Los pingos ya están en la cancha, como dice la sabiduría popular. Que de elecciones sabe y mucho, más aún por estos pagos. Ahora les espera -y también a nosotros, los ciudadanos- una larga y tediosa campaña. Que seguramente tendrá sus microcomponentes, pero que en líneas generales ya se vislumbra por dónde y dentro de cuál discurso se moverán los candidatos.
Ahora todos están recorriendo el interior, sobre todo lugares pequeños dejando los más grandes e importantes para las dos últimas semanas, como la capital, por ejemplo. La actividad parlamentaria de Julio Martínez e Inés Brizuela y Doria les juega en contra al frente opositor, pero es algo que no descuidaron nunca y que les dio mucho respaldo a nivel nacional, algo muy importante cuando se es oposición en una provincia donde el oficialismo tiene casi una hegemonía absoluta en los cargos institucionales.
En cambio, ayer la dupla oficial tuvo ayer su primer encuentro “a solas y de visita” en la casa de Gustavo Minuzzi, luego del pulgar hacia abajo de la Casa Rosada. Felipe Alvarez no se olvidará más de la llamada que recibió de parte de Beder y luego el rápido diálogo que mantuvo con él en la Residencia Oficial, el mismo sábado que se anunció su candidatura. Tuvo el candor -y la honestidad- de reconocer que lo sorprendió el ofrecimiento, porque si bien él aspiraba a “algo” más que el ministerio que hoy tiene (un cargazo igual, sobre todo para quien arranca una carrera política) prefirió bajar el perfil cuando vio la embestida frontal que pegaba el intendente de Arauco.
Minuzzi les dijo ayer que sabía lo que arriesgaba cuando jugó así, pero ése es su estilo y aceptaba las consecuencias. Le jugaron varios factores en contra: el pedido a la Presidencia de su lugar en la lista de parte del kirchnerismo puro (léase lunismo), la dura negativa del Negro Yoma a encabezar una lista “opositora” si la dupla oficial era Madera-Minuzzi, porque Yoma hace mucho que lo conoce a Minuzzi (fue él quien le dio luz política –y fondos también– en el gobierno de Arnaudo) y sabía que el arauqueño les iba a hacer juntar los talones a todos los intendentes, y casi también a todos los diputados.
Pero también influyó –y esto fue lo que menos se comentó– el hecho de que si continuaba la campaña casi desmesurada de Minuzzi, éste quedaba como figura expectable para el 2015 (para el sillón de gobernador, entiéndase) y eso no le gusta a nadie, menos que menos a Beder, que lo veía a Minuzzi como un candidato autoimpuesto.
Por eso, la nueva fórmula, aunque se la pueda acusar de “desconocida, frágil, imberbe” le cierra bien a Beder. Bien, dentro de las limitaciones que hay dentro del oficialismo para conseguir y ofertar candidatos de envergadura, de volumen propio. Cosa que es como una tradición dentro del justicialismo, donde la figura del conductor, del caudillo, es prácticamente centrípeta y centrífuga al mismo tiempo.
Hoy aparece claramente que la estrategia oficial es apuntalar lo más que se pueda con gestión y acompañamiento de Beder y todo el gobierno, a la dupla oficial y al mismo tiempo, hacer todo lo posible para restarle votos a Martínez -Bordagaray. En este último plano juega la dupla Yoma-Díaz Bazán. También es buen negocio para Yoma porque sabe que contará con la adhesión (por debajo de la mesa, claro) de algunos intendentes y diputados. Piensa exhibir, luego de las elecciones, un caudal de votos “propio”, lo que le sostendrá el rating ante la clase política porteña, que en definitiva es donde se cocina la política “very grossa”, parafraseando a Cristina. Y en la provincia, también queda vivo. No hay que olvidar que Guillermito Galván juega acá y seguramente será una colectora suya a nivel provincial. Podrían captar al elector bederista pero antiCristina. Habrá que ver hasta qué punto el resto de la gente cree en el discurso antibeder, que se verán obligados a implementar si quieren ir más allá. El frente opositor está convencido de que la gente no se chupa más el dedo y que en realidad la salida de Yoma, hasta hace un rato muy amigo de Beder, sólo hace que los votos vayan a Martínez.
En todos lados hay optimismo. En el oficialismo dicen que la encuesta lanzada apenas conocidos los candidatos, subieron ocho puntos. En el frente opositor, dicen lo contrario: que Martínez subió cuando se alió con Bordagaray y que su ventaja es cada vez más amplia. Pero a partir de ahora, mejor después de las pseudo elecciones de agosto, las encuestas serán más finas, un poco más acercadas a la realidad. Hasta ahora las mediciones se hacen a través de telefonía fija, que es cada vez más reducida y que en líneas generales, responde gente mayor y de cierto nivel adquisitivo.
Prácticamente quedan afuera los cinturones de barrios más humildes que además ya aprendieron a responder a las encuestas para no decir lo que realmente piensan. También influye en el resultado la formulación de las preguntas, con las que se puede manejar la respuesta del entrevistado, sobre todo si este no tiene cierto nivel educativo y de información.
Ya se sabe, por ejemplo, que si pongo una lista de 20 candidatos, el entrevistado sólo se acordará de los dos o tres últimos, del primero nunca. También se puede preguntar por menos candidatos, omitiendo algunos deliberadamente, lo cual nos puede dar un panorama más “agradable” pero irreal. Atención candidatos, si no quieren tirar plata (la de ustedes y la nuestra) y tener una radiografía más certera, pidan ver las preguntas que se harán y pónganse en lugar del encuestado.