1 de Julio de 2013 - Accesibilidad
La Rioja-Realizan charlas sobre el arte y la discapacidad
Profundizan aspectos de la enseñanza en las escuelas.
La Dirección General para Personas con Discapacidad de la Subsecretaria de Desarrollo Humano y Familia, organizó una charla taller destinada a los alumnos de los últimos años del Instituto de Formación Docente Continua en Arte y Comunicación, profesor Alberto Mario Crulcich.
La disertación estuvo a cargo de Ileana Rosciani, coordinadora del área de Educación de la institución y las temáticas abordadas fueron la introducción a la problemática de la discapacidad, como así también el futuro del rol docente en el trabajo de integración de niños y jóvenes con y sin discapacidad e incorporar las nociones del arte a ellos.
“El objetivo de organizar estas capacitaciones es sensibilizar en la temática, brindar información y promover la eliminación de las barreras que enfrentan día a día las personas con discapacidad y sus familias”, resaltó Rosciani.
Integrando Diferencias a Través del Arte
A través de programa “Integrando Diferencias a Través del Arte” la Dirección para Personas con Discapacidad, se promueven diferentes actividades que se presentan como un espacio de comunicación a través del cual las distancias entre las personas con y sin discapacidad se abrevian mediante el arte.
“Se favorece la integración de personas con y sin discapacidad a través de expresiones como la música, la danza, el teatro, la pintura, la plástica y específicamente, a través de la puesta en marcha de estos espacios de encuentro se ayuda a los niños y jóvenes a desarrollar su potencial artístico”, aseguró Mercedes Juárez, directora provincial de Discapacidad.
Los talleres actualmente en funcionando son los siguientes: Instituto Santa Ana, con los talleres de folclore y dibujo; la Escuela de Formación Laboral Nº 383, con música y folclore; Centro Vecinal del Barrio Antártida, con folclore y Centro Vecinal Luján del Barrio de Vargas, con música y plática; Jardín Nº 4 Ovidio Decroly, con actividades de expresión corporal, folclore, salsa; el Centro Vecinal Bº 13 de Enero con Expresión Corporal; Salón Comunitario de Caritas, con manualidades; Centro Vecinal el Mirador, con manualidades; Centro Vecinal Bº Luis Beder Herrera, con plástica; el Centro Vecinal Santa Catalina, con dibujo; Centro Crisol, con manualidades.
Además, estos talleres también se están realizando en localidades del interior de la provincia como San Blas de los Sauces, Chilecito, Aimogasta, Aminga, Famatina, Chamical, Olta y Villa Castelli.
Borrando los estereotipos que se tiene de la discapacidad
Emiliano del Río y José David Effrón, dos destacados riojanos dejaron sus mensajes positivos para vencer obstáculos.
Es muy común encontrar siempre en los medios de comunicación noticias que hablen sobre situaciones difíciles que personas con discapacidad deben sortear en sus vidas. Pero hay pocas veces donde se resaltan sus logros, el hecho de poder recibir un título universitario o poder competir en un deporte de tanta rapidez como el judo teniendo una disminución visual. Esta nota periodística está tomada desde el lado del optimismo y sobre el cómo poder saltar barreras con el solo ímpetu y el convencimiento que todo se puede lograr.
NUEVA RIOJA dialogó con dos jóvenes que en su disciplina supieron conquistar logros importantísimos. Por un lado está el joven chamicalense José David Effrón, que el año pasado hizo podio en los Juegos Paralímpicos de Londres, poniendo en evidencia que en un deporte tan rápido como el Judo alguien con cierta disminución visual también puede conquistar medallas olímpicas. En tanto que el otro joven, Emiliano del Río al recibir su título de arquitecto pudo confirmar su teoría que para ser profesional no importa la estatura, sino que lo que prevalece es la perseverancia en poder lograr el objetivo planteado.
En ambos casos hay una mirada que surca todo tipo de barreras de la discapacidad y que asume el rol de portavoces de una causa, la de la inclusión. Ambos dijeron que la única discapacidad que hay es aquella a la que no se puede lograr una meta. Por eso es que este diario quiere compartir con sus lectores las dos experiencias, que tienen una rica historia, llena de logros, por encima de las adversidades físicas.
De Chamical a Londres
José David Effrón es un joven deportista nacido en Chamical. Proviene de una familia de deportistas judocas pero el año pasado expuso su discapacidad visual. Durante todos estos años de competencia, el adolescente competía con lentes de contacto. En caso de sacarse esos pupilentes, su visión es borrosa. Por eso es que el año pasado compitió para la selección nacional en los Juegos Paralímpicos de Londres, y consiguió la medalla de plata en el certamen olímpico que se realizó el año pasado. De esta manera, Effrón de 22 años, además de ganar una presea evidenciaba una discapacidad que tenía desde su nacimiento, pero que no le impidió competir y estar entre los mejores judocas “convencionales” a nivel nacional e internacional. Ese 1 de septiembre seguramente quedará en la memoria de todos los argentinos, porque el chamicalense lograba la primer medalla de plata para la Argentina, ya que compitió en la final de la categoría B3 hasta 81 kilos. Antes había vencido en la semifinal al español Abel Vázquez.
En ese entonces, a nivel popular fue toda una sorpresa su participación, debido a que de alguna manera “se blanqueaba” su discapacidad, hecho que no le era impedimento para ganar torneos internacionales en su carrera deportiva.
En comunicación telefónica con este medio, José Effrón contó su experiencia en los Juegos Paralímpicos.
“Todo comenzó en el 2009, cuando estaba en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo, puesto que integraba la selección nacional Sub 20 desde hace 3 años, cuando por un chiste que me decía un compañero que era ciego porque veía con los lentes de contacto”, indicó el deportista. Ese simple comentario fue escuchado por el entrenador nacional de los Paralímpicos, Luis Benítez y lo invitó a sumarse al equipo nacional.
“Fue así como comencé a practicar, tanto para los Paralímpicos como para los convencionales, para mí todo lo que tenga que ver con entrenamiento es muy importante para ganar experiencia”, comentó. Fue así que se sacó sus pupilentes y sorteó las diferentes fases para llegar luego a hacer podio en Londres 2012.
“No hay diferencias entre lo convencional y el deporte adaptado, las reglas son las mismas que uno está acostumbrado a practicar. Yo estoy en la fase B3 dentro de esto, pero hay otras que son la B1 y la B2”, explicó.
Desde el viernes pasado y durante toda esta semana, José Effrón entrena en el CENARD debido a que al ser becado por la Secretaría de Deportes de la Nación, tiene que ser evaluado periódicamente por este importante centro deportivo nacional. Pero más allá de lo deportivo, arrojó un mensaje muy positivo para toda la sociedad.
“Si hay convencimiento en practicar un deporte, no importa el obstáculo, siempre se puede, solamente hay que vencer los obstáculos y eso se puede lograrlo con el convencimiento”, concluyó el deportista.
Trabajando por la inclusión desde la arquitectura
Emiliano del Río es el joven profesional que venció todo tipo de estereotipos con respecto a la educación. Supo hacer ver a la sociedad que para ser un gran arquitecto no se necesita de una gran altura, aunque sí, un gran ímpetu. En sus ojos y en sus palabras hay sinceridad, sobre todo en el modo de ver la vida. Además, le dedicó en la entrevista concedida gentilmente a NUEVA RIOJA, una parte a su deporte más querido: el tenis de mesa.
El año pasado, Del Río recibía su diploma de arquitecto, otorgado por la Universidad Nacional de La Rioja. A partir de allí, ya todo un profesional no solamente aspira sus metas personales, sino también en devolverle a la sociedad y a la UNLaR la educación que se le inculcó durante todos sus años.
También analizó las cuestiones edilicias en la Ciudad, cuestión que él ve con buenos ojos todos los adelantos que se están realizando para la accesibilidad.
“Los edificios que ya estaban construidos no contaban con elementos o adaptados para recibir y refugiar a la gente con alguna dificultad. Pero ahora se está ahondando mucho en cuanto a las exigencias, al hecho de inculcar a la gente que tiene que construir para que la accesibilidad no sea algo obligatorio, sino que salga del sentido de pertenencia, de forma natural y no por obligación”, indicó Emiliano del Río.
En una mirada a corto plazo y más allá de la concientización, estima que se debe empezar desde lo básico, realizando esta accesibilidad en los espacios públicos. “De allí se partirá hacia lo privado, porque toda familia puede llegar a necesitar este tipo de accesibilidad, ya sea por un pariente, o bien por su edad. Pero lo fundamental son los espacios urbanos públicos, como por ejemplo rampas, bados, señalización auditiva que se hizo en pocas esquinas y se tendría que hacer en muchas más, los baños públicos, sobre todo en los locales comerciales, al igual que el equipamiento público”, enumeró.
Para él la discapacidad “es cuando no querés lograr algo. Es cuando al ponerse un objetivo, no se lo logra por cuestiones de vagancia. Pero en realidad todos podemos hacer. Yo nunca sentí discapacidad de algo. Si me costó algo, redoblé el esfuerzo para así poder lograr el objetivo”, puntualizó.
En sus años como estudiante y ahora como profesional nunca sintió una mirada de discriminación, por el contrario, él siempre aconseja abrirse a la sociedad, “ya que te comprenderá y te ayudará”, aseveró.
“Siempre me abrieron las puertas, desde lo social, pasando por la educación y ahora en lo profesional. Jamás sentí una mirada, y si la hubo, nunca me di cuenta. Por el contrario, la gente siempre me apoyó, le alentó para poder el gran objetivo que era conseguir el título, algo que fue de lo más satisfactorio hasta ahora”, dijo el joven con un tono de sinceridad y de gratitud.
Su vida después de agosto siguió como siempre, trabajando. “Mi inserción laboral fue inmediata. Yo ya venía colaborando con la UNLaR en cuanto a la parte de la infraestructura. Inclusive el mismo rector de la Universidad siempre me daba aliento para que pueda recibirme. Es cierto que me costó mucho la última parte, porque se me complicaba pero por el trabajo, también por el deporte, pero al fin pudo cerrar ese ciclo, y todo el apoyo que me brindaron fue un pilar importante para ese gran objetivo”, destacó.
Pero, Del Río no solamente se destaca en las reglas cuánticas de la arquitectura y del diseño, también lo hace con una paleta del tenis de mesa. Quizás ahora está un poco más alejando de lo que comúnmente se conoce como ping-pong, pero aún guarda un poco de tiempo para este gran deporte.
“Competí para los interuniversitarios en Mendoza, en dos oportunidades. Fue una experiencia muy linda, con muchas enseñanzas, además de representar a la querida Universidad”, añadió.
Actualmente, trabaja en las remodelaciones que se realizan en la UNLaR, para que sea “100 por ciento accesible”, así lo informó el joven arquitecto.
“Los ascensores están en los extremos de los módulos. Además, se refuncionalizaron las áreas. Ahora todo el alumnado concurre en planta baja y se dejó arriba las oficinas administrativas, pero con comunicación por intermedio de los ascensores. Esto también se da por la crecimiento matrícula, donde año a año más alumnos se incorporan a la UNLaR”, estimó Del Río, quien es uno de los profesionales que trabaja en este tipo de proyectos universitarios.
Por último dejó un mensaje para toda la sociedad, que justamente tiene que ver con la inclusión. “Si uno se pone un objetivo, hay que lograrlo, les aconsejo desde mi humilde opinión no tener miedo, hay que enfrentar ese problema, ponerse un objetivo y también hablarle a la gente, siempre te van a entender”, concluyó Del Río, un joven que venció todos los estereotipos y ahora espera su matrícula como arquitecto.
INforme del INADI (*)
Aspectos generales sobre lo vinculado con lo corporal
Las sociedades contemporáneas otorgan centralidad al aspecto físico y a las problemáticas vinculadas con lo corporal. En la vida moderna asistimos a un culto al cuerpo. Al mismo tiempo, la mirada cobra cada vez mayor relevancia desde el punto de vista sensorial.
Este lugar central de la apariencia y de la mirada hace que el cuerpo sea enjuiciado, sometido a un permanente proceso correctivo, enaltecido o sancionado según se ajuste o no a los parámetros establecidos de la normalidad y a los ideales estéticos impuestos.
La investigadora Paula Sibilia afirma que: … es posible delinear una serie de tendencias hegemónicas, que se podrían resumir en una aparente paradoja. Por un lado, el cuerpo ocupa hoy en día el centro del escenario, inspirando una enorme serie de cuidados y una inédita devoción a las buenas formas y al bienestar corporal. Por otro lado, y al mismo tiempo, el cuerpo humano contemporáneo también se ve incleiblemente aprisionado por un conjunto de creencias y valores que parecen despreciar su condición orgánica y carnal, tales como los “mitos” de la belleza, la delgadez y la juventud eterna.
Mientras se flexibilizan los criterios de normalidad en otros ámbitos como el trabajo y la familia, el uso del tiempo libre o las actividades consideradas apropiadas para cada género, los patrones estéticos con relación al cuerpo se vuelven más rígidos.
El Plan Nacional contra la Discriminación (PNCD), elaborado por el INADI, define la supremacía social y cultural de determinado modelo estético como un racismo de la apariencia, fuertemente atravesado por los criterios de demarcación propios del racismo clásico, que excluye a partir del color de piel y de cualquier otro signo corporal que denote pertenencia social considerada inferior.
Las prácticas discriminatorias basadas en la apariencia y en el estilo de vida son formas discriminatorias mediante las cuales las concepciones del racismo clásico se actualizan, respondiendo a un modelo de normalidad estética e instalando una suerte de racismo estético. En la actualidad, para aquellos que disponen de los medios económicos suficientes, la transformación de los rasgos biológicos resulta una posibilidad innegablemente cierta. Así, los nuevos grupos sociales y sus relaciones jerárquicas –de superioridad e inferioridad– se definen por la aproximación al modelo estético ideal, de acuerdo a sus consumos y a sus posibilidades económicas.
La naturalización de estos preceptos del racismo clásico lleva a que los modelos estéticos impuestos no sean percibidos como tales: El racismo estético se suele manifestar de manera inconsciente entre la población, que no lo percibe como tal. Incluso en sociedades aparentemente igualitarias éste hace acto de presencia bajo múltiples caras, las cuales no son más que el eco de antiguas formas de jerarquización etnosocial.
En este marco socio-cultural de las sociedades modernas, la discriminación por motivos de aspecto y caracteres físicos es parte de la vida cotidiana. En los ámbitos académicos internacionales es muy utilizado el término aspectismo (en inglés: lookism) para referirse a la discriminación por aspecto físico: la vulneración de derechos y exclusión de una persona por no ajustarse a los parámetros hegemónicos de belleza y a los estereotipos sociales ligados a la idea de normalidad y corrección en términos estéticos.
Podemos decir que este modelo estético impuesto en esta época, en nuestra sociedad, se asocia, entre otros caracteres o atributos corporales, a la delgadez y la altura (al aspecto general estilizado), la juventud o –en la adultez– el aspecto joven/sin envejecimiento visible y el color de piel claro.
Algunos ejemplos de prácticas recurrentes en nuestra sociedad que vulneran derechos a partir de cuestiones vinculadas con el aspecto físico: Descalificar a una persona definiéndola a partir de un atributo o rasgo físico que no se ajusta al modelo hegemónico de normalidad-corrección (“el gordo/a”, “el enano/a”, “el rengo/a”, “el negro/a”, etc.) · Excluir a alguien que aspira a un empleo por no responder a un criterio preestablecido de “buena presencia”. · Impedirle a una persona el acceso a un bar o una discoteca por su aspecto o caracteres físicos por ser considerados inadecuados o no acordes al lugar (criterio que, por lo general, hace foco en el color de la piel o en la vestimenta). · Impedirles a las personas que requieren talles grandes el uso de determinadas prendas y marcas al no confeccionar la indumentaria adecuada a su cuerpo.
El modelo de cuerpo bello que se asume como universal no se corresponde con la diversidad que presentan los cuerpos reales. La exigencia que impone este paradigma genera sufrimiento: las personas se encuentran frente a una mirada social que sanciona y reprueba. Se imponen reglas y mandatos en relación con el propio cuerpo, que debe ser controlado y corregido a partir de la adhesión a estilos de vida considerados correctos para acceder a un estatuto de normalidad y a la aprobación social.
La “belleza” es potenciada como valor; el imaginario social la considera una llave del éxito personal. Al mismo tiempo, ese concepto de belleza, constituido por parámetros tan rígidos, resulta inalcanzable: … vemos surgir una serie de reglas y mandatos que limitan la diversidad de experiencias posibles al imponer un modelo universal de “cuerpo perfecto”. Ese estándar corporal que regula el mercado de las apariencias en la sociedad contemporánea es sumamente rígido, por lo cual llega a convertirse en una fuente de sufrimientos para buena parte de la población que no logra ajustarse a esos parámetros.
Es importante enfatizar que se otorga validez universal a los modelos de belleza impuestos cuando, en verdad, las propiedades corporales consideradas legítimas o de referencia son construidas histórica y socialmente. Como ha señalado Pierre Bourdieu, el cuerpo humano es un producto social, modelado o construido en relaciones sociales que lo condicionan.
La discriminación y exclusión por cuestiones estéticas suele estar enmascarada bajo el criterio del gusto o la preferencia, tal como lo explicita el PNCD: “El empresario, el funcionario político, el dueño de un medio de comunicación contratará a gente de distinto color o distinta religión para mostrar su pluralismo. Sin embargo, no se considerará racista por elegir a sus subalternos (sus secretarias, asesores de imagen, publicistas, etc.) de acuerdo a un paradigma de belleza y no a sus cualidades para la labor. Este empleador no se siente racista cuando impone la “buena presencia” como condición de acceso a un empleo”.
La discriminación por aspecto o caracteres físicos es una realidad cotidiana en nuestro país; así lo señaló el Mapa de la Discriminación en Argentina (2006) elaborado por el INADI a partir de una investigación cuantitativa. Este estudio identificó como principales causas de la discriminación sufrida o presenciada en GBA y CABA el nivel socioeconómico –pobreza–, seguido de caracteres físicos como el color de piel y el sobrepeso/obesidad.
A pesar de tratarse de un tipo de discriminación tan naturalizada, en 2011 cerca de un 4% de las denuncias totales recibidas por el INADI giró en torno a la discriminación por caracteres físicos (porcentaje que muestra un leve crecimiento con relación a años anteriores).
(*) Marco teórico incorporado en el libro “Buenas Prácticas en la Comunicación Pública – Informe para Periodistas” , publicado por el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo.
Fuente: Nueva Rioja