuestros dirigentes.
Santiago del Estero es, por ahora, una propuesta, que exige estudios, comparaciones y nivel académico, pero no un rechazo automático.
 
Fuente: El Tribuno (Salta)

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