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12 de Junio de 2013 - Espacio Público

Mendoza-El Lago del Parque San Martín tenía una gran "chacarita" debajo

Es un basural pegado al romántico Rosedal. Farolas, bancos, ruedas, miles de botellas, escombros y hasta el caballo de una calesita fueron encontrados con el vaciado del espejo de agua del parque.

Para desgracia de los novelistas o la industria turística, debajo de la mansas aguas del lago del Parque no respira ningún monstruo antediluviano, no surge de ella el Futre buscando su cabeza, tirar monedas no hace cumplir ningún deseo y su lecho que baja de la montaña no está repleto de oro.
Aun así, este romántico espejo de agua que supo ser la inspiración y la ocasión de más de un enamorado, guarda en su fondo un secreto que nadie había imaginado: una inmensa chacarita. 
El vaciado del principal y popular lago urbano mendocino desnudó que bajo su tranquila fachada crecía, en los fondos, un próspero basural.
Farolas y viejos bancos del Rosedal, canastos de basura, la antigua cartelería del Parque, una camionada completa de botellas de vidrio, llantas y cubiertas de autos, ventiladores, escombros y hasta el caballito de una calesita brotaron mágicamente de las aguas, cual regalo de los dioses, piadosos al haber preservado trastos y mugres depositados durante casi 25 años por la ciudadanía en general. <
Tanto han sacado los hombres de la Administración de Parques y Zoológico, que hasta van a aprovechar para reciclar lo extraído.
Así lo confirmó su titular, Oscar Arancibia, quien dijo a Diario UNO: “Toda la basura y las cosas que hemos encontrado han ido apareciendo a medida que ha bajado el agua. Es increíble todo lo que hemos sacado, y muchas cosas ya nos la llevamos para reciclarlas”.
El funcionario explicó que “hay muchísimas cosas ahí que son un claro reflejo del daño y el vandalismo que hay en el Parque. Han tirado bancos enteros de cemento y madera. Hay de todo, y todavía falta. No sabemos con qué no vamos a encontrar cuando baje toda el agua”.
Unos diez días quedan para el desagote total, y otros 15 para que se sequen y filtren los 30 centímetros de barro que hay en el fondo, para que recién entonces las máquinas puedan quitar todas esas toneladas de tierra.
Tras la reveladora experiencia, Arancibia reflexionó: “Vamos a tener que trabajar mucho con la gente que visita el Parque para que entienda que el lago no es un basurero y para que preserve las instalaciones, que son de todos”.
 
Orfanato de peces foráneos
El lago del Parque, como todo espejo de agua, tiene su fauna específica con sus propias historias de vida. Como la de los salmones siberianos, que no tienen ojos celestes pero sí una insaciable voracidad por los vegetales acuáticos.
Fueron sembrados en el lago del Parque hace años por los dirigentes del club Regatas, quienes se valieron de ellos con éxito para mantener limpia de plantas la superficie y hacerla apta para el remo.
Estos peces no tienen carnet desocios, pero son los reyes del lago con algunos orgullosos ejemplares que acusan cinco kilos en la balanza. 
Sin embargo, también hay una historia triste entre los habitantes del ecosistema: la de los peces de colores y las tortugas de agua abandonados a su suerte por padres hartos de atender mascotas acuáticas y mantener sus peceras semanalmente. 
Allí sobrevivieron como pudieron hasta hoy. La buena noticia es que el vaciado no será su fin. Arancibia confirmó y aclaró: “Hay muchos peces y tortugas que la gente le compró al nene y después los han ido tirando al lago. No se van a morir, porque Recursos Naturales se va a encargar de sacarlos para preservarlos”.
Pero el gran salvataje no será para todos: las populares mojarritas han quedado a un lado y ya se las está llevando la correntada que baja hacia el sur del Parque, a los zanjones. Las más fuertes terminarán, con suerte, en  algún surco.
 
Fuente: Diario Uno

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