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17 de Abril de 2013 - Accesibilidad

Córdoba-Ciudades accesibles, una materia pendiente

En el interior provincial, algunas localidades avanzaron más que otras. Las barreras arquitectónicas son el punto básico.

 

De “ciudades accesibles” casi ni se hablaba en Argentina hasta hace unos 25 años. Desde entonces, empezaron a aparecer los primeros intentos para generar una mayor integración social de la mano de la supresión de barreras arquitectónicas para facilitar la movilidad de personas con discapacidades. El objetivo: que transitar y habitar zonas urbanas en sillas de ruedas, o siendo ciego, no resulte una misión imposible.
Desde aquel momento, las ciudades cordobesas fueron registrando avances, aunque desparejos: algunas han dado pasos más marcados que otras. En todas sigue habiendo reclamos por aspectos pendientes, aunque son mayores allí donde menos medidas de adaptación se dieron. La lista incluye, desde rampas en calles y edificios para sillas de ruedas, veredas demarcadas y sin obstáculos para ciegos, sitios de concurrencia con accesos y sanitarios adaptados y espacios reservados para estacionar vehículos de discapacitados, hasta señalización o servicios en Braille o normas para exigir taxis “adaptados”.
 
Alta Gracia: con escasas adaptaciones. Edgar Barrionuevo transita la ciudad en silla de ruedas: “Hay rampas, pero sólo en el centro y, en general, mal hechas o ya rotas. La Municipalidad no tiene accesos adaptados, los museos tampoco, y eso complica también a turistas discapacitados o personas de mucha edad. Problemas para entrar tengo en la mayoría de los lugares”, marcó. “Y falta conciencia. Los automovilistas no respetan y estacionan sobre las rampas. En un súper hay un estacionamiento para discapacitados, pero te lo ocupa cualquiera”, resumió.
 
Río Cuarto: a mitad de camino. Hubo algunos avances años atrás, pero desde hace tiempo no se suman mejorías. El radio céntrico es especialmente complicado por sus veredas estrechas y el intenso tráfico.
Para Darío Montalenti, que padece discapacidad motriz a raíz de un accidente en moto, es mucho lo pendiente. “Faltan rampas en muchas esquinas y en edificios de acceso público, incluso en el centro. Y algunas de instituciones o empresas que las hicieron están fuera de norma y no se pueden usar por su inclinación”, resumió. El tráfico que sobra y el respeto que falta confluyen: “Al cruzar la calle por la senda peatonal me da pánico, porque los autos no frenan”, indicó. “Yo no tengo auto, pero hay muy pocos lugares reservados para discapacitados y no siempre se respetan”, agregó. La mayoría de las reparticiones públicas tienen rampas, pero no todas en buen estado.
 
Jesús María: está todo por hacerse. Una Ciudad para Todos fue el programa de accesibilidad que lanzó la anterior gestión. Contemplaba construir rampas en todo el centro, desobstruir veredas por parte de comerciantes, modificar el código de edificación para exigir condiciones de accesibilidad y otras medidas. Pero la mayoría sigue pendiente. El municipio, por caso, es accesible sólo en planta baja. El Bancor construyó su rampa tras accidentarse una mujer en una silla de ruedas. En bares y restaurantes, muy pocos tienen accesos y baños adaptados.
 
Santa Rosa: un buen primer paso. Después de La Cumbre, fue la segunda localidad cordobesa elegida por el Ministerio de Desarrollo Social de la anterior gestión provincial para transformarla en accesible. En ese marco, en 2011 sumó varias mejorías en su radio céntrico, con nuevas rampas, veredas con demarcación especial para no videntes y espacios reservados para que estacionen discapacitados.
Mariano Bustos, en su silla de ruedas, reconoce que “el centro está mucho mejor”, aunque marcó que “falta concientizar y controlar más”, porque los autos estacionan sobre las rampas o los comercios ocupan veredas con mesas o mercadería. Sugirió que la mejoría no se limite sólo a la calle principal. “Hay calles en las que ni siquiera hay veredas”, apuntó.
Los dos bancos tienen accesos adaptados. En algunas instituciones o sitios de concurrencia, también; y en otros faltan.
Mirta Medina, coordinadora de Educación del municipio, recordó que además de mejorías arquitectónicas se dieron talleres de capacitación. La última novedad: varios comedores agregaron cartas en Braille.
 
San Francisco. recién empiezan. Es una materia pendiente en esta ciudad. En los últimos años hubo algunas mejorías puntuales, pero insuficientes para hacer más accesible la arquitectura urbana.
Se adaptaron los accesos al municipio y a algunos de sus edificios. Se recambiaron y unificaron aceras, agregando rampas en esquinas, pero sólo de algunas calles céntricas. Falta hacerlo en gran parte de la ciudad. Además, quines se conducen con limitaciones plantean que no hay control sobre el estado de veredas y los obstáculos existentes.
Marcelo Olocco  relevó años atrás edificios públicos y privados sin acceso adaptado. “Algunos mejoraron, como el Palacio municipal y el Bancor”, citó desde su silla de ruedas. Pero marcó que es mucho lo que falta, tanto en la vía pública como en instalaciones privadas con concurrencia de público.
 
Río Tercero: le falta mantener y  profundizar. Hubo avances, aunque resta un mejor mantenimiento. El centro y varios barrios tienen rampas en esquinas, pero en varios casos se ven deterioradas. Todos los bancos ya son accesibles, menos el Nación. En edificios públicos (aunque no todos) sumaron rampas; y la sede municipal, que resultaba sólo accesible en planta baja, tiene ahora ascensor. En pleno centro hay un espacio exclusivo por cuadra para vehículos de discapacitados. En sitios privados de concurrencia pública hubo mejoras, pero en pocos casos.
 
Villa Dolores: más en lo público que en lo privado. La cooperativa de servicios Cemdo donó y colocó hace una década 110 rampas para las esquinas principales. Eran de fibra de vidrio, con pintura antideslizante y barandas. En los últimos años se sumaron algunas más. La situación en edificios públicos es desigual. No todas las escuelas tienen rampas. En bancos, el Macro y el Córdoba las hicieron; falta el Nación. El edificio de Tribunales estrenó recién. La mayoría de las dependencias municipales las tienen. En el sector privado, es materia pendiente.
 
Río Ceballos: las primeras mejorías están en marcha. Inició el año pasado un plan: se construyeron 80 rampas sobre avenida San Martín y se colocaron semáforos que se activan pulsando un botón para facilitar el cruce de esa calle principal. El edificio municipal sumó una rampa. Crearon espacios diferenciados para estacionamiento de vehículos de discapacitados. Se puso señalización en Braille de edificios públicos y paradas de colectivos. Falta avanzar fuera de pleno centro y en el sector privado.
 
La Falda: hizo foco en el centro. Una reciente remodelación de la calle más céntrica aportó las primeras mejorías en accesibilidad aquí. En ocho cuadras de esa arteria se ampliaron veredas, incluyendo la incorporación de rampas en esquinas y demarcaciones en la acera para orientar a ciegos. Los cuatro bancos, además, tienen sus accesos adaptados. La mejoría sólo se percibe en esa calle céntrica. La ondulante topografía serrana complica la transitabilidad en sillas de ruedas.
 
Villa María: con avances en varios sentidos. Está entre las que más medidas de accesibilidad han incorporado. Casi todas las esquinas céntricas cuentan con rampas y en algunos barrios –aunque no en todos– también. Los edificios municipales tienen accesos adaptados, salvo alguna excepción, así como los bancos, escuelas y los comercios más concurridos. Aunque no todos, un buen número de bares y restaurantes tiene accesos y sanitarios adaptados.
Además de infraestructura, hubo acciones de avances adicionales, como promover menús en restaurantes con versiones en Braille y se hicieron campañas para que en las veredas no se coloquen carteles, mercadería y otros obstáculos. Faltaría acentuar el control y seguir sumando.
 
Carlos Paz: buenas normas, pero que no se respetan. Aunque cuente con normas que promueven la accesibilidad a edificios públicos y de uso público, la realidad muestra otra cosa. “En lo normativo estamos diez puntos pero en la realidad estamos muy retrasados”, reconoció Liliana Bina, directora de Planeamiento de la Municipalidad. “Y se agrava por la falta de conciencia y la topografía accidentada de Carlos Paz, con tantos desniveles”, acotó.
“Muchos edificios públicos y privados tienen rampas para que les aprueben los planos, pero están fuera de norma y no son usarles”, explicó Orlando Netto, de la ONG Acceso Ya. “Algunas parecen una burla”, añadió. Citó que falta sumar rampas en esquinas y mantener las que hay.
 
La Cumbre, reconocida a nivel internacional
En 2011, el municipio de La Cumbre recibió el premio Reina Sofía, de España. Es el único de Córdoba con esa distinción.
Ese premio internacional resalta las iniciativas municipales a favor de la integración social y la supresión de barreras arquitectónicas para la accesibilidad de personas con discapacidades, salvando las limitaciones físicas.
El premio involucró un aporte de 15 mil euros al municipio que debió reinvertir en el plan.
En 2009, La Cumbre comenzó a intervenir su casco céntrico con el objetivo de salvar barreras físicas para vecinos y turistas. Bajo la denominación La Cumbre Accesible desarrolló un proyecto piloto junto al Ministerio de Desarrollo Social provincial, convirtiéndose en la primera localidad cordobesa donde una persona que se desplace en silla de ruedas puede atravesar calles y veredas y acceder a instituciones públicas, bancos, comercios y otros sitios, en buena parte del perímetro urbano. La calle céntrica tiene además veredas con demarcación para ciegos.
Además, se desarrollaron cursos de lenguaje de señas, programas de voluntariados y tutorías y se imprimió en sistema Braille material informativo, entre otras acciones. Restaría que el mismo criterio llegue a los barrios para una integración total.
 
Fuente: La Voz del Interior

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