A los siete pecados capitales que plantea el catecismo de la Iglesia Católica habría que agregarle un octavo para aplicar exclusivamente a los políticos: la falta de memoria o, más bien, la memoria selectiva
Tanto el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Julián Domínguez, como el Presidente en su visita a esa provincia, han planteado varias veces el traslado de la Capital Federal a Santiago del Estero.
La razón primordial es la necesidad de construir un país "más equilibrado", al menos geográficamente ya que la concentración de poder basada en el manejo discrecional de los fondos públicos no se vería afectada por la mudanza.
Pero además, en ninguno de los dos casos parecen recordar que sigue vigente la ley que autorizó el traslado de la Capital Federal al eje de las ciudades de Viedma- Carmen de Patagones, en la época del presidente Raúl Alfonsín, en 1986, ni que el peronismo boicoteó sistemáticamente ese traslado, que jamás figuró entre las prioridades de los argentinos.
De aquella época quedaron, incluso, una serie de estudios de prefactibilidad, de infraestructura necesaria, de impacto ambiental y otros que bien podrían servir a la actual discusión que propone Cristina Kirchner.
En las actuales condiciones de recesión, inflación, pérdida de puestos de trabajo, devaluación del peso, aumento de la pobreza y muchos otros, no está demás dar el debate de una visión estratégica de país, siempre y cuando no sea otra cortina de humo para tapar los problemas urgentes.
Además, la visión hegemónica que ha mantenido el kirchnerismo en todos los temas hasta ahora hace suponer que se trata de un mero entretenimiento de masas, a efectos de que el pueblo se olvide de cuáles son sus principales problemas en el presente y de la falta de respuesta a los mismos.