Representantes de la firma Tomás de León dieron precisiones del escrito que presentaron al Concejo Deliberante pidiendo "igualdad de condiciones" respecto a la ordenanza 001/12 que norma el cierre dominical para superficies mayores a los mil metros.
El Concejo Deliberante de General Pico debería tratar mañana una nota remitida por la empresa supermercadista Tomás De León, donde se pide habilitar “normalmente” la atención al público durante los días 8, 23, 24, 30 y 31 de diciembre próximo. Para los comerciantes se trata de fechas “claves” en cuanto a ventas para todo el comercio en general, pero en el caso de los supermercados o autoservicios de grandes superficies existe la traba de atención horaria a partir de la implementación de la ordenanza 001/12 que norma el cierre dominical. Es la segunda vez que los supermercadistas insisten con el aggiornamiento de la norma.
Ayer, en una nota concedida a este medio Hariel Martínez y Aníbal Sánchez, titular del directorio y gerente general de la firma respectivamente, fueron puntuales al explicar las pretensiones de la empresa respecto al tema. La firma piquense, que tiene una plantilla de 160 empleados, aclaró en la nota entregada que resultaba “vital” la revisión de la norma. Y en ese marco, Martínez sostuvo que tal como están las cosas la cuestión empresarial se complica ante la falta de igualdad de condiciones para trabajar. “Esa ordenanza tiene algunas falencias que fueron bien aprovechadas por otro sector de comercialización, que puede trabajar los días feriados a contrapelo de lo que nos exigen a nosotros”, avanzó.
Para el empresario, además, está detectado que “no se cumplen los horarios correspondientes, entendemos que no es culpa de ese canal de ventas sino de la fisura que dejó la ordenanza”, agregó. Para la empresa, este proceso tiene un arrastre de cuatro meses. Y lo explica Sánchez, “la realidad marca que De León se encuentra en una situación complicada por la falta de igualdad ante la ley, no pedimos ninguna ventaja competitiva, al contrario, la idea es que todos estemos en igualdad de condiciones y dejar en manos del cliente la elección de la mejor oferta. Si todos hacemos lo mismo y la peleamos de igual a igual es fantástico, pero como están dadas las cosas no es pareja la situación”.
Según su criterio, ¿por dónde debería pasar la resolución para que deje a todos conformes?
Siempre se trabajó de buena fe por parte de todos los actores, llámese municipio, gremio y empresas. Cuando salió la norma era un tiempo y quizás sirvió para cubrir una falencia de ese momento, pero como en todas las cosas el comercio es dinámico y ahora a 10 meses de sancionada la ordenanza las cosas no cierran para todos por igual. No decimos que está mal ni pedimos que se derogue, sino que se mejore, que se adapte a este tiempo porque en la práctica hay un sector beneficiado y otro perjudicado. Lo único que pide De León es igualdad: si cerramos cerramos todos, si se decide un horario respetar ese horario, y después que quede a elección de la gente.
El espíritu de la ordenanza fue claro: el beneficio del trabajador y del pequeño comerciante, ¿creen que eso se terminó tergiversando?
La idea fue buena, como ustedes dicen, favorecer al empleado y al cuentapropista. En eso estuvimos de acuerdo, pero no podemos cerrar para que se favorezca otro canal y no el pequeño comerciante. Se terminó desvirtuando y confío en que los concejales, junto con los funcionarios del Ejecutivo, tomarán nota de eso.
¿Ese fue el punto neurálgico de la reunión que mantuvieron con el municipio?
Se buscó, con ellos, hallar una solución. Evidentemente los cambios que sufrió la estructura municipal, tal vez, impidieron que esto tuviera una continuidad lógica, y lo entendemos. Queremos ser claros: acá no hay nada para esconder; está el sindicato, estamos nosotros y está el municipio, hay que sentarse y discutir cómo salimos de esta coyuntura de la cual, insistimos, estamos en desventaja.
¿El gremio está en sintonía con este pedido, estuvieron en contacto?
Fueron los primeros con los que hablamos y entendieron, no fácilmente, cuál era la realidad de la empresa. Y entendieron que la nuestra es una realidad distinta a la que puede afectar a otro supermercado del mismo o mayor nivel, porque nuestra solvencia pasa por las cajas y el trabajo, distinta es la posición de las cadenas que pueden tener “revanchas” en otras ciudades. De León es General Pico y nada más que General Pico, no tiene sucursales en otros lugares.
¿Está constatada, para ustedes, la merma en ventas que provocó la llegada del tercer canal llámese autoservicios de capitales orientales?
Es muy importante, se nota en todos lados, y no lo dice De León solamente. Lo dice Changomás, La Anónima o la Cooperativa Obrera, no es exclusivo de De León el problema. Así como están las cosas, la ciudad está permeable a la llegada de otros capitales y eso es lo que intentamos advertir a través de los contactos que estamos haciendo.
¿Qué camino tomarán si no se modifica la ordenanza?
Confiamos en que se reformará, ni siquiera pensamos que no se pueda hacer nada. Acá lo que se tiene que saber es que somos una empresa de Pico y no pretendemos ejercer presión, pero evidentemente si esto sigue así puede peligrar la estabilidad laboral de mucha gente. Es una medida que no nos gustaría llegar a tomar, pero estos desfasajes nos van a generar problemas en los próximos meses, que son claves para nosotros por muchas cuestiones operativas.
Fuente: Diario La Reforma
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