Lo proyectan otorrinolaringólogos para el grupo de entre 10 y 24 años en ciudades como La Plata
La relación entre exposición al ruido y discapacidad auditiva preocupa cada vez más a los especialistas. Y esa preocupación pasa de las luces amarillas a las rojas cuando se trata de evaluar el impacto del sonido recreacional sobre los oídos de los jóvenes. Se estima que en la última década se triplicó el ruido recreacional al que están expuestos chicos y adolescentes. Ahora, en un reciente encuentro de profesionales fonoaudiólogos y otorrinolaringólogos de todo el país, se advirtió que el 30% de los jóvenes de entre 10 y 24 años puede llegar a tener trastornos auditivos no laborales. E instó a mejorar la prevención y la concientización sobre ese sector de la población, considerado el más vulnerable al ruido.
En el encuentro, organizado por la Federación Argentina de Sociedades de Otorrinolaringología y la Asociación Argentina de Otorrinolaringología y Fonoaudiología Pediátrica, se indicó que el número de afectados superaría a las 30.000 personas y se destacó que Buenos Aires es una de las ciudades más ruidosas del mundo, al tiempo que se destacó que ciudades como La Plata y Mendoza también se encuentran alcanzadas por el problema.
El tema ya había sido motivo de advertencias difundidas en su momento por el Colegio de Fonoaudiólogos de nuestra ciudad, que comenzaron a detectar en jóvenes problemas auditivos propios de la tercera edad.
El encuentro de profesionales respondió al título “Contaminación Auditiva” y en él se escucharon datos de especialistas de distintos puntos del país con la idea de crear un banco de datos sobre contaminación auditiva en la Argentina, ayudar a detectar los síntomas y a solucionar las consecuencias de la contaminación.
Los especialistas destacaron la inexistencia de políticas de salud orientadas a resolver estos problema, llamaron a educar y concientizar a niños y adolescentes sobre la problemática y la importancia del cuidado de la audición.
sugerencias
Entre los consejos que se escucharon en el encuentro se destacó uno que tiene que ver con la conducta a seguir si se utilizan dispositivos para escuchar música que se colocan en el interior del oído. En este caso, la recomendación fue que se usen a menos del 60% de su capacidad de volumen.
Al mismo tiempo, se recomendó resguardar los oídos con protectores o dándoles descanso del sonido recreacional.
Se sugirió, por lo demás, que todos los profesionales en contacto con adolescentes se comprometan con la prevención de daños como la aparición de acúfenos, que una vez que se presentan ya resultan irreversible.
La advertencia de los expertos va en consonancia con la hecha por la Organización Mundial de la Salud, que recientemente consideró a la pérdida de audición por exposición al ruido como una de las enfermedades irreversibles más frecuentes, especialmente entre los jóvenes.
También destacó que el impacto de las ciudades ruidosas no sólo se nota en los daños auditivos: también se percibe en una mayor irritabilidad, estrés, disminución de la capacidad y el apetito sexual, hipertensión, taquicardias, dolores de cabeza y fatiga.
Fuente: El Día
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