Por Martin Tetaz*
El domingo 10 de junio amaneció despejado aunque un poco más frío de lo que se esperaba. Sin embargo los 3 grados centígrados no fueron suficientes para amedrentar el reconocido espíritu deportista del gobernador Daniel Scioli, quien con el número 9 en su casaca anaranjada capitaneó al equipo de fútbol 5 que enfrentó a los verdes camioneros liderados nada más ni nada menos que por Pablo Moyano.
Claro que lo de “enfrentó” en realidad es un tanto metafórico puesto que minutos antes, el mandatario provincial fue bendecido por la presencia y el apoyo político del mismísimo Hugo Moyano, justo cuando el gremialista estaba en pleno preparativo del acto en el que formalizó su enfrentamiento con la Presidenta de la Nación.
La alegría del triunfo deportivo pareció durarle poco a Scioli, quien no había logrado llegar a las duchas cuando comenzó a recibir los llamados de sus asesores advirtiéndole sobre la falta de timing del encuentro, en un contexto en que las cuentas de la Provincia no cierran, tornándose vital la asistencia financiera de la Nación.
DICHOS Y CIFRAS
La primera reacción desde la Gobernación fue decir que Presidencia no había enviado todos los fondos que le correspondían de acuerdo a la coparticipación, pero rápido de reflejos, Hernán Lorenzino dirigió la atención de los interesados hacia la página web de la Comisión Federal de Impuestos, que es el órgano con representación de Nación y Provincias que controla la automaticidad del envío de los fondos tributarios. Según el organismo, Buenos Aires recibió al día 4 de julio $ 15.632.154.295 que equivalen al 19,88% del total de los fondos totales coparticipados durante 2012. Para tener una idea comparativa, el año pasado Scioli recibió un 19,48% del total del dinero girado a las provincias por la Nación, de modo que en los hechos no existe discriminación alguna contra la Provincia.
El segundo intento de defensa vino por parte del Jefe de Gabinete bonaerense Alberto Pérez, quien dijo que “la Provincia de Buenos Aires tiene un problema estructural que lleva 25 años, que es la pérdida de los 7 puntos de coparticipación y el congelamiento del fondo del Conurbano en 650 millones de pesos desde 1996, que es lo que explica el déficit estructural que tiene la Provincia”.
En rigor de verdad, la historia a la que hace referencia Pérez en materia de coparticipación empieza con la Ley 20221 de marzo del ’73 que disponía que Buenos Aires recibiría 13,57 de los recursos tributarios coparticipables.
Esa ley estuvo en vigencia hasta el año 1984, cuando por no contar con el apoyo de la oposición (peronista) el entonces oficialismo (radical) no pudo prorrogarla y el sistema de coparticipación, como sostiene un trabajo de Oscar Cetrángolo de la CEPAL, quedó en una nebulosa jurídica hasta que en 1988, después de que Alfonsín perdiera las elecciones del ’87, incluida la provincia de Buenos Aires, que pasó a ser gobernada por Antonio Cafiero, se sancionara la Ley 23.548, que incrementaba la distribución primaria (más dinero a las provincias y menos a la Nación) pero bajaba la participación de Buenos Aires en el reparto secundario (el que se hace entre las provincias). El resultado global es que Cafiero pasó a recibir 12,46 puntos del total de los recursos tributarios nacionales. Casi exactamente 1 punto menos que lo que le tocaba a Buenos Aires de acuerdo a la Ley anterior.
REFORMA DEL 92
En el año 1992, el régimen sufrió una modificación sustancial. Como parte del Pacto Fiscal entre Nación y Provincias, el Gobierno Central se quedó con 15 puntos de la coparticipación, para financiar la privatización del sistema de jubilaciones y ofreció como compensación el 10% de la recaudación del impuesto a las Ganancias a ser repartido así: 650 millones para Buenos Aires (el famoso Fondo del Conurbano) y el excedente al resto de las provincias.
Pero claro, en la práctica esa reforma (sumada a otras que siguieron) le quitó a la Provincia 2 puntos de los fondos coparticipables y con el proceso inflacionario que se desató desde la salida de la Convertibilidad aquel gran negocio de 650 millones, que en su momento más que compensaba la quita, hoy quedó completamente devaluado.
Por otro lado, si bien en porcentajes del total de los recursos tributarios coparticipables, la Provincia perdió un punto en 1988 y casi 2 puntos más por la reforma de 1992, en términos absolutos el total de fondos enviados por la Nación a las provincias (entre ellas Buenos Aires) creció espectacularmente en los últimos 20 años, en virtud del aumento de la presión tributaria efectiva y del crecimiento económico. Así, mientras que en 1993 el total de los fondos coparticipables ascendieron a 12.594 millones (pesos convertibles a dólar), el año pasado se giraron 133.214 (unos 29.603 millones de dólares).
La Provincia entonces no es estructuralmente deficitaria porque reciba menos fondos por coparticipación (de hecho recibe el doble que hace 20 años). El problema es que sistemáticamente subió el gasto a medida que la economía crecía y los recursos aumentaban, entonces ahora que la actividad económica no crece y los ingresos se resienten, emerge la insostenibilidad estructural de un modelo de gestión que sólo funciona con fuerte y sostenido crecimiento económico.
(*) El autor es economista, profesor de la UNLP y la UNNoBA, investigador del Instituto de Integración Latinoamericana (IIL) e investigador visitante del Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales (CEDLAS)
Fuente: El Día
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