Córdoba-Iniciativa de vecinos para perros callejeros que se volvió viral
El grupo construyó una “favela” para perros que funcionó con mucho éxito y se viralizó en redes sociales. Ahora, les proveen alimento, los cuidan en caso de enfermedad y los abrigan cuando hace frío. Además, constantemente se suman personas a la movida que colaboran de distintas maneras.
Todo comenzó cuando notaron que una persona en situación de calle siempre estaba acompañada de un gran grupo de perros. Estos, sin agua, comida ni abrigo, lo seguían a todas partes y dormían con él a la intemperie, siempre por la zona de la intersección entre Avenida Cruz Roja y Avenida Pablo Ricchieri, al lado de las vías del tren.
Tras su fallecimiento, se preguntaron por los perros. Ellos permanecían juntos sin importar que no tuvieran un “guía”. Rondaban por la Avenida Ricchieri desesperados por comida y quienes se conmovían, les acercaban comida a aquel punto en la intersección que era prácticamente su lugar fijo. “Era muy duro verlos abandonados, por eso decidimos tomar acción y ayudar desde nuestro lugar” cuenta una de las vecinas.
Primero, juntaron plata entre todos, encargaron las casitas de madera, las forraron para que resistan al clima, las trasladaron y las colocaron. Para evitar robos, pusieron cadenas y candados que estaban atadas a un árbol. “Ni bien terminamos de poner las casitas, se metieron adentro. Eso fue muy bueno, se acomodaron al toque”, cuenta Sonia.
En la charla, Carlota “Calu” dice entre risas: “A mí me encantaría adoptarlos, pero no podría llevarme a uno solo y separarlo del resto, ellos se mueven juntos”. Esta iniciativa es una forma de tener conciencia y ayudar con un granito de arena que, para los amigos de cuatro patas, significa un montón: en las lamidas, las tiradas panza arriba y los saltos, se ve que estos perros están agradecidos por lo que el grupo hizo y hace todos los días por ellos. “No hace falta que sí o sí te los lleves a tu casa, podés ayudar haciendo este tipo de cosas”, afirma Elisa.
Carlota, Elisa y Sonia remarcan la acción colectiva. Explican que desde que están las casitas hay personas, que ellas no conocen, que se acercan y les dejan comida y agua. De alguna manera, se tejió una red colectiva que nació desde la compasión y se extiende a actitudes diarias que mejoran la calidad de vida de estos perritos.
Uno de los comentarios que surgen cuando se toca el tema de los perros callejeros es “¿Entonces por qué no los adoptas vos?”. Hacer a un animal parte de la familia conlleva una gran responsabilidad, un ingreso económico que permita dedicar una parte a los gastos básicos del animal y, sobre todo, ganas y amor para dar. Sonia, que además pertenece a una organización rescatista y a veces ofrece su hogar como provisorio, cuenta que es algo frecuente tener que retirar perros recién adoptados de casas en las cuales no los alimentan debidamente, los maltratan o simplemente no les “dan bola”. Esto es desafortunado, porque muchas veces no se tiene registro ni se puede controlar a los adoptantes. “No es tarea fácil conseguir hogares. Tampoco es que seamos tan exigentes, pero sí chequeamos que esté lo mínimo e indispensable para poder tener responsabilidad hacia ese animalito que van a adoptar y que entiendan que es un ser vivo”, reflexiona.
Sonia afirma que lo primero que piensa cuando ve a un perro en la calle es que un humano, desde la crueldad, lo abandonó: “Los perros no están en la calle porque quieren sino porque existe una persona, un humano, que los dejó ahí. A veces dejan a perras porque están preñadas entonces prefieren desprenderse y no hacerse cargo ni de ella ni de sus crías. Eso también significa que nunca se encargaron de castrarla, que en realidad es lo más importante. Por otro lado, muchas veces los dejan porque los adoptan y después el perrito crece y no les interesa porque ya no es un peluche para sus hijos”.