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3 de Noviembre de 2013 - Política

La Rioja-Mirador Político: Vencedores y vencidos

Una semana cargada de cruces y acusaciones entre los principales sectores políticos de la provincia, nos hace pensar seriamente si las elecciones del domingo pasado dejó vencedores y vencidos, o simplemente el único ganador fue el pueblo riojano, que una vez más pudo acudir a las urnas y expresar su más puro sentimiento democrático.

La elección legislativa del domingo 27 de octubre quedará en el recuerdo, como una de las más reñidas y con mayor incertidumbre para definir un ganador. Fue un acto comicial cargado de connotaciones de distinta índole, pues en la previa el oficialismo se jugó todas las fichas por revertir un adverso resultado en las primarias, aunque sea por un voto. 
Mientras que la oposición, encarnada por Julio Martínez, se durmió en los laureles y supuso que la inercia de aquel triunfo por poco menos de cuatro puntos porcentuales alcanzaría para ratificarlo, con la ayuda de ciertos “aliados” muy interesados en socavar la estabilidad del gobierno de Beder Herrera. 
El mandatario se había puesto a la cabeza de la campaña, a sabiendas que la fórmula elegida no había llegado como se esperaba a la dirigencia y especialmente a los jefes territoriales de los departamentos del interior. 
La herida que significó admitir una derrota a manos de los radicales, tocó el orgullo bederista y salió a poner todo lo necesario, al menos esa fue la orden y la intención primigenia. Por detrás, Teresita Madera sacó a relucir nuevamente el rol de mujer comprometida en lo social, para hacer hincapié en los departamentos donde los resultados no acompañaron en agosto. 
Su compañero de fórmula, Felipe Alvarez, quedó en un absoluto segundo plano, no se sabe si por decisión propia o por una orden concreta para evitar mayor resistencia en los votantes. 
La posibilidad que el resultado desfavorable produzca un intento destituyente por parte de las fuerzas opositoras, estuvo siempre latente y fogoneado por referentes políticos y pseudoperiodistas, que utilizan medios o redes sociales con ese fin. 
Es por ello que las dos bancas en juego a esa altura eran la excusa perfecta para definir un escenario político a futuro, pues ya estaba claramente definido que quedarían en manos de Madera y Martínez, más allá de los números que se obtuvieran en las urnas. 
Esas 10 horas en que los riojanos se volcaron a las escuelas para sufragar, fueron de una incertidumbre tal, que las encuestas más serias daban al cierre, una diferencia de apenas un punto a favor del oficialismo. Otros “gurúes” erraron por amplio margen. El aparato estatal se desplegó en todas sus formas, especialmente utilizando las listas colectoras con candidatos a diputados provinciales, que se suponía iban a sumar al estamento nacional. La aparición de viejas prácticas como la dádiva, volvió a generar rechazo, incluso dentro mismo de las filas oficialistas. 
Mientras, la oposición se respaldaba en las débiles estructuras partidarias del interior y en la Capital amparado por el sector del intendente Ricardo Quintela, que trabajó sin tapujos en la movilización y control del comicio. La prerrogativa de Martínez y compañía, era el triunfo obtenido en agosto y la captación del voto bronca contra el kirchnerismo y el bederismo. Se equivoca el reelecto diputado si supone que los votos obtenidos le pertenecen o comulgan con su posición ideológica. 
 
EL FESTEJO QUE NO FUE 
Tal como se preveía, el recuento iba a ser lento y tedioso, por lo que no se esperaban pronunciamientos victoriosos apresurados. El escrutinio provisorio del Ministerio del Interior comenzó arrojando datos diferentes a los que manejaba la oposición y sus medios. 
Madera aventajó desde el comienzo a Martínez, aunque la diferencia comenzó a achicarse con el correr de las horas y con el cargado de las mesas de Capital, donde la derrota fue más contundente que en las PASO, de 10 mil votos, la diferencia pasó a más de 13 mil. 
Fuerza Cívica Riojana convocó inmediatamente a una conferencia de prensa, que terminó demorada, pero donde se celebró el triunfo tanto en el estamento nacional como el provincial. Las cinco bancas por Capital finalmente fueron cuatro y la victoria en la provincia se transformó en derrota horas después. 
Al mismo tiempo, en la Residencia Oficial el ambiente no era de lo mejor y los rostros de nerviosismo reinaban por todos lados. Los números que llegaban del interior eran alentadores y contrarrestaban las malas noticias que provenían de la Capital. 
Allí radicó la clave de esta reñida elección, que finalmente le dio la victoria al oficialismo por un margen por demás escaso. El desahogo se hizo notar en las palabras y cánticos de quienes rodearon al Gobernador a la hora de anunciar el triunfo, cerca de la medianoche de aquel domingo histórico. 
A pesar ello, todo parecía indicar que el comienzo de la semana estaría signada por la discusión en torno a la pequeña diferencia de votos a favor del oficialismo, en la sumatoria provincial. Y así fue. El radicalismo salió a denunciar ratificar sus números y denunciar maniobras fraudulentas (aunque “Mashasha” Martínez, fiel a su estilo, se desdijo luego de esa acusación) y ocultamiento de los datos que contenían una veintena de urnas, en su mayoría de escuelas de la Capital. 
Con la duda sembrada, el oficialismo se tomó el tiempo para contar telegrama por telegrama y chequear los números finos de sus fiscales, para ratificar que la victoria le pertenecía. Todo quedó a expensas de un escrutinio definitivo que se desarrolló en medio de un clima de denuncias e intentos por convulsionar una sociedad, que nunca se sumó a la presunta defensa de la democracia. Resultó absolutamente paradójico que el electo diputado Martínez, haya convocado a una movilización para defender la democracia, si el recuento no lo terminaba favoreciendo… 
Pese a las chicanas, las recusaciones que terminaron rechazándose por extemporáneas y las denuncias mediáticas, la Junta Electoral Nacional ratificó que el ganador fue el Frente para la Victoria a nivel provincial y la Unión Cívica Radical en la capital. La diferencia se acortó a 770 votos, como resultado de una elección absolutamente polarizada entre Martínez y Madera, pues Jorge Yoma y Carlos Santander no llegaron a los dos dígitos. Mucho más digna fue la participación de Horacio Pavón, que mantuvo en alto las banderas de la Izquierda. 
Con los números definitivos en la mano, los analistas se dedicaron a tamizar la información y escudriñar los detalles de la elección, que arrojarán tanto las claves de la victoria como de la derrota. 
Los poco más de 14 mil votos de diferencia que el bederismo obtuvo en el interior, fueron suficiente para mitigar la derrota de 13.600 en la Capital. Allí se destaca la labor de Lázaro Fonzalida y Silvia Gaitán en Chilecito, donde se perdió por menor margen que en agosto. La salida obligada de “los sobrinos” habría sido una de las ventajas. 
En Chamical, pese a que el intendente Daniel Elías no movió un dedo, se acortaron distancias y de 1500 votos de distancia en las PASO, ahora sólo fueron 300. Las contundentes victorias en Chepes, Aimogasta y Villa Unión, tres cabeceras importantes de la provincia, también sumaron para sustentar el dificultoso triunfo. 
En la Capital, las 14 colectoras que llevaban a Teresita Madera no traccionaron como se esperaba y el fantasma del corte de boletas sobrevoló no sólo el día de la elección, sino que persiste hasta estos días, al momento de hacer balances. Los 46 mil votos que sumaron todas la colectoras oficialistas, distan bastante de los 37 mil que sumó Madera- Alvarez. Son muchas las preguntas que por ahora no tienen respuesta o nadie se atreve a darlas. ¿Cuál de las listas apareció más en solitario en las urnas capitalinas? ¿El corte fue inducido por algún sector político o simplemente la gente decidió usar la tijerita? ¿Hacia dónde fueron esos 9.500 votos que no capitalizó Madera? 
Si se analiza que las cinco colectoras de Julio Martínez apenas llegaron a los 40 mil votos de los 50 mil que obtuvo el estamento nacional en la Capital. ¿Será esta la clave? ¿Quién jugó a dos puntas? Demasiados interrogantes que seguramente se irán develando y que se conocerán las consecuencias con los futuros movimientos que Beder Herrera defina para su gobierno. 
El radicalismo, como sucedió en el 2009 se hizo fuerte en Capital con el voto arrastre y logró tres bancas de la lista UCR, encabezada por Inés Brizuela y Doria. Marta de León y Walter Cruz la secundarán. La ambientalista Lucía Avila fue la sorpresa y también se sumó a la Legislatura. En las filas internas del centenario partido, no digieren del todo la presencia de De León y Cruz, pues hay otros dirigentes como Aldo Asís que demostró mucho mayor compromiso y no tuvo un lugar en la lista. 
Por el lado del oficialismo capitalino, Alberto Paredes Urquiza le pisó los talones a la UCR y quedó segundo, logrando tres escaños, mientras el cuarto fue para Jorge Basso que fue acompañado por Tití Bosetti. El resto de las listas fueron una verdadera lágrima y por fin se desnudó la realidad de cada uno de esos dirigentes que se venden más de lo que realmente valen. 
En esta instancia seguramente si habrá vencedores y vencidos que están bajo la lupa. Como primeras medidas, ya se habla de cambios en el gabinete, pero que no serán traumáticos ni acelerados. “Todos a su tiempo y armoniosamente”, habría dicho Beder emulando al General Perón, cuando se le consultó de las próximas acciones. 
Por lo pronto, se comenta que la orden es encarar los próximos dos años apuntados a la gestión y una fuerte atención a lo social, tratando de retomar el impulso de los primeros años, valiéndose de un renovado equipo que lo ayude a sobrellevar su mandato. Es una verdadera incógnita para el oficialismo, cuál será el futuro del bederismo en el 2015, pues si no es el actual mandatario, debería elegirse un delfín que encarne el proyecto y lo sostenga en el tiempo. 
En la vereda de los retadores, el panorama está más claro, porque la alianza Ricardo Quintela, Julio Martínez e Ismael Bordagaray piensa en dividirse los principales sillones del poder en la provincia y los departamentos más importantes. Esta entente podría llegar a romperse, si las aspiraciones desmedidas de alguno vaya en desmedro del resto. 
Por lo pronto, además de aquellos “desocupados” que queden fuera de la estructura del gabinete, la última elección dejó a varios que deberán jubilarse anticipadamente de la política. El primero es el actual diputado jorge Yoma, que se quedó con las manos vacías luego de su doble postulación. 
El lunismo en sus dos versiones de hermanos, demostró que no tiene ningún peso político propio, el ex intendente Agost Carreño, Carlos Santander, Rogelio de Leonardi, los concejales que primero deberían terminar su mandato y esa suerte de “inventos de famosos aventureros” que quisieron incursionar en la política, ya deben pensar en hacer otra cosa, pues la gente eligió opciones diferentes. A 30 años del retorno de la democracia al país, los riojanos volvieron a elegir representantes. Que esa voluntad popular se respete.  
 
Fuente: El Independiente

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