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10 de Marzo de 2014 - Julián Dominguez

JDP-La Cámpora avanza en el Ejecutivo, pero en el Congreso saca un aplazo

Presentó apenas 5 proyectos por cada diputado en estos dos años.

Manejan Aerolíneas y la agencia oficial de noticias, coparon Fútbol para Todos, arrasan con los cargos de Cancillería y avanzan a todo trapo en el área judicial. Son pocos los ámbitos de poder en los que Cristina no les abrió un espacio a los jóvenes de La Cámpora que responden a su hijo Máximo. Y en diciembre de 2011 asomaron como promesas del bloque oficialista en Diputados. Pero la promesa  se desvaneció rápidamente e inician su tercer período legislativo con una pobre performance: 44 proyectos de ley presentados en 27 meses, un promedio de cinco por cada uno de los ocho diputados que están desde el inicio. Los cinco que entraron a finales de 2013 no califican: aún no presentaron iniciativas.
Con esa marca, ni les alcanza para igualar al más productivo de los diputados K, Héctor Recalde, que sólo el año pasado propuso 48 leyes. Y más lejanos quedaron todavía de las 95 de Olga Guzmán, la neuquina del MPN, la más prolífica de la Cámara Baja. La camporista más laboriosa fue la pampeana Luz Alonso, con nueve proyectos.
Curiosamente, el menos productivo de los camporistas, el santafesino Marcos Cleri (dos proyectos), fue el primero en lograr que le aprueben una ley: la declaración de Las Parejas como capital nacional de las Pymes. Andrés “Cuervo” Larroque consiguió el segundo y último “logro”: la promoción de los centros de estudiantes. 
De todos modos, la fama de Larroque se cimentó en una serie de exabruptos inusuales en los códigos de convivencia parlamentaria. Trató de “narcosocialistas” a los delfines de Binner y de “atorranta” a la macrista Laura Alonso. Dicen que el costo interno para el sector fue enorme. Hasta el presidente de Diputados, Julián Domínguez, que se recostó en los camporistas para la sorda interna que mantuvo con Agustín Rossi mientras estuvo al frente del bloque, les restó protagonismo. El escaso espacio que le dieron al grupo en las listas del año pasado pareció un efecto castigo de la propia Cristina.
Pero todo pecado prescribe. La mendocina Anabela Fernández Sagasti está a punto de debutar en la presidencia de la Comisión de Justicia, el lugar que dejó Jorge Yoma. A la camporista no se le conoce un sólo proyecto sobre el quehacer judicial. El último de los ocho que lleva en su haber es sobre la atención al consumidor en las empresas públicas. Sin embargo, este verano se ganó buenos espacios en los medios de su provincia. Fue porque “descubrieron” que entró  colada al Monumental para ver River-Godoy Cruz con una credencial de prensa.
Por la condición de hijos de muertos o desaparecidos en la dictadura de varios del grupo, en las iniciativas predominas temas de derechos humanos. Aunque sobre todo se dedicaron a redactar enérgicos proyectos de declaración –usados en el Congreso para asuntos meramente simbólicos– en homenaje a Hugo Chávez, Néstor Kirchner y, por supuesto, el “Tío” Héctor J. Cámpora. 
Quien más se destacó en la redacción de esas encendidas declaraciones fue Eduardo “Wado” De Pedro, acaso el más cerebral del camporismo parlamentario. Y seguramente el más mimado por la Presidenta. Por tal motivo, el que despierta los celos de la primera línea del bloque K. Es el único que tiene línea directa con el celular de Cristina, quien suele transmitirle instrucciones para el resto. Por problemas discursivos, nunca pudo lucirse en los debates. Sus compañeros camporistas que no padecen el problema, tampoco
 
Fuente: Clarín (Caba)

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