4 de Julio de 2014 - Julian Dominguez
JDP-Juicio político a Boudou: odisea periodística en el Congreso
El kirchnerismo dispuso una sala pequeña. Quedaron afuera periodistas y asesores. La pelea de Carrió con un empleado del Frente para la Victoria
Aunque la sala 1 del anexo de la Cámara de Diputados estaba vacía, el oficialismo eligió la número 5, mucho más chica e incapaz de albergar a la treintena de periodistas que ayer fueron a cubrir la reunión de comisión en la que se trató los pedidos de juicio político contra el vicepresidente Amado Boudou.
Al principio sólo dejaron entrar a los periodistas acreditados en Diputados. Pero no ingresaron todos. No más de diez. La mayoría quedó afuera. Ahí empezó el problema. "Estoy laburando", fue el cliché que se escuchó una y otra vez cuando un periodista se acercaba a la sala 5 y los encargados de la seguridad le negaban la entrada.
"Es que la sala está abarrotada, no cabe ni un alfiler", justificó un empleado de la presidencia de la cámara baja, que decide dónde se hacen las sesiones y responde a las órdenes de Julián Domínguez.
Amiguismo mediante, algunos periodistas lograron pasar. "No voy a entrar hasta que ingresen mis compañeros", alcanzó a decir una de las beneficiarias de la elección a dedo. "Son un mamarracho", le espetó en la cara otro colega a un guardia, que reaccionó con prepotencia ante cada pedido de ingreso.
Ya del otro lado de la barrera de seguridad, la comisión le cedió a la prensa un espacio de unos tres metros de largo por uno de ancho. "Así no se puede trabajar", protestó un cronista. "Esto parece un recital de los Rolling Stones en River", bromeó otro, abarrotado entre sus colegas.
Tampoco hubo espacio para los asesores. Por eso algunos propusieron cambiar de lugar. "En cinco minutos nos podemos mudar a otra sala", planteó la diputada Patricia Bullrich, que aunque no integra la comisión, no se quiso perder la sesión.
En el arranque, la diputada Laura Alonso pidió la palabra para denunciar lo que estaba pasando. "Estamos en condiciones infrahumanas en esta salita, que más que una sala es una habitación", disparó.
"El hábitat de trabajo es importante. La dirección de comisiones va a tener que explicar por qué otorgó esta sala a sabiendas de que como mínimo iba a haber cuarenta o cincuenta diputados, cantidad de periodistas y asesores por la importancia del tema", completó la legisladora del PRO.
Ya en plena sesión, el kirchnerismo clausuró toda posibilidad de debate e impuso su mayoría para rechazar in limine los proyectos presentados para iniciarle un juicio político a Boudou por mal desempeño de sus funciones y por su procesamiento en la causa Ciccone.
Cuando la diputada Diana Conti propuso votar el informe de la presidencia de la comisión como si fuera un dictamen, la mayoría de los periodistas no pudieron comprender qué estaba pasando. Estaban incómodos, casi sin escuchar ni poder ver lo que ocurría. Y se armó una suerte de teléfono descompuesto desde adentro de la sala hasta el pasillo que la bordea.
Ese pasillo fue un mar de críticas. El único "beneficio" de los que se quedaron afuera fue que pudieron ser testigos de la pelea de la diputada Elisa Carrió con un empleado del Frente para la Victoria, al que primero lo acusó de empujarla y luego, de golpearla.
Nadie pudo ver la agresión, pero sí los insultos de Carrió, que había salido a fumar un cigarrillo en pleno Congreso, pese a la prohibición. "Si ellos no respetan la Constitución, yo voy a fumar igual", se justificó.
Visiblemente enojada y casi gritando, Carrió primero amenazó con hacerle una denuncia penal al empleado. Después, con dejarlo sin trabajo. Al final, le aclaró que le perdonaba la vida. "A vos que te estás haciendo el pelotudo, no voy a denunciarte para que no pierdas el empleo", le dijo. "Es un horror. Nunca vi en 20 años un tipo que golpeó a una diputada de la nación", agregó. "Claro que no, nunca lo viste, porque no pasó nada", le respondió el supuesto agresor.
"Yo soy la primera", había gritado "Lilita" cuando llamaron a los diputados a anotarse en la lista de oradores. Habló, votó en contra del rechazo in limine y se fue. No escuchó a sus colegas. En cambio, los periodistas sufrieron tres horas parados en pésimas condiciones. Y cuando terminó la sesión, con las piernas y el cuerpo cansado, se fueron a sus redacciones. Había mucho que contar.
Fuente: Infobae (Caba)