Bs. As.-Intendentes K, entre el agua que sube y las elecciones que se acercan
Pese a que se muestran tranquilos y abocados en la gestión, varios intendentes empiezan a develar inquietud por la velocidad que toman los tiempos políticos y la falta de definiciones puertas adentro. ¿Las razones que motivan los pases?
Con el agua literalmente al cuello y el calendario electoral acercándose rápida e inexorablemente, varios intendentes del FpV empiezan a mirar con preocupación el futuro del FpV y su propio destino político. Una agenda que marca demasiados problemas y pocas perspectivas de solución.
Ordenados, todos los intendentes del FpV del interior marcarán como prioridad número uno de gestión el combate contra los efectos de las lluvias. Con más de 1.100 milímetros en los primeros ocho meses del año, una media que supera holgadamente las previsiones anuales, los caminos rurales son foco de conflicto y las aguas que cercan pueblos y ciudades son una luz anaranjada en el tablero de control.
Agotadas todas las posibilidades de gestionar con recursos propios, las respuestas que fueron llegando desde Provincia dejaron a más de un Jefe Comunal masticando bronca. La propuesta oficial de agilizar la compra vía leasing de maquinaria es uno de los puntos de encono. “Terminamos pagando hasta 30% anual; para eso voy y saco un crédito en un banco privado”, se quejaron desde las orillas de un Salado que crece y anega.
La “solución” de la Provincia es estilo Scioli puro, si se compara con otros ítems que enojan, por ejemplo la mentada “descentralización” que “nunca llega con recursos”. Las policías comunales, responsabilidad del intendente, tienen que cubrir miles de kilómetros con un aporte magro de parte de la Provincia que, encima, llega a cuentagotas y con atrasos. De la misma manera ocurre con la Salud, educación y cualquiera de los problemas que la administración provincial se va sacando de encima.
Tal vez por el estrés que genera buscar y no encontrar soluciones, y la tensión que genera confrontar permanentemente con problemas y reclamos, los Jefes Comunales, más que analizar con frialdad el cuadro de situación realizan verdaderos ejercicios de catarsis y enumeran problemas sin ton ni son, en un ejercicio de contabilidad que acumula más en el debe que en el haber.
El Ejecutivo no es el único poder que recibe cuestionamientos. Hay enojo con Legisladores que “viven de vacaciones” y no resuelven cuestiones de larga data como la autonomía plena de los municipios –consagrada en la Constitución Nacional- que otorgaría, entre otras facultades, la de desdoblar los tramos de las listas de Intendentes de la de Concejales, como ocurre en los tramos de Nación y Provincia, que, en los hechos, con la configuración actual, ata a la misma única decisión a dos poderes del Estado.
Del lado político, las miradas de enojo saltean a Scioli y anidan en la Casa Rosada, apuntando específicamente los dotes de mando de la Presidenta –y no su rol como Jefa de Estado-, y los tiempos que se marcan desde la cima de la conducción del peronismo. “Mientras Massa, Macri y Scioli están jugando desde hace un año, nosotros no tenemos un candidato a quién apoyar”, dice un intendente que ha visto desfilar ante sus pares a Agustín Rossi, Florencio Randazzo, Julián Domínguez y otros que sueñan con el sillón de Rivadavia, y que reniega de la sola posibilidad de tener que pintarse una sonrisa naranja para la campaña.
Los intendentes reconocen que está todo supeditado a lo que defina la Casa Rosada. Por un lado, hay apuro por conocer cuál será la decisión. Por el otro hay temor: Es casi unánime la postura contraria a las últimas decisiones de la “mesa chica” de conducción del FpV, con nombres propios: Boudou, Mariotto e Insaurralde, un candidato que desconocían por completo y al que debieron acompañar en cada recorrida sin la mínima convicción.
Sin posibilidad de traducir los cálculos que se llevan a cabo en Balcarce 50, sacan sus propias cuentas y resuelven un rompecabezas con alianzas y renunciamientos por ahora improbables, como la posibilidad de que Domínguez y Randazzo, la esperanza de la cuarta, se suban al mismo barco y hagan lugar para Diego Bossio, un joven y promisorio vicegobernador.