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24 de Marzo de 2013 - Política

La Rioja-La teoría Q de la (in)existencia

Mientras para muchos la única verdad es la realidad, para el quintelismo lo que es no existe. Una nueva y superadora concepción teórica que podría desvelar a los más encumbrados y afamados hombres de ciencia.

Si usted decide circular con su vehículo por las calles de esta querida ciudad capital de La Rioja, y de pronto se sumerge cual nadador profesional en un bache de profundas dimensiones, y siente cómo el rodado parece desarmarse desde adentro y entonces desata toda su bronca y su ira contra quien cree que es el responsable, sepa que usted, querido lector, está totalmente equivocado y, a todas luces, requiere de una inmediata atención psicológica porque ese bache no sólo que no existe, sino que es producto de su loca imaginación y usted, y nadie más que usted es responsable por haberlo puesto allí, en su camino.
Sáquelo por favor, porque podría ser aún más grave en el caso en que usted no vea sólo un bache sino una cantidad indefinida e interminable de baches que minan las calles de la Ciudad, y usted nuevamente desataría su bronca e ira contra quien considera que es el responsable. Usted, estimado lector, a todas luces se está convirtiendo -sépalo- en un fabulador serial; en un conspirador incurable, y requiere de la urgente atención de un equipo de profesionales.
Ahora bien: si usted insiste con circular por las calles de la Capital y al llegar a una esquina en la que se congrega un tráfico importante, en una hora pico, en la que todos quieren pasar, atina a poner toda su suerte en manos de los semásforos que tienen las correspondientes luces apagadas, o que titilan en intermitente amarillo, o que simplemente no se entienden porque están afuera de programación, lo que se le sugiere, estimado lector, es que concurra de inmediato al oculista, ya que eso de manejar con tan alto grado de daltonismo no es muy aconsejado por los especialistas.
Y más aún: debería usted devolver su carné de conducir (que además ya no le sirve porque está desactualizado y hay que cambiarlo por el nuevo para aumentar la recaudación comunal) y, de ahora en más, quedarse en su casa.
Pero si aún así usted insiste -masoquísticamente- y resuelve seguir intentando circular por las calles de esta Capital y a mitad de recorrido siente que está inmerso en medio de una especie de selva en la que el lema preferido es “sálvese quien pueda” y ve pasar a su lado infinidad de motos en las que se transportan infinidad de personas (léase más de dos por moto), todas sin cascos, o con los cascos en los codos y llevando todo tipo de objeto como si se tratara de un flete, y aún cree -ingenuamente- que en la próxima cuadra aparecerán los más preparados inspectores de tránsito municipales para poner fin a esa situación definitivamente, usted, es el peor de los desubicados. No merece -sépalo- circular por las calles de esta Ciudad.
Ahora bien: si después de todo ya desistió usted de conducir su vehículo por las calles de esta Capital -lo que a todas luces le resultará saludable- y resolvió encomendarse entonces al servicio de transporte de pasajeros, y de pronto cae en la cuenta de que lleva más de 20 minutos esperando debajo de una garita cuyo techo es el sol y que cuando el colectivo llegó estaba repleto de gente, y entonces debió viajar parado durante un buen rato hasta que la vetusta unidad se rompió, y debió bajar para esperar otros tantos 20 minutos y cuando al fin retomó su raid debió padecer esta vez un accidente y tuvo que bajarse nuevamente y esperar otros tantos 20 minutos para al fin poder llegar -tarde- a su destino, no se queje ni haga visible su enojo; la culpa es suya. Usted, querido lector, definitivamente -sépalo- es un inadaptado social y, como tal, no tiene derecho a pedir un servicio mejor ni a reclamar por el precio del boleto; mucho menos pedir por otra empresa que rompa con la exclusividad de Riojanos.
Nada que decir, tampoco, si luego de llegar -tarde- a su destino, se da con que ya es de noche y debe caminar ahora varias cuadras abrazado por la más profunda de las oscuridades, a merced de cualquier cosa que le pueda ocurrir. No reclame. No pida más ni mejor iluminación. Usted, definitivamente, no debería vivir en esta Ciudad a la que no logra comprender.
Y si después de todo esto usted emprende el retorno a casa, sano y salvo por la providencia de Dios, pero con tanta mala suerte que se desata en ese momento un fuerte temporal con ráfagas de viento e intensa lluvia, y decide entonces recurrir al servicio de taxi o remis, y cae en la cuenta de que no pasa ningún móvil porque las calles están completamente inundadas como consecuencia del mal funcionamiento o falta de desagües, entienda de una vez por todas que nada se puede hacer porque el que está definitivamente mal, fuera de foco, es usted. No insista y siga caminando.
Y si ya una vez en su casa usted de pronto resuelve -en un arrojo de absoluta inconsciencia- sacar la basura, ponerla en el canasto para tal fin y quedarse a esperar por una semana o más a que el recolector de residuos pase a retirar esa humilde bolsita suya, sepa estimado lector que usted, de seguro, equivocó el día para sacar los residuos (aún cuando haya esperado más de una semana, no insista), ya que por nada del mundo se le puede cruzar por la cabeza que el servicio de recolección en la Capital riojana pueda ser deficiente.
¿Y qué decirle si por su barrio -uno de los tantos nuevos barrios en la Ciudad- ni siquiera se puede adivinar de que color es el camión recolector? Entienda, estimado lector, que usted se fue a vivir al lugar equivocado y, mínimamente, necesita de una brújula que encauce el rumbo de su vida. Eso, es así de Easy.
Pero si aún así usted insiste -por ser de esos que creen que la única verdad es la realidad- y entonces decide informarse para saber qué está pasando en la Capital de los riojanos y elige -a tal fin- a este medio, sepa que nada de lo que está leyendo aquí existe, porque quien esto escribe no existe, porque este medio no existe (no vaya a querer creerle a quien le contó que hace poco NUEVA RIOJA cumplió 10 años) y porque en definitiva usted, que quiere expresar su bronca y su ira, que quiere hacer saber su enojo y su disconformidad, usted, sépalo, para esta Ciudad y este Municipio, tampoco existe.
 
Nueva teoría
¿Y cómo se explica todo esto? Cualquier análisis, por más profundo y filosófico que pudiera ser resultaría insuficiente si no se contara con una nueva teoría en materia de (in)existencia o existencialismo.
Pero no se preocupe. Se trata de una teoría superadora, ni más ni menos, que de la ya ampliamente estudiada teoría de la “realidad virtual”, esgrimida por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, bajada ahora a estos pagos por el teórico intendente capitalino Ricardo Quintela, y que plantea una novedosa y compleja concepción del ser y del no ser, según una visión tan particular como parcial, por no decir absolutamente acotada.
Científicos de la talla de Clayton Alderfer, Tomás de Aquino, Jean-Baptiste de Monet Lamarck o Charles Robert Darwin verían con temor tambalear sus estudios sobre el origen, existencia y evolución de la humanidad a partir de los nuevos preceptos Q en esta materia.
Y seguramente que estos hombres que supieron dedicar plenamente su vida en pos de desarrollar las teorías que, en definitiva, pudieran explicarnos, pasarían horas y horas tratando de comprender cómo es esto del ser en el no ser, del existir en el no existir, o de negar lo que existe para al mismo tiempo darle una entidad muy cercana a la del enemigo público número uno, según la compleja nueva teoría Q que viene a rebatir todo lo escrito anteriormente.
En uno de sus tantos arranques de furia, el intendente Ricardo Quintela afirmó que este medio, NUEVA RIOJA, “no existe” y que el otro (El Independiente) “miente”. Pero al mismo tiempo, les otorgó la entidad de conspiradores de la causa quintelista por el sólo hecho de mostrar una realidad que, como tal, es y se ve reflejada, aún cuando el mandatario municipal insista en querer ocultarla.
Ocurre que para la teoría Q de la (in)existencia lo que es, no es; lo que se ve, no está. Y esto viene a dar por tierra con el existencialismo, que es una corriente filosófica que persigue el conocimiento de la realidad a través de la experiencia inmediata de la propia existencia, lo que para el quintelismo vendría a ser simplemente un vacío, una ausencia.
Es decir, para Quintela y la amplia mayoría de su séquito, lo único que existe es lo que el Municipio pretende que todos veamos. Y todo aquello que queda fuera de esa visión y pretende mostrar una realidad de ciudad tristemente desbastada en la que convivimos a diario, no existe.
Y no sólo que no existe, sino que es, al mismo tiempo, la peor de las lacras en materia informativa, por el sólo hecho de poner en evidencia lo que todo el mundo ve, pero que para los ojos del Intendente no es.
La nueva teoría de la (in)existencia Q persigue, en definitiva, el objetivo de ocultar mediante el silenciamiento de los medios de comunicación toda realidad adversa capaz de poner en evidencia que aquí, en esta Capital, lo que es seguro que no existe es un Municipio capaz de hacer frente a sus responsabilidades y compromisos con lo que para Quintela sigue siendo, tras 10 años de gestión, “la ciudad de los sueños”.
 
Contraposiciones
La parafernalia quintelista, sumergido en sus propias (in)existencias, ha dado lugar en los últimos tiempos a señales tan contrapuestas como irrisorias, en muchos casos. Desde el Municipio se empleó en los últimos tiempos la estrategia de la victimización en materia de recursos, para declarar sistemáticamente estados de emergencia (financiera y en los servicios). Sin embargo, y al igual que el resto de los departamentos el municipio Capitalino también goza de los beneficios de los convenios firmados por el Gobierno provincial con Nación, el último de ellos por más de 109 millones de pesos que serán destinados fundamentalmente a obras.
No hay discriminaciones. Salvo las propias, claro, que son evidentemente internas y que, cada tanto, se cobran algunos soldados. Sin ir más lejos, las últimas declaraciones del titular del SOEM Carlos Del Giorno, quien dejó deslizar que el Intendente “da sobres por debajo de la silla a los directores de área”, hablan de una nueva ruptura dentro de un sector evidentemente fracturado, por donde se lo mire.
Y habla también, a las claras, de la ausencia de un programa claro de gestión que se sustente, además, en el tan declamado “diálogo maduro” que se pide permanentemente.
Sin embargo, es importante destacar una señal en positivo en esta materia. Aparentemente depurada ya el área de comunicación municipal de quienes no supieron llevar con altura y responsabilidad dicha tarea, surge ahora el nombre de una mujer que es bien considerada en la esfera política, con amplia experiencia en diferentes áreas y con un perfil que se contrapone claramente con el que viene mostrando el quintelismo en esta y otras materias.
Gabriela Pedrali será quien tendrá ahora la ardua tarea de torcer una historia que sabe mucho más de desaciertos y contraposiciones propias, que de culpabilidades ajenas.

Fuente: Nueva Rioja

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