Entre los mitos de la sexualidad y la discapacidad se destacan que las personas con impedimentos son asexuales, eternos niños o hipersexuales.
Se sienten aislados. Se les ha hecho creer que el asunto no tiene que ver con ellos. Así que de eso no se habla. Sin embargo, el silencio les hiere con su presencia y el dolor se acrecienta con los prejuicios de una sociedad que aún no ha logrado de manera íntegra hacer accesible en su mente a las personas con discapacidades.
¿Alguien me podrá hablar del tema sin reírse de mí? ¿Le podré decir cómo me estoy sintiendo? ¿Tendré la capacidad de que alguien que no sea igual que yo me pueda hablar? Son interrogantes de una persona sexual, sí, porque no son asexuales, aunque la sociedad no lo haya validado.
“Si mi sexualidad no es válida por la sociedad, por mis padres, por los maestros, por los profesionales que me asisten, pues entonces es bien difícil que yo me acepte como persona”, expone la sexóloga Ivonne Flores.
Entonces, se hace necesario que se “comience a educar (...), a salir del cajón de los silencios y los miedos”, subraya.
Recordó que el colectivo de las personas con discapacidad en la Isla –que para 2010 sumaba 723,900 de un total de 3,697,700, según información censal– ha tenido logros si se compara con las décadas en las que eran escondidos o institucionalizados y se ha avanzado en la educación, la rehabilitación y la transición de la integración hacia la inclusión, pero el tema de la sexualidad ha sido silenciado y cuando se atiende se hace desde la perspectiva problemática. “Tenemos que enfocar un poquito la visión para hablar desde las posibilidades, no de los problemas, porque cuando hay muchas posibilidades los problemas se disminuyen y a veces hasta desaparecen”, expone Flores.
“Hay que ver dentro de esas posibilidades cómo cultivamos a ese ser como un ser sexual responsable (...). Se ha creado un modelo de la sexualidad que quedan muchas personas fuera”, agrega.
Explicó que una de las situaciones a la que se enfrentan es que una vez se llega a la adolescencia no se da una separación entre el padre o la madre dando espacio a la sobreprotección.
Es también un asunto del derecho que tienen a tomar decisiones sobre su cuerpo, dice, ya que existen los derechos sexuales como la educación sexual. Por ejemplo, una de las grandes controversias es si deben o no tener descendencia. “Vamos a decidir si la operamos y así no nos cogemos riesgos –dicen los progenitores–. Pero, los protagonistas son las personas con impedimentos. Y claro hace falta educación. No es que esa no sea una alternativa, pero siempre tiene que ser presentada como una alternativa y no como la solución (...). No estamos reconociendo unos derechos”, argumenta Flores.
Esta realidad puede afectar la autoestima de las personas con discapacidad. Para Ramón Uribe, un trabajador social de 27 años que tiene espina bífida e hidrocefalia, la educación debe iniciar a temprana edad para evitar el aislamiento y la discriminación.
Ramón tuvo que enfrentarse a preguntas como si al tener una incapacidad física podría tener algún tipo de relación. “Entonces tienes que trabajar con tu impedimento físico, más con el pensamiento de la otra persona, y estás trabajando doblemente para poder construir y llegar a una equidad social”, manifiesta.
Mientras iba buscando la forma de encontrar respuestas a sus preguntas en consejería o grupos informales, Ramón se sentía discriminado como cuando iba a una farmacia a buscar profiláctico. “Si todos pueden ir, por qué yo no, porque tengo impedimento”, expone. “Mi cuerpo al igual que mi físico va a seguir sintiendo los mismos estímulos que siente una persona regular; pero (qué pasa si) mi mente no está capacitada, tiene que haber un equilibrio entre cuerpo y mente para que entonces pueda haber una mejor calidad de vida”, agrega.
En parte, la educación de sus progenitores fortaleció su autoestima ya que le enseñaron que podía hacer las cosas aunque fuera más lento.
Ramón lleva tres meses de casado. “Ante tanto discurso social de que la persona con impedimento era asexual yo quería lograr eso; ahora que lo tengo, me siento sumamente realizado y una de mis metas es ser padre”, destaca.
Pero, hay otros que siguen aislados. Como profesional, en Movimiento para el Alcance de Vida Independiente, Ramón se ha encontrado con padres o madres que preguntan: “Si lo hago y sufre, qué voy a hacer” y “Lo tengo que dejar pasar por el proceso o vuelvo al apego”. Ante esa realidad, dice Flores, hay que darle visibilidad al tema, “por ahí podemos empezar.”
Taller educativo para profesionales
Sobre la sexualidad de las personas con discapacidad. Se ofrecerá a profesionales el 17 de septiembre por la sexóloga Ivonne Flores para exponer herramientas que ayuden a entender el tema. Auspicado por Taller Salud. Para información, llamar al 787-876-3440 o 787-256-7568.
Fuente: Primera Hora
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