27 de Agosto de 2013 - Seguridad
San Luís-Los vecinos del barrio Jubilados se cuidan con el botón antipánico
Ellos hicieron las inversiones y las pusieron en marcha. Dicen que ahora se sienten más seguros.
Suena la alarma ubicada debajo de la farola del poste de luz. Los vecinos salen a la calle para ver qué sucede y ven cómo la policía detiene a un hombre intentando entrar a una casa. Esta situación ficticia bien podría reflejar una escena real en el barrio Jubilados: la comisión vecinal instaló cuatro botones antipánico y espera pronto colocar el quinto.
“Había cierta inseguridad y unos 70 vecinos decidimos instalar este sistema. En su mapa, la policía tiene a la zona de paso por el lugar dónde está. La idea surgió, hace un año, junto con los efectivos de la comisaría sexta con la implementación en Buenos Aires y Mendoza”, comentó el presidente de la comisión Enrique Allende.
El secretario de la agrupación, Rodolfo Argones, se encargó de la cuestión técnica: “El sistema es básico. La alarma tiene una batería de una autonomía de 48 horas en caso que se corte la luz eléctrica. No insume demasiado gasto energético. Tiene un alcance aproximadamente de 80 metros y se puede activar de mitad de cuadra hacia una esquina. Cada uno tiene un control con dos botones de encendido y apagado parecido al de los automóviles. Quienes viven enfrente del aparato ni siquiera tienen que salir de sus casas. La sirena es tan fuerte que se escucha hasta 250 metros y una luz roja anuncia que algo está pasando”.
Los equipos fueron colocados en los extremos del barrio que es rodeado por las calles Honduras, Marcelino Poblet, Falucho y Nicaragua. Están sobre las farolas de la calle a cinco metros del piso, con una caja protectora para evitar el vandalismo, la lluvia y el granizo.
“Cuando colocamos los aparatos le dijimos a los vecinos, la gran mayoría jubilados, que esto va a funcionar en la medida que todos salgamos a la calle a ver qué sucede el día que la alarma suena. Sólo observar, no entrometerse. Es brindar como una ayuda y llamar a la policía”, explicó Argones. “Sirve hasta para la violencia doméstica”, acotó Allende.
Cada vecino pagó su parte, es decir, su control y un fragmento de la antena. El total del dinero fue dividido en partes iguales y costó cerca de 200 pesos por casa. Las gestiones para adquirir el equipamiento en Buenos Aires fueron realizadas por la comisión vecinal. “Tenemos que convencer al vecino, es muy difícil. Hablás una hora y por ahí no quieren. Pero es un gasto de una sola vez y mientras más personas se suman, más se abaratan los costos”, contó el secretario.
El botón antipánico funciona. Así lo dicen los exponentes vecinales que lamentablemente ya debieron utilizarlo. “Un día mi señora estaba mirando por la ventana hacia una vivienda en remodelación y observa cómo pasan unos chicos en bicicletas, empujan una pared de madera y entran. Ahí nomás pulsó el botón y comenzó a sonar la alarma. Justo pasaba un patrullero y les avisé que ahí iban cuatro chicos y los policías agarraron a uno de ellos”, recordó Argones.
“Yo se lo recomendaría a los integrantes de las comisiones vecinales de otras zonas. Hasta nos han consultado. Nos sentimos más cuidados porque algunos no tienen el pulsador pero también salen a la calle con el sonido de la sirena”, dijo el presidente de la delegación.
Fuente: El Diario de La República