Las omisiones y errores cometidos cuando las circunstancias permitían establecer mecanismos de compensación para los desequilibrios que condicionan el desarrollo industrial en el interior en general y en Catamarca en particular hacen sentir sus consecuencias ahora, en un contexto nacional donde la inversión en el sector se ha retraído por las dificultades económicas
De nada valen manifestaciones voluntaristas, imputaciones o apelaciones a la generosidad. El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez, salió al cruce de las reconvenciones disparadas por el Gobierno nacional y expresó lo obvio: "No hay inversión porque la situación macro no lo permite". El modelo nacional está en crisis, y el retraso cambiario y la inflación que percutieron primero en las economías regionales obstaculizan ya el desarrollo en todo el país. Esta evolución era previsible. El declive de las economías regionales fue una prefiguración. Méndez, en rol gremial, defendió a su sector de los mandobles políticos de la Casa Rosada. "Los empresarios han trabajado y han puesto todo. Son los mismos que antes hicieron crecer el 7 por ciento ¿O creen que alguno se murió y lo reemplazamos, que tenemos dos equipos, A y B? No, es el mismo equipo, el que antes hizo todo para que el país creciera y ahora se esfuerza para poder sobrevivir", dijo.
Cumplida la defensa de rigor, sintetizó el problema: "La queja (oficial) es que no hay inversiones, y no las hay, pero porque la situación macro no lo permite: usted ingresa dólares a $8 y está subvaluado; debería costar 10,11". El conflicto con los fondos buitre forma parte del problema actual, pero no lo originó. "¿Se puede importar fácilmente? No ¿Se pueden reembolsar utilidades a la casa matriz? No. Eso hace al clima de negocios, al clima de inversión, lo del 'default' vino después", explicó Méndez. El diagnóstico es un calco del panorama en el interior desde hace años, con el agravante de los costos por flete, prohibitivos a raíz de las grandes distancias hasta los puntos de exportación y consumo masivo.
En Catamarca, manifestaciones del secretario general del sindicato de textiles, Jorge González, precipitaron la admisión de la crisis por parte del titular de la Unión Industrial de Catamarca (UICA), Raúl Colombo, y el propio ministro de Producción, Raúl Chico, quien no obstante subrayó que el Gobierno está en permanente contacto con el sector industrial. Lamentablemente, provincias que, como Catamarca, carecieron de políticas nacionales destinadas a reconvertir sus economías cuando había recursos para intentarlo, profundizarán en estas instancias su condición de últimos orejones del tarro. No es sensato esperar excesivos auxilios, por más sintonía política que haya con la Casa Rosada. En la caída del empleo que deviene la retracción en las inversiones industriales, lo que para Catamarca puede significar una catástrofe es en los despachos nacionales apenas una anécdota. La idea de generar empleo por fuera de la estructura estatal a través de la conformación de empresas que provean al propio Estado ha fracasado: el Estado anémico tiene dificultades para pagarles y debe subsidiar salarios muy deprimidos, sometido además a la presión de otros proveedores que exigen su tajada. La encerrona exige, antes que nada, admitir la magnitud y complejidad del problema sin subterfugios, para de ahí tratar de construir consensos políticos que incrementen las posibilidades en la pulseada nacional. En este sentido, los diputados nacionales catamarqueños que no firmaron un ambicioso proyecto de promoción de inversiones en el NOA-NEA presentado por legisladores del Frente para la Victoria, incluido el presidente de la Cámara baja, Julián Domínguez, comprometieron ayer su respaldo a la iniciativa. Por algo se empieza.