La edad promedio de las víctimas tratadas en hospitales públicos es de 25 años. La pérdida de extremidades, los ojos, la audición o secuelas psiquiátricas son las consecuencias más frecuentes.
Cada año, los accidentes de tránsito en Mendoza dejan como saldo alrededor de 400 discapacitados, cuya edad promedio es de 25 años. Siendo tan jóvenes las víctimas, es evidente que pagarán un alto costo social, económico y emocional, ya que pasarán las próximas cinco décadas en silla de ruedas, ciegos, sordos o sufriendo por la pérdida de alguna de sus vísceras, además de sobrellevar las secuelas psiquiátricas, si es tenida en cuenta la expectativa de vida actual de un ser humano.
El desolador panorama fue medido por la Comisión de Estudio y Evaluación de Estadísticas de Accidentes de Tránsito (CEAT), tomando en cuenta la cantidad de certificados de discapacidad que pidieron quienes fueron internados en hospitales públicos luego de un hecho de estas características, en base al cruce de datos como el DNI. Esto significa, que todos aquellos pacientes que fueron tratados en el sector privado no están incluidos en la cifra final, pero estimaciones propias del CEAT indican que la cantidad de nuevos discapacitados podría duplicarse.
La discapacidad como consecuencia de los accidentes de tránsito comenzó a medirse este año, luego de la integración de la Dirección de Discapacidad al CEAT, ya que hasta hace poco el trabajo de análisis estaba dirigido a contar las muertes, si eran o no en el lugar de hecho y cuantos días de internación requerían.
Ahora, el esquema de la Comisión está dirigido a medir también las marcas que deja un accidente en quien vive para contarlo, con todo lo que esto implica. El triste ranking de las discapacidades está conformado de mayor a menor, por las motrices, visuales y múltiples, auditivas y mentales (ver gráfico de torta).
Este nuevo camino permitió depurar el trayecto que hacen los accidentados desde el hecho en las rutas hasta el egreso del hospital, vivo, con secuelas graves o fallecido.
En este sentido, el año pasado fueron atendidos 13.227 lesionados de diferente consideración por los servicios de emergencia, de los cuales 3.181 quedaron internados en un centro asistencial público con un promedio de estadía de cinco días.
Otro modo de ver el problema es tomar el criterio de la Organización Mundial de la Salud, según la cual se establece una relación entre la cantidad de fallecidos y heridos graves por accidentes con una tasa 1 en 20. Entonces, si en la provincia el año pasado murieron 354 personas, fueron 7.080 los heridos graves en total, más allá de si recibieron atención pública a privada. Con esto se explica porqué los nuevos discapacitados suman cerca de 800 por año.
De todos modos, la titular de la CEAT y de la Dirección de Epidemiología de la Provincia, Adriana Koch, aclaró que el número final acerca de cuántos son los discapacitados y cuánto le sale al Estado este tipo de atención no está terminado aún porque recién ahora se están registrando parámetros necesarios para establecer los perfiles de los lesionados leves, moderados y graves. Además, deben medirse las pérdidas por muertes prematuras, los costos sociales para la persona y la familia luego de quedar discapacitado.
Fuente: Diario Uno
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